24 agosto 2010

DEL CORREO DEL BLOG

Piñera, Jelipillo, Chelís, Lapuente y Mexicana
Política cero
Jairo Calixto Albarrán
¿De dónde habrá sacado el mandatario chileno, Sebastián Piñera, que era buena idea romper con la bonita tradición del clásico del presidente conservador al que le valen gorro las grandes tragedias nacionales, le iba a producir buena prensa entre sus colegas? ¿Acaso creerá que, ante sus públicas preocupaciones por los mineros atrapados en Copiapo, serán tomadas como un acto de buena voluntad por Calderón, quien siempre llega mal y de malas a las tragedias del pueblo en éxtasis?
Qué inconciencia y falta de sensibilidad las de Piñera, al ir de inmediato al lugar del problema, hablar con los trabajadores atrapados, comprometerse con ellos a rescatarlos a como dé lugar sin escatimar recursos. Más aún tomando en cuenta que el rescate de los 33 trabajadores tomará cuatro meses.
Tendría que haber hecho, cual dictan los cánones del valemadrismo institucional, lo mismo que hizo el señor de Los Pinos, quien nunca se dio su vuelta por Pasta de Conchos, nunca peló el drama de la guardería ABC, y con muchísima dilación se dio su vuelta por Ciudad Juárez, nomás para que las cosas se pusieran peor.
De haber estado en los zapatos de Piñera, imagino a Jelipillo mandando al secretario del Trabajo, que se ha granjeado con sus acciones el cariño y el respeto de los working class heroes, para avisarles que como no han ido a laborar y como tampoco pueden pasar por su liquidación por estar atrapados a cientos de metros bajo tierra, han perdido sus derechos en Conciliación y Arbitraje.
¡Cómo estará la cosa que Lozano ya está consiguiendo que los pilotos y sobrecargos prácticamente paguen por trabajar en Mexicana! Claro, no sé si a 8 mil metros de altura sea buena idea tener sobreexplotado al proletariado del aire.
Ahí sí el Preciso requiere de personajes en su gabinetillo con un poco más de glamour y carisma para que se presenten ante la opinión pública. Gente como el Chelís, quien, además, está desempleado y que con su estilo muy particular podría devolverle a los mexicanos algo de la fe perdida en los comunicados oficiales. Criaturas, por ejemplo, de la estatura moral de Manuel Lapuente, quien, si es capaz de sostener que el América tiene el ataque del Barcelona y la defensa del Inter de Milán, podría defender con astucia las fiestas del Bicentenario, la narcoguerra y la proliferación de ninis (jóvenes que ni estudian ni trabajan, ni aunque quisieran) en esta administración, de la misma manera que explica el pobre 1-0 ante el avasallador trabuco del Querétaro: “Ahora metimos uno y ganamos: eso es contundencia, corta, pero contundencia al final”.
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