28 agosto 2021

Antifaces y personajes ocultos


Antifaces y personajes ocultos

 

Lo más famoso del carnaval veneciano son sus disfraces y máscaras, y aunque con algunas intermitencias, hace diez siglos que se celebra, siendo hoy imagen inequívoca y prestigiosa de Venecia, en todo el mundo. Hoy, queridos lectores, no voy a invitarlos a un carnaval en Venecia, pero sí voy a narrarles una historia en la que los antifaces y las personalidades ocultas son los protagonistas.

 


Hoy, 28 de agosto, se cumplen 11 años de que la aerolínea más antigua del país dejara de volar: Compañía Mexicana de Aviación. Así de ambiguo “dejara de volar”. Y es que no puedo decir que fue liquidada, quebrada o desaparecida, porque nada de eso ha pasado. La decisión de que fuera “bajada de vuelo”  la tomo el propio Poder Ejecutivo, encabezado entonces por Felipe de Jesús Calderón Hinojosa; decisión que fue ejecutada por los Secretarios de Estado Juan Molinar Horcasitas al frente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y Javier Lozano Alarcón entonces titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. El disfraz legal tiene un nombre: venta entre particulares de las acciones de Nuevo Grupo Aeronáutico, por la cantidad de mil pesos, entre Grupo Posadas y Tenedora K. Una semana después, Mexicana de Aviación dejó de surcar los cielos, dejando trunca e inconclusa una historia que llevaba 89 años escribiéndose.

 




Seguramente es una idea que han leído muchas veces, palabras más, palabras menos. Pero, ¿qué hay detrás del párrafo anterior?, pues un verdadero carnaval veneciano con disfraces, máscaras y antifaces. Una historia completa de entramados, farsas, pagos de favores, corruptelas de todo tipo, intrigas y amenazas. Precisamente una amenaza fue la que Juan Molinar Horcasitas había proferido un año antes en las oficinas de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Corría el mes de junio de 2009, estábamos saliendo de la pandemia provocada por el virus AH1N1; el titular de la SCT citó a los dirigentes de los sindicatos que tenían contratación colectiva con las dos principales aerolíneas del país: Mexicana de Aviación y Aeroméxico, para “anunciarles” que el mercado aeronáutico no tenía cabida para dos aerolíneas bandera y que una debería desaparecer.

 


Tal anuncio fue tomando con reservas y mucho escepticismo. Era difícil creer que un gobierno estuviera jugando sus cartas de una forma tan cínica. Además, Mexicana de Aviación tenía finanzas sanas gracias a la adquisición de un crédito recién contratado con Bancomext; en cambio los números de su competidor Aeroméxico estaban en rojo. Por lo tanto, entre los representantes de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), no hubo duda de que la quiebra aparecía en el horizonte de la aerolínea del Caballero Águila.

 

Sin embargo, todo era una contradanza perversamente planeada unos años atrás, desde las entrañas mismas de los gobiernos panistas. Al centro figuró Andrés Conesa Labastida, quien había portado el antifaz de Director de Cintra, pero una vez que Gastón Azcárraga compró Mexicana de Aviación en 2005, cambió de antifaz y se puso el de Director de Aeroméxico. ¿Conflicto de intereses? Para nada, por eso se usan máscaras.

 


La segunda parte de esa danza macabra sucedió dos años después, en 2007 cuando Aeroméxico fue comprada, ya bajo el gobierno de Calderón, por un  personaje con el antifaz de propietario de Banamex, José Luis Barraza, que al mismo tiempo usaba la máscara de miembro del Consejo Coordinador Empresarial. Como usaba ambos de manera indistinta, la autoridad nunca se percató que el banco que estaba impedido de adquirir Aeroméxico por ser parte de la panza del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBABROA), del cual el mismo José Luis Barraza se vio beneficiado.

 


Eso en el escenario, pero tras bambalinas también pasaban cosas, y ningún dato es menor. Fuera de los reflectores encontramos a otro personaje, este llamado Javier Arrigunaga Gómez del Campo, que usó tres antifaces muy significativos: uno como primo de Margarita Zavala, que en ese momento era la “primera dama” del país; también usaba otro muy colorido por ser Presidente del Consejo de Administración de Aeroméxico, y que le quedaba muy bien pues era de la misma medida de otro antifaz que había usado un poco  tiempo atrás: el de Banamex. Así es querido lector, el mismo banco que había adquirido la aerolínea del Caballero Águila.

 


Y hay que decirlo, la salida de Banamex de Javier Arrigunaga se dio en medio de un escándalo de fraude por más de 400 millones de dólares de la empresa Oceanografía, tal y como se puede consultar en el portal de noticias de Aristegui, con fecha del 3 de octubre del 2014.

 


Nada es casualidad; todo sucede aprovechando las vueltas y piruetas que marca el momento de detentar el poder político. No es casualidad que este enmascarado primo haya llegado a Aeroméxico, pues ya desde antes, bajo la capa de “accionistas minoritarios” estaban instalados los hermanos Zavala Gómez del Campo, hermanos de Margarita que, a la postre serían el fiel de una balanza que terminó inclinándose a favor de la línea aérea ya comandada por Andrés Conesa.

 

Y es que “el compromiso” de Gastón Azcárraga (ya dueño de Mexicana de Aviación) era con Vicente Fox, y su sexenio había terminado. Azcárraga fue premiado por el presidente del cambio porque el hotel Fiesta Americana Reforma fue la casa de transición que usó el guanajuatense antes de asumir el poder en diciembre de 2000. Ya en otras columnas de este mismo espacio he detallado que la cantidad de 165 millones de dólares, fue lo que “pagó” Gastón por adquirir la aerolínea más antigua del país y una de las más importantes, cuyo costo era muchas veces más alto (más de mil millones de dólares su costo real). Una especie de caravana cortés, de los enmascarados danzantes.

 


¿A quién encontramos detrás del antifaz que usó Gastón Azcárraga? En ese momento era el presidente de Grupo Posadas, el grupo hotelero fundado por su padre Gastón Azcárraga Tamayo, sobrino de Emilio Azcárraga Vidaurreta y primo de “El Tigre” Emilio Azcárraga Milmo, conocidos empresarios de telecomunicación del país. O sea que Azcárraga Andrade es primo de Azcárraga Jean. Familia conocida por ser “soldados del PRI”.

 

Desde su fundación en 1967, Grupo Posadas pasó por una serie de cambios de razón social, hasta que en el año de 1992 con el apoyo del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, entraron a cotizar a la Bolsa Mexicana de Valores. Sólo como dato anecdótico diré que justo en ese momento Grupo Posadas tenía como  Director de Financiamiento y relación con Inversionistas nada más y nada menos que a Gerardo De Prevoisin, que con anterioridad también había usado el antifaz de Director de Aeroméxico, máscara que tuvo que dejar al ser declarado penalmente responsable de un fraude millonario en contra de esa compañía en el año 1994, justo en el cambio de sexenio. Pero como experto en estas danzas de millones, este personaje jamás pisó la cárcel y como suele suceder, se encuentra libre después de siete años de litigio y el pago de una fianza de más de 271 millones de pesos.

 


Pero eso, como dije, es solo una anécdota. Después de que Grupo Posadas adquirió a Mexicana de Aviación en 2006, el grupo hotelero empezó a crecer de manera exponencial. No dudaron ni un segundo en hacer uso de todas las artes fiscales, financieras y bursátiles para hacer magia negra con la aritmética, y desviar las ganancias de la aerolínea a sus hoteles y cargar las pérdidas de su grupo hotelero a la aerolínea. Parte fundamental de esa ingeniería mercantil del boyante “empresario mexicano”, era la abaratar al máximo los costos de línea aérea para cambiar su estatus de línea bandera a un esquema de “bajo costo”, como las nacientes Volaris, Interjet y VivaAerobus, iniciando desde su llegada convenios de ahorro (reducción de prestaciones) con diferentes grupos de trabajadores.

 

Sus planes fructificaban, y todo parecía ir viento en popa, hasta que en febrero de 2007 se topó con los sobrecargos, quienes decidieron dar la batalla por conservar su Contrato Colectivo de Trabajo. No por rijosidad, sino porque consideraban que “ya habían cooperado con el dueño” en 2005, antes de la compra de la empresa, al ceder su jubilación para aquellos sobrecargos contratados después de 1989. Creímos firmemente que ceder a un nuevo “convenio de ahorros” aportar doble a la empresa era injusto e inequitativo con el resto de los trabajadores (de otras áreas) que sólo habían aportado una vez.

 


Aquí nuestro baile de máscaras se divide en varias pistas simultáneas. Por un lado los sobrecargos optaron por dirimir esta situación en tribunales. No se amilanaron cuando Mexicana de Aviación interpuso una demanda de Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica. Al mismo tiempo, y en medio de la pandemia de AH1N1, la empresa optó por tomar un crédito con el pretexto de “subsanar los estragos de la pandemia”. Hoy sabemos que ese capital, lejos en entrar a Mexicana de Aviación, se fue a su grupo hotelero, tal y como se puede constatar en la nota elaborada para el periódico El Financiero por Zenzayen Flores de fecha 6 de marzo de 2014, cuya cabeza dice “Azcárraga desvió 110 mdp de Mexicana a Grupo Posadas: PGR”

 

Gastón Azcárraga Andrade dejó el salón de baile, y todos los antifaces hasta ese momento utilizados, y optó por usar uno diferente: el de “vivo en la ciudad de Nueva York, en un lujoso departamento de Manhattan”. Aunque los gobiernos anteriores aseguraron que se había solicitado la expedición de la ficha roja para que lo buscara la Interpol, eso nunca sucedió. Sus abogados en México siguen tirando uno a uno todos los tibios intentos por conseguir una orden de aprehensión. Gastón Azcárraga Andrade usa el mismo antifaz que el resto de personajes que hoy he mencionado: la máscara de la impunidad.

Caretas de sobrinos. Así como Andrés Conesa Labastida tiene "la fortuna" de ser sobrino de Francisco Labastida, político mexicano y ex candidato a la presidencia del país, otro personaje que cambia de caretas y disfraces es Emilio Romano Mussalisobrino de Carmen Romano, quien fuera la primera dama, entonces casada con José López Portillo, lo cual le abrió las puertas para ser, director de Mexicana de Aviación y quien justo antes de la debacle, cambiara de careta. Se vistió de “invisibilidad” y no fue sino hasta el 2014 que tomó la dirección de la presidencia en México del “Bank of America Merry Lych", ahora interesados en comprar deuda de la empresa del Caballero Águila. Un común denominador entre varios de estos personajes, muchos vienen de la Escuela Libre de Derecho. 

 


La danza no acaba ahí. Grupo Posadas argumenta que vendió las acciones de Mexicana de Aviación y que no tiene ninguna responsabilidad. Pero ¿a quién le vendieron esas acciones? Fue a Grupo Industrial Omega, de Jorge Gastélum Miranda, que de forma exprés creó a “Tenedora K” junto con grupo Arizan, ¿y qué relación tiene con los Azcárraga Andrade?, en recientes fechas, para ser preciso, marzo de este año, Jorge Gastélum ha incursionado también al negocio hotelero, con su grupo Tantum Business acaba de adquirir un predio de 3 mil hectáreas en bahía San Bruno, ubicada al norte de la Ciudad de Loreto, en Baja California Sur.

 


Lo anterior no llamaría la atención, pero en la Riviera Nayarit acaba de adquirir un predio de más de 22 hectáreas, en las que piensa invertir cerca de 320 millones de dólares para levantar en dicho lugar dos hoteles con capacidad de 800 habitaciones y 300 villas, ¿Y quién va a operar dicho proyecto? ¡Correcto!, Grupo Posadas. Sí amable lector, leyó usted bien, Grupo Posadas ahora encabezado por el hermano de Gastón, José Carlos Azcárraga Andrade, y los arquitectos mexicanos AoMa y Módica Ledezma, junto con otro terreno de 500 hectáreas en Los Cabos.

 

Han pasado 11 años desde “la bajada de vuelo de Mexicana de Aviación”, y Grupo Posadas hoy usa un nuevo antifaz. Ha solicitado de manera voluntaria “acogerse al Capítulo 11” de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos de Norteamérica, poniendo en “prenda” 10 de sus hoteles. Casualmente lo hacen después de que el pasado 12 de julio la Asociación de Jubilados, Trabajadores y Extrabajadores de la Aviación Mexicana (AJTEAM) anunció que pretende acciones legales por lo que le debe Grupo Posadas a Mexicana de Aviación.

 

A 11 años debo insistir en que la debacle de la aerolínea no fue por “culpa de los trabajadores”, narrativa que Gastón trató de imponer en los medios, respaldado por la administración de Calderón a través de su elocuente vocero Javier Lozano, dejando de lado su función de salvaguardar los derechos laborales de los trabajadores.

 


Hoy llegamos a un “aniversario” más, sin soluciones reales; los culpables han estado todo el tiempo al alcance de la mano de la actual administración. Sí, tenemos promesas en el aire, planes que no terminan de aterrizar, propuestas diversas, pero que a la postre no llegan a ningún lado. Un antifaz mediático que  “anuncia” una nueva aerolínea, pero que no podrá usar el nombre de Mexicana, ni lo que queda de su patrimonio. Se habla de la creación de una cooperativa híbrida, pero con dueño accionista, que tendrá apoyo del gobierno a través de un préstamo de su Banco del Bienestar.

 

Existe la promesa de darle trabajo a los “desempleados” de Mexicana, pero no se habla de las liquidaciones ni de la forma de finiquitarlos con lo que por ley les corresponde. Si no se actúa con cuidado y pulcritud se vislumbra un galimatías más dañino que benéfico: meter a los trabajadores en un nuevo limbo legal, antes de sacarlos de uno en el que estamos desde hace 11 años.

 

 ¿Vamos por más?, Ese era el nombre (sin signos de interrogación) de uno de los aviones de Mexicana de Aviación. No, espero que no. No quiero que los trabajadores sigamos mendigando justicia y se nos obligue a agradecer las migajas que se alcanzan a caer de la mesa de un grupo de personajes que cambian y cambian de antifaces, pero nadie los molesta ni les toca un pelo.

 

Ximena Garmendia

28 de agosto 2021