Semana
Santa y la recuperación del mercado aéreo
“El
fin justifica los medios”. No vamos a discutir aquí si la frase es de
Maquiavelo o de Napoleón Bonaparte. Por ahora solo nos interesa su significado:
que cuando el objetivo final es importante, cualquier medio para lograrlo es
válido. En la aviación, la Semana Santa es una de las mejores épocas, y en
vista de lo alicaído del mercado por el tema de la pandemia del SARS-Cov-2, se
vuelve un empuje más que necesario.
Pero una
pregunta surge en mi cabeza: ¿a qué precio? En este y otros espacios he hablado
largo y tendido de las actuales condiciones laborales de los trabajadores de la
industria aeronáutica. Hemos escuchado, escrito y leído sobre términos como
Concurso Mercantil, Capítulo 11, reestructuración, e incluso Demanda por
Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica. Las empresas dentro de la
industria han zanjado acuerdos de una u otra manera con sus empleados,
obteniendo diversos tipos de recortes al gasto operativo, supuestamente
inevitables.
Sin
embargo, todo parecía que se quedaba a nivel laboral, salarios recortados,
eliminación de ciertas prestaciones, pagos diferidos en algunos casos, y un
largo etcétera.
Con la
llegada de estas fechas, coloquialmente llamados “días santos”, una luz de
esperanza flota en la atmósfera, porque los vuelos se van llenando de pasajeros
y eso se traduce en entradas de capital que permitirían dejar de recortar derechos
laborales.
Sin
duda un panorama “esperanzador”, pero… (sí, hay un “gran pero”) en el caso de
la empresa del caballero Águila, su cuerpo directivo parecer ser ciego, torpe y
sordomudo, pues en plena semana vacacional ha recortado las sanitizaciones a
los aviones. Dicha información me ha llegado por vías distintas, las he cruzado
y he obtenido información atemorizante, por decirlo de alguna manera suave. Las
vidas de los pasajeros y trabajadores, es lo que menos les importa a quienes
dirigen la empresa que hoy se ostenta como aerolínea bandera.
Es de
una brutalidad enorme llevar a cabo estos recortes a la sanitización de las
aeronaves, argumentando que representan un alto costo en plena reestructura de
la empresa. Se les ha informado a los trabajadores que la sanitización se
llevará en “diferentes etapas del vuelo”, esto es, proporcionarle al pasajero
una botellita del alcohol gel y nada más.
El
desconcierto con los trabajadores es tal, que cada vez que la empresa busca
pararse el cuello por sus excelentes protocolos en cuanto al tema del Covid,
los trabajadores denuncian en redes sociales, y con temor a ser despedidos, que
han acudido enfermos, que incluso no hay ni papel ni jabón ni agua en los
baños, elementos necesarios para frenar la pandemia. Una higiene adecuada puede
ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Pero
empeñados en continuar con su reestructuración, los directivos implementan o
más bien, dejan de implementar medidas tan necesarias como la sanitización de
los equipos de vuelo, en aras de ahorrarse unos cuantos pesos.
Todos
hemos visto en los últimos días las imágenes de los aeropuertos del país
atestados de pasajeros. Si bien es cierto que se procura mantener una sana
distancia, y que podemos decir que no están en un espacio totalmente cerrado y
que la altura de los techos de las terminales ayuda muchísimo, no podemos decir
los mismo al interior del avión, donde no hay manera de no estar encerrado
junto a otros 150 pasajeros; la cosa se complica.
Si a
este coctel sumamos a la gente irresponsable que miente (omite información
valiosa) para poder irse a la playa de vacaciones, y agregamos al personal mal
entrenado, mal pagado y con sobrecarga de trabajo, es momento de ir pensando en
que la “tercera ola” viene y con una peor intensidad. Y todo se verá reflejado
en un bajón más en el crecimiento que se venía dando en la industria aérea, afectando
todavía más los derechos laborales y la calidad de vida de los trabajadores.
Además
de prácticos, tenemos que ser inteligentes. Todos añoramos con desesperación la
que era nuestra vida normal. “Un año” se dice rapidísimo; en menos de un
segundo expresamos esas cinco letras, pero no pasan así de rápido 365 noches en
vela por la angustia e incertidumbre que genera una pandemia inusitada como la
que nos está tocando vivir. Sí, ya tenemos “vacunas”, pero no son la cura. No
genera inmunidad inmediatamente, necesitan pasar semanas después de aplicado el
refuerzo. Dejar de sanitizar equipos, como lo está haciendo Aeroméxico es un
“exceso de confianza”, y eso en la aviación, es un “pecado mortal”.
No,
estimados lectores, ese fin no justifica los medios.
Ximena Garmendia
28 de marzo 2021