14 febrero 2021

La huelga de Interjet

 

La huelga de Interjet

Hoy más que nunca es imperante saber por qué la aerolínea Interjet está en huelga; para ello debemos hacer un viaje en el tiempo, así que les recomiendo se pongan cómodos y me acompañen en esta travesía.



El tema debe subrayarse, porque después pasa que en el imaginario popular, la gente cree que hay empresas que cayeron en desgracia por culpa de una huelga. Ustedes pregunten, y la mayoría de las personas creen que es el caso de Mexicana de Aviación; y esto no es cierto, la empresa fue arteramente bajada de vuelo por las autoridades para solapar el fraude de un empresario. Jamás los trabajadores estallaron una huelga.

Regresando al tema de Interjet, he de señalar que su crisis viene aproximadamente dos años antes de la pandemia por Sars-Cov-2. Sin lugar a dudas su situación financiera es consecuencia de las decisiones de sus dueños, los Alemán, quienes anunciaron que ponían la empresa a la venta en noviembre de 2018, pero que en 2019 optaron por cambiar de director.

Desde su fundación, en el año de 2005, el director de la compañía fue José Luis Garza, y el cambio parecía obedecer a que en el año 2018 la empresa registró pérdidas por $979.8 millones de pesos, en tan sólo en un trimestre. Anunciaron con bombo y platillos el arribo de William Shaw, un experimentado CEO en diversas compañías aeronáuticas y con vasta experiencia en el mercado de las “bajo costeras”.

Esto sin olvidar que desde 2018, a la empresa del caballero Águila se le metió entre ceja y oreja que su “competidor más cercano” era Interjet y buscaba aniquilarlo. El método usado por Aeroméxico para mermar a su competencia fue simple pero eficaz, y gracias al sindicato de sobrecargos ASSA (Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México), un representante sindical se apersonó durante las temporadas altas en la Terminal Uno (T1) del aeropuerto capitalino para “invitar” a los sobrecargos a dejar tirados sus vuelos (esto es, a no presentarse al vuelo sin que les importaran las consecuencias que estos actos conllevan: cancelaciones, demoras, etc.) y que mejor fueran al sindicato, para que de forma exprés les dieran entrada en la aerolínea del caballero Águila.

Es fácil adivinar el resultado de esa estrategia; por dos años Interjet sufrió una desbandada de sobrecargos que le traían dos problemas inmediatos: las demoras y cancelaciones, así como el tener que contratar personal nuevo e inexperto, con los consecuentes gastos de adiestramiento, uniformes, y un largo etc.

A todo este caldo de cultivo hay que sumarle la decisión tomada por la administración de Interjet de comprar equipos Sukhoi Superjet 100-95B (SSJ100); para unos representa el equipo que estuvo dando servicio hasta los últimos días de actividades de la Aerolínea; para otros, fue la tumba de Interjet, que no tenía por qué dejar a los equipos Airbus de lado.

Y si todo lo anterior no fuera ya suficiente para “liarla parda” (dirían los españoles), en mayo de 2019, Interjet solicitó un préstamo a Bancomext por 150 millones de dólares. En los bajos mundos de la aviación hubo quienes afirmaban que era “un rescate disfrazado de la 4T”, otros señalaban que era para que los Alemán pudieran terminar de comprar una radiofónica, y algunos más dijeron que era para pagarle a Cabal Peniche, quien supuestamente iba a invertir 150 millones de dólares.

Con ese escenario llegamos al fatídico 2020. Por muchos meses la empresa trató de salir a flote, pero las deudas se la iban comiendo cada vez más; al ver disminuidas las operaciones, era obvio que la bomba de tiempo estallaría en cualquier momento.

Para no mancharse las manos, los Alemán hicieron un cambio en “la mesa de accionistas” y pusieron a los Del Valle, padre e hijo, a dar la cara con el discurso de que serían ellos los que afrontarían los retos para sacar avante a la aerolínea. Hoy sabemos que el Pleno de la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) impuso una multa de 955 mil 680 pesos a Interjet, así como a la compañía HBC Internacional, propiedad de los Del Valle (padre e hijo como accionistas, e hija como única administradora) por no notificar a tiempo la concentración de recursos entre ambas y por tanto violar lo establecido en la Ley Federal de Competencia Económica. ¿Se les habrá olvidado dar el aviso?, ¿También habrán olvidado avisarle a la SCT, al SAT, a ASA?

Sin embargo, cuando estos personajes hacen su aparición en la puesta en escena, ya comenzaban los adeudos con su personal, los “no-pagos” empezaron a acumularse y la desesperación hizo mella en los trabajadores. Este grupo, a pesar de todo, fueron los que, en aras de continuar manteniendo su fuente de empleo, estuvieron trabajando sin salario por meses, dando lo mejor de sí, hasta donde les fue humanamente posible.

Estoy segura de que ustedes, como yo, nos hacemos las mismas preguntas: ¿y dónde estuvieron las autoridades todo este tiempo?, ¿dónde estuvo la Secretaría de Comunicaciones y Transportes?, ¿sabía que parte del trabajo de la SCT es realizar de manera anual una auditoria a las concesiones, en este caso a Interjet?, ¿por qué permitió el gobierno que la empresa dejara de pagarle al SENEAM? (es quien brinda los servicios de aeronavegación), ¿dónde estuvo la Secretaría de Trabajo y Previsión Social cuando la empresa dejó de pagarle al Fonacot, dependencia que valga la redundancia depende de la STPS?, ¿por qué se permitió dejar de pagar IMSS, Infonavit, ISR? ¿y la deuda por pago de turbosina y servicios aeroportuarios a ASA?, y así me podría seguir.

De esta forma llegamos al 18 de diciembre, día en que a través de un correo electrónico la empresa informó a sus trabajadores que hasta el 31 de diciembre dejarían de prestar servicio de aero-transportación a sus usuarios, poniendo en una lista los números de vuelos, y los días a cancelar.

Evidentemente los trabajadores tuvieron que asumir la responsabilidad de dar la cara a los pasajeros, y hacer malabares para explicarle a un furioso monstruo de mil cabezas alguna razón lógica y creíble que hiciera inteligible una decisión inverosímil: que simplemente los dueños de Interjet, de manera unilateral tomaron la decisión de ya no operar ningún vuelo.

Ante este panorama los trabajadores, que llevaban meses sin cobrar su salario, con el miedo justificado de algunos a perder el techo donde viven, por la falta de pagos de la empresa al Infonavit, presionaron a su sindicato a tomar medidas al respecto; la propuesta de estallar la huelga llevaba meses en la mesa, pero su fecha de estallamiento se prorrogó en varias ocasiones, por el deseo de los trabajadores de seguir sacando adelante a su empresa.

20 días después de que la patronal dijo “no volamos”, los trabajadores optaron por estallar de una buena vez la huelga, en una empresa que ya no estaban operando los vuelos, con la única finalidad de salvaguardar los pocos bienes de la empresa y hacer que las autoridades voltearan a verlos.

Sin embargo, para decepción de los trabajadores, la autoridad laboral admitió el argumento interpuesto por la empresa de que cuando se estalló la huelga “no lo hicieron todos al mismo tiempo…” (y tomados de la mano entonando Cumbayá), así que nuestras autoridades, tan competentes, sugirieron que a más de un mes del estallamiento, se haga un nuevo “recuento”, para ver sí los trabajadores están de acuerdo o no con la huelga, y entonces estar en condiciones de declararla “válida o inválida”.

Mientras los trabajadores siguen perdiendo tiempo y vida, a los dueños y a las autoridades parece no molestarles en absoluto todo lo que se pierde con la salida de Interjet del mercado nacional. Hace unos días American Airlines anunció nuevas llegadas a Mérida y Cancún, en lo que ellos llaman sin empacho “la conquista del sureste mexicano”.

Como lo he explicado en diversos videoblogs, tanto en Facebook como en la plataforma de videos YouTube, hay varias salidas dignas para el caso de la empresa Interjet, el chiste es que los involucrados quieran y tengan la altura de miras para resolverlo. Y si mi punto de vista es erróneo o incompleto, ya va siendo hora de que el debate suba a la palestra.

No podemos quedarnos cruzados de brazos dejando que en el imaginario colectivo, una vez más, seamos los trabajadores los que carguemos con el muertito de las quiebras de las empresas, además de llevar la peor parte en términos económicos, mientras los dueños, con el beneplácito de los gobernantes, no se despeinan en absoluto.  

Ximena Garmendia

14 de febrero 2021

 

Les dejo unas imágenes de los adeudos que al día de hoy tiene Interjet