La
huelga de Interjet
Hoy
más que nunca es imperante saber por qué la aerolínea Interjet está en huelga;
para ello debemos hacer un viaje en el tiempo, así que les recomiendo se pongan
cómodos y me acompañen en esta travesía.
El
tema debe subrayarse, porque después pasa que en el imaginario popular, la
gente cree que hay empresas que cayeron en desgracia por culpa de una huelga.
Ustedes pregunten, y la mayoría de las personas creen que es el caso de Mexicana
de Aviación; y esto no es cierto, la empresa fue arteramente bajada de vuelo
por las autoridades para solapar el fraude de un empresario. Jamás los
trabajadores estallaron una huelga.
Regresando
al tema de Interjet, he de señalar que su crisis viene aproximadamente dos años
antes de la pandemia por Sars-Cov-2. Sin lugar a dudas su situación financiera
es consecuencia de las decisiones de sus dueños, los Alemán, quienes anunciaron
que ponían la empresa a la venta en noviembre de 2018, pero que en 2019 optaron
por cambiar de director.
Desde
su fundación, en el año de 2005, el director de la compañía fue José Luis
Garza, y el cambio parecía obedecer a que en el año 2018 la empresa registró pérdidas
por $979.8 millones de pesos, en tan sólo en un trimestre. Anunciaron con bombo
y platillos el arribo de William Shaw, un experimentado CEO en diversas
compañías aeronáuticas y con vasta experiencia en el mercado de las “bajo
costeras”.
Esto
sin olvidar que desde 2018, a la empresa del caballero Águila se le metió entre
ceja y oreja que su “competidor más cercano” era Interjet y buscaba
aniquilarlo. El método usado por Aeroméxico para mermar a su competencia fue
simple pero eficaz, y gracias al sindicato de sobrecargos ASSA (Asociación
Sindical de Sobrecargos de Aviación de México), un representante sindical se
apersonó durante las temporadas altas en la Terminal Uno (T1) del aeropuerto
capitalino para “invitar” a los sobrecargos a dejar tirados sus vuelos (esto
es, a no presentarse al vuelo sin que les importaran las consecuencias que
estos actos conllevan: cancelaciones, demoras, etc.) y que mejor fueran al
sindicato, para que de forma exprés les dieran entrada en la aerolínea del
caballero Águila.
Es
fácil adivinar el resultado de esa estrategia; por dos años Interjet sufrió una
desbandada de sobrecargos que le traían dos problemas inmediatos: las demoras y
cancelaciones, así como el tener que contratar personal nuevo e inexperto, con
los consecuentes gastos de adiestramiento, uniformes, y un largo etc.
A
todo este caldo de cultivo hay que sumarle la decisión tomada por la
administración de Interjet de comprar equipos Sukhoi Superjet 100-95B (SSJ100);
para unos representa el equipo que estuvo dando servicio hasta los últimos días
de actividades de la Aerolínea; para otros, fue la tumba de Interjet, que no
tenía por qué dejar a los equipos Airbus de lado.
Y
si todo lo anterior no fuera ya suficiente para “liarla parda” (dirían los
españoles), en mayo de 2019, Interjet solicitó un préstamo a Bancomext por 150
millones de dólares. En los bajos mundos de la aviación hubo quienes afirmaban
que era “un rescate disfrazado de la 4T”, otros señalaban que era para que los
Alemán pudieran terminar de comprar una radiofónica, y algunos más dijeron que
era para pagarle a Cabal Peniche, quien supuestamente iba a invertir 150
millones de dólares.
Con
ese escenario llegamos al fatídico 2020. Por muchos meses la empresa trató de
salir a flote, pero las deudas se la iban comiendo cada vez más; al ver
disminuidas las operaciones, era obvio que la bomba de tiempo estallaría en
cualquier momento.
Para
no mancharse las manos, los Alemán hicieron un cambio en “la mesa de
accionistas” y pusieron a los Del Valle, padre e hijo, a dar la cara con el
discurso de que serían ellos los que afrontarían los retos para sacar avante a
la aerolínea. Hoy sabemos que el Pleno de la Comisión Federal de Competencia
Económica (COFECE) impuso una multa de 955 mil 680 pesos a Interjet, así como a
la compañía HBC Internacional, propiedad de los Del Valle (padre e hijo como
accionistas, e hija como única administradora) por no notificar a tiempo la
concentración de recursos entre ambas y por tanto violar lo establecido en la
Ley Federal de Competencia Económica. ¿Se les habrá olvidado dar el aviso?,
¿También habrán olvidado avisarle a la SCT, al SAT, a ASA?
Sin
embargo, cuando estos personajes hacen su aparición en la puesta en escena, ya
comenzaban los adeudos con su personal, los “no-pagos” empezaron a acumularse y
la desesperación hizo mella en los trabajadores. Este grupo, a pesar de todo,
fueron los que, en aras de continuar manteniendo su fuente de empleo,
estuvieron trabajando sin salario por meses, dando lo mejor de sí, hasta donde
les fue humanamente posible.
Estoy
segura de que ustedes, como yo, nos hacemos las mismas preguntas: ¿y dónde
estuvieron las autoridades todo este tiempo?, ¿dónde estuvo la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes?, ¿sabía que parte del trabajo de la SCT es
realizar de manera anual una auditoria a las concesiones, en este caso a Interjet?,
¿por qué permitió el gobierno que la empresa dejara de pagarle al SENEAM? (es
quien brinda los servicios de aeronavegación), ¿dónde estuvo la Secretaría de
Trabajo y Previsión Social cuando la empresa dejó de pagarle al Fonacot,
dependencia que valga la redundancia depende de la STPS?, ¿por qué se permitió
dejar de pagar IMSS, Infonavit, ISR? ¿y la deuda por pago de turbosina y
servicios aeroportuarios a ASA?, y así me podría seguir.
De
esta forma llegamos al 18 de diciembre, día en que a través de un correo
electrónico la empresa informó a sus trabajadores que hasta el 31 de diciembre
dejarían de prestar servicio de aero-transportación a sus usuarios, poniendo en
una lista los números de vuelos, y los días a cancelar.
Evidentemente
los trabajadores tuvieron que asumir la responsabilidad de dar la cara a los
pasajeros, y hacer malabares para explicarle a un furioso monstruo de mil
cabezas alguna razón lógica y creíble que hiciera inteligible una decisión
inverosímil: que simplemente los dueños de Interjet, de manera unilateral
tomaron la decisión de ya no operar ningún vuelo.
Ante
este panorama los trabajadores, que llevaban meses sin cobrar su salario, con
el miedo justificado de algunos a perder el techo donde viven, por la falta de
pagos de la empresa al Infonavit, presionaron a su sindicato a tomar medidas al
respecto; la propuesta de estallar la huelga llevaba meses en la mesa, pero su fecha
de estallamiento se prorrogó en varias ocasiones, por el deseo de los
trabajadores de seguir sacando adelante a su empresa.
20
días después de que la patronal dijo “no volamos”, los trabajadores optaron por
estallar de una buena vez la huelga, en una empresa que ya no estaban operando
los vuelos, con la única finalidad de salvaguardar los pocos bienes de la
empresa y hacer que las autoridades voltearan a verlos.
Sin
embargo, para decepción de los trabajadores, la autoridad laboral admitió el
argumento interpuesto por la empresa de que cuando se estalló la huelga “no lo
hicieron todos al mismo tiempo…” (y tomados de la mano entonando Cumbayá), así
que nuestras autoridades, tan competentes, sugirieron que a más de un mes del
estallamiento, se haga un nuevo “recuento”, para ver sí los trabajadores están
de acuerdo o no con la huelga, y entonces estar en condiciones de declararla “válida
o inválida”.
Mientras
los trabajadores siguen perdiendo tiempo y vida, a los dueños y a las
autoridades parece no molestarles en absoluto todo lo que se pierde con la
salida de Interjet del mercado nacional. Hace unos días American Airlines
anunció nuevas llegadas a Mérida y Cancún, en lo que ellos llaman sin empacho “la
conquista del sureste mexicano”.
Como
lo he explicado en diversos videoblogs, tanto en Facebook como en la plataforma
de videos YouTube, hay varias salidas dignas para el caso de la empresa
Interjet, el chiste es que los involucrados quieran y tengan la altura de miras
para resolverlo. Y si mi punto de vista es erróneo o incompleto, ya va siendo
hora de que el debate suba a la palestra.
No
podemos quedarnos cruzados de brazos dejando que en el imaginario colectivo,
una vez más, seamos los trabajadores los que carguemos con el muertito de las
quiebras de las empresas, además de llevar la peor parte en términos
económicos, mientras los dueños, con el beneplácito de los gobernantes, no se
despeinan en absoluto.
Ximena
Garmendia
14 de febrero
2021
Les dejo unas imágenes de los adeudos que
al día de hoy tiene Interjet