26 junio 2022

Hacen falta estudios médicos en el personal aeronáutico

 

Hacen falta estudios médicos en el personal aeronáutico

En columnas pasadas hemos tocado el tema de la salud mental y va de la mano con el tema que hoy quiero abordar: la falta de estudios que al respecto tiene la propia industria aeronáutica. Sabemos que el origen de los sindicatos en general, y concretamente los de aviación, tienen como  piedra angular la defensa de los derechos del trabajador, entre ellos el derecho a que exista y se procure un sano equilibrio entre la vida laboral y la personal; a este rubro le podemos nombrar con el término “calidad de vida”.



Este tema aplica evidentemente para todos los trabajos dentro de la cadena de producción, sin embargo usaremos de ejemplo el caso de los sobrecargos, por la cercanía e información que conozco y quiero compartirles.

Desde hace unos años, me ha llamado mucho la atención el número de fallecimientos de compañeros sobrecargos relativamente jóvenes, esto es, personas entre los 40 y 50 años de edad que han partido de este plano terrenal por diferentes circunstancias.

Lo escribo con todo el respeto que merecen las vidas humanas. Tengo muy claro que somos mortales, y el final de la vida es algo que todos vamos a enfrentar, sin duda alguna. Pero el tema ha de tratarse, precisamente por eso, porque nos concierne a todos. Si parece que escribo de manera indolente o insolente, es porque estoy convencida que es con base en los datos duros que se deben tomar decisiones, e implemnetar acciones. Dicho lo anterior, me salta a la vista una fatídica  constante: que los primeros fallecidos fueron compañeros que en su momento prestaron sus servicios para la compañía Mexicana de Aviación, y al momento de su deceso se encontraban trabajado para la empresa del Caballero Águila, o sea Aeroméxico.

Hay que ser puntuales, los sobrecargos de Mexicana venían de trabajar con unas jornadas mucho menores y menos castigadas que las asigandas en Aeroméxico; la gran mayoría de los sobrecargos entró con el Contrato B, así que acostumbrados a un ritmo de trabajo tan diferente, los compañeros empezaron a enfermar, y lamentablemente algunos murieron.

Por respeto a su memoria, no voy a decir el nombre del o la sobrecargo, pero sí diré que esta persona se quejaba de estar fatigado(a) todo el tiempo, que a pesar de tratar de descansar, el cansancio no se iba; así lo compartía con los compañeros con los que volaba, por lo que para muchos no fue una sorpresa que la causa de su muerte fuera un paro cardiaco.

Es tarea de la Asociación Sindicial de Sobrecargos de Aviación (ASSA) darle un seguimiento a todos los fallecimientos y realizar un nuevo estudio de fatiga, el último se realizó en 1994, de la mano con Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Es evidente que dicho estudio ya está rebasado por las nuevas condiciones laborales, sin embargo es imperante tener certeza de cómo afectan las actuales condiciones de trabajo al estado de salud general de los tripulantes de cabina.

Tanto importante es la salud mental como la salud física de los sobrecargos y de todos los que conforman la insutria aeronáutica, es por ello que esta petición de hacer un estudio no es privativo de ASSA; todos los sindicatos deberían realizar un estudio de cómo afecta el estrés -que deriva de las extenuantes jornadas y salarios recortados- a la salud física y emocional de sus agremiados.

Pero es claro que estos trabajos no se harán por obra y gracia del Espíritu Santo;  ¡no compañeros¡, son ustedes quienes deben de exigirle a sus sindicatos que se pongan a trabajar y realicen este tipo de estudios. Ustedes pagan los sueldos (emolumentos) de los representantes sindicales, gracias a las cuotas sindicales que les descuentan, así que están en todo su derecho a pedirles que hagan su trabajo, pues están de por medio, sus vidas, su salud física y mental; todo tiene un impacto en sus condiciones laborales.

Pruebas hay de que las empresas salen a decir que factores como la pandemia, el alza del combustibles, los conflictos bélicos -y lo que ustedes gusten poner- afectan la viabilidad operativa de la empresa, orillándolas a recortarles los salarios; y no es que no lo sepan, es que simple y sencillamente han decido ignorar que es inversamente proporcional el desgaste físico y mental de los trabajadores a cada medida de recorte que hacen. Por lo tanto es imperante recibir una compensación económica por ello. Es criminal y perverso que las empresas decidan no hacer nada porque sale más caro demostrar que tienen empleados cansados y enfermos y que prefiera simplemente reemplazar a trabajadores fallecidos.

Son ustedes, compañeros, los primeros que no deben olvidar que su trabajo es valioso, y para que los empresarios no los ingnoren y no finjan demencia, quinenes lo tienen que defender y cacarear; son ustedes ni Andrés Conesa, ni Juan Carlos Zuazua, ni Enrique Beltranena, serían capaces de realizar tan siquiera alguno de los trabajos de la industria aérea.

 Sin ustedes las empresas simplemente no vuelan, y el cuento aquel que tanto nos han vendido de que “consiguen personal en la esquina y que detrás de ti hay más de mil que piden una oportunidad”, la verdad es que eso no es cierto. Aprovechen la escases de personal y la crisis mundial que hay al respecto usándolo a su favor. Y sus representantes sindicales no se mueven y no quieren trabajar, les recuerdo que ese pacto no es con Dios, y que tienen el inalienable derecho de revocarlos, y nombrar a otros que sí sean empáticos con su situación y realidad.

 

Ximena Garmendia

26 de junio de 2022