16 mayo 2021

La aviación y sus instructores

 

La aviación y sus instructores 

 

Dice Elena Poniatowska que “…los profesores se desprenden de cuanto tienen y de cuanto saben, porque su misión es esa: dar”. Y hoy, en esta columna haré un reconocimiento contundente a todos y cada uno de los instructores del mundo aeronáutico. Gracias a ellos y a sus enseñanzas aprendimos a amar otra cara de la aviación, la del estudio.

 


Hay que decirlo, si la tarea de enseñar no es fácil, menos lo es cuando los educandos ya son adultos, que además creen que saben absolutamente todo. Ustedes, compañeros y colegas no me dejarán mentir, y compartirán conmigo que muchas veces el repaso periódico se ve como un simple trámite y no como la oportunidad de adquirir nuevos conocimientos.

 

Y es que el mundo aeronáutico está siempre en constante evolución y no es estático; los fabricantes de aeronaves sacan nuevos modelos o mejoran los ya existentes, haciendo cambios sutiles en la operación de las aeronaves, que se deben aprender en un aula para conocer las diferencias de operación entre un modelo y otro.

 


No nada más a lo que atañe a los cambios físicos de las aeronaves, muchas veces, con los años, se van modificando los comandos que se utilizan para el desalojo de una aeronave declarada en emergencia, se optimizan los pasos a seguir, así como los cambios y modificaciones a las leyes de aviación civil, tanto nacional como internacional.

 

Son tantos los temas que se ven tanto en los adiestramientos iniciales, como en los periódicos, que hacer una lista de todos sería abrumador y volvería kilométrica esta columna. Sin embargo, con la finalidad de que el lector que es ajeno a estos temas, sepa todos los conocimientos que se obtienen como tripulante de aviación mencionaré algunos, casi al azar.

 


Un adiestramiento exige del sobrecargo conocimientos sobre meteorología, manejo de diferentes sustancias a bordo de un avión, nociones básicas (y no tan básicas) de leyes nacionales e internacionales, y por supuesto saber de primeros auxilios. Sin olvidar desde luego al famoso “CRM” (Crew Resource Management), cúmulo de conocimientos para que los miembros de una tripulación hagan una óptima utilización de los recursos disponibles y logren vuelos seguros y eficientes: información, equipos materiales, recursos humanos, etc.

 


Evidentemente me refiero a la instrucción de sobrecargos, porque es la que conozco de primera mano, y de la que puedo escribir con conocimiento de causa. No por ello me olvido o minimizo la importancia de la labor de los instructores del resto de los trabajadores de la aviación. Todas y cada una de las secciones de la larga cadena de producción de nuestra industria son vitales, siempre lo he dicho.

 

Por ello, y en el contexto de la celebración que en México se hace del Día del Maestro, lanzo desde esta columna un reconocimiento a todos los instructores que han pasado por las diferentes empresas; va desde aquí un aplauso tanto a los instructores de vuelo, como los de capacitación a sobrecargos, tráfico y trabajadores de plataforma; todos ellos han contribuido a incrementar nuestro conocimiento en aras de un mejor servicio.

 

Mención especial merecen todos y cada uno de los instructores que tuve en el Centro de Adiestramiento a Tripulaciones, mejor conocido como el CAT. Gracias por la paciencia y por sus enseñanzas; agradezco primordialmente a Rosalba Casillas López, quien fue mi instructora en el curso inicial de sobrecargo en Mexicana de Aviación, en un lejano, pero muy añorado 1998. Gracias Rosalba, sé que no es fácil aguantar tanto escuincle engreído que quiere comerse el mundo a puños.

 




Ahora es el turno de ustedes, que todavía están volando o trabajando dentro de una empresa aeronáutica, ¿tienen a quién darle las gracias por sus enseñanzas?, si es así, compartan sus experiencias y démosles el reconocimiento que merecen estas personas tan importantes dentro de la industria aérea nacional.

 

 

 

Ximena Garmendia

16 de mayo 2021