La
aviación y sus instructores
Dice
Elena Poniatowska que “…los profesores se desprenden de cuanto tienen y de
cuanto saben, porque su misión es esa: dar”. Y hoy, en esta columna haré un
reconocimiento contundente a todos y cada uno de los instructores del mundo
aeronáutico. Gracias a ellos y a sus enseñanzas aprendimos a amar otra cara de
la aviación, la del estudio.
Hay que
decirlo, si la tarea de enseñar no es fácil, menos lo es cuando los educandos
ya son adultos, que además creen que saben absolutamente todo. Ustedes,
compañeros y colegas no me dejarán mentir, y compartirán conmigo que muchas
veces el repaso periódico se ve como un simple trámite y no como la oportunidad
de adquirir nuevos conocimientos.
Y es que
el mundo aeronáutico está siempre en constante evolución y no es estático; los
fabricantes de aeronaves sacan nuevos modelos o mejoran los ya existentes,
haciendo cambios sutiles en la operación de las aeronaves, que se deben aprender
en un aula para conocer las diferencias de operación entre un modelo y otro.
No nada
más a lo que atañe a los cambios físicos de las aeronaves, muchas veces, con
los años, se van modificando los comandos que se utilizan para el desalojo de
una aeronave declarada en emergencia, se optimizan los pasos a seguir, así como
los cambios y modificaciones a las leyes de aviación civil, tanto nacional como
internacional.
Son
tantos los temas que se ven tanto en los adiestramientos iniciales, como en los
periódicos, que hacer una lista de todos sería abrumador y volvería kilométrica
esta columna. Sin embargo, con la finalidad de que el lector que es ajeno a
estos temas, sepa todos los conocimientos que se obtienen como tripulante de
aviación mencionaré algunos, casi al azar.
Un
adiestramiento exige del sobrecargo conocimientos sobre meteorología, manejo de
diferentes sustancias a bordo de un avión, nociones básicas (y no tan básicas) de
leyes nacionales e internacionales, y por supuesto saber de primeros auxilios.
Sin olvidar desde luego al famoso “CRM” (Crew Resource Management), cúmulo de
conocimientos para que los miembros de una tripulación hagan una óptima
utilización de los recursos disponibles y logren vuelos seguros y eficientes: información,
equipos materiales, recursos humanos, etc.
Evidentemente
me refiero a la instrucción de sobrecargos, porque es la que conozco de primera
mano, y de la que puedo escribir con conocimiento de causa. No por ello me
olvido o minimizo la importancia de la labor de los instructores del resto de
los trabajadores de la aviación. Todas y cada una de las secciones de la larga
cadena de producción de nuestra industria son vitales, siempre lo he dicho.
Por ello,
y en el contexto de la celebración que en México se hace del Día del Maestro,
lanzo desde esta columna un reconocimiento a todos los instructores que han
pasado por las diferentes empresas; va desde aquí un aplauso tanto a los
instructores de vuelo, como los de capacitación a sobrecargos, tráfico y
trabajadores de plataforma; todos ellos han contribuido a incrementar nuestro
conocimiento en aras de un mejor servicio.
Mención
especial merecen todos y cada uno de los instructores que tuve en el Centro de
Adiestramiento a Tripulaciones, mejor conocido como el CAT. Gracias por la
paciencia y por sus enseñanzas; agradezco primordialmente a Rosalba Casillas
López, quien fue mi instructora en el curso inicial de sobrecargo en Mexicana
de Aviación, en un lejano, pero muy añorado 1998. Gracias Rosalba, sé que no es
fácil aguantar tanto escuincle engreído que quiere comerse el mundo a puños.
Ahora es el
turno de ustedes, que todavía están volando o trabajando dentro de una empresa
aeronáutica, ¿tienen a quién darle las gracias por sus enseñanzas?, si es así,
compartan sus experiencias y démosles el reconocimiento que merecen estas
personas tan importantes dentro de la industria aérea nacional.
Ximena Garmendia
16 de mayo 2021