|
Opinión de
(Rosario Avilés)
|
De focos amarillos y focos rojos
Rosario Avilés |
Opinión
|
Fecha:
2013-06-11
| Hora de creación:
02:24:02
|
Ultima modificación:
02:24:02
Siempre que suceden accidentes o cuando las cosas que valen la pena
—como inversiones o donativos— se atoran, salen a relucir las carencias
que tienen nuestra infraestructura y la gestión administrativa que la
asiste. Hace años que la situación de la Dirección General de
Aeronáutica Civil (DGAC) es crítica. El problema es que las alarmas se
siguen acumulando.
Sin ir más lejos, el viernes pasado volvió a desplomarse un
helicóptero, esta vez en San Luis Potosí, y como resultado fallecieron 5
personas, entre ellos el piloto, Alejandro Lizárraga, el ex candidato
del PRI a la gubernatura de Guanajuato, Juan Ignacio Torres Landa;
Manuel Palacios Alcocer, hermano del ex presidente del PRI, Mariano
Palacios Alcocer y el empresario inmobiliario Jorge Oleszcovski, así
como su hijo Jaime.
Más allá de que las investigaciones arrojen las causas probables y los
factores contribuyentes (¿quién sustituye al director de Investigaciones
de la DGAC, Jorge Gallegos?), llaman la atención las características
del aparato: la matrícula Néctar de la aeronave (N207JA) y su
antigüedad: Bell 206B # de serie 3118, propietario: AIRCRAFT GUARANTY
CORP TRUSTEE (corporation) - PO BOX 2549 ONALASKA, TX, 77360, US; el año
de fabricación: 1980, número de asientos: 5, monomotor (turbina).
Es decir, el tema de la seguridad en el espacio aéreo mexicano sigue
siendo de pronóstico reservado. ¿Va usted a volar en una aeronave
privada? Tenga cuidado porque desde hace varios años que se tolera que
las aeronaves de matrícula Néctar (N, de los Estados Unidos) se internen
en el país como temporales y una vez aquí prestan servicios de taxi
aéreo en condiciones que en su país serían absolutamente inaceptables.
(Remember Jenny Rivera).
Habrá que estar pendientes de las investigaciones, pero es posible que
—a diferencia de lo que ocurre en los países avanzados— sea difícil que
se dé a conocer el reporte final y que se llegue a determinar cuáles
eran las condiciones reales del aparato: mantenimiento, bitácoras,
capacitación en SMS y CEFIT, empresa que lo rentaba, y un largo
etcétera.
El riesgo es que, tal como ocurre con quienes no pueden defenderse, la
rápida y contundente aseveración de “fue error del piloto” sirva para
lavar conciencias. Una mala manera de abordar mal el verdadero problema:
cuando hay un accidente no falla una persona, falla un sistema y
encontrar las fallas, documentarlas y establecer recomendaciones QUE SE
CUMPLAN, es crítico e indispensable para corregir los errores desde su
raíz.
En otro caso crítico, hace un año un grupo de médicos de Tucson,
Arizona, llamados “Samaritanos Voladores” enviaron una carta dirigida a
quien corresponda de la DGAC para solicitar que se le otorgue al
Aeródromo de Laguna San Ignacio, municipio de Mulegé, en Baja California
Sur, la renovación de su permiso de operación pues hace dos años que
está en la indefinición, pues los trámites para obtener el permiso se
han repetido una y otra vez y la DGAC vuelve a pedir los mismos papeles
que ya fueron entregados.
El asunto es que este grupo de médicos opera una clínica GRATUITA a
beneficio de una población que no es atendida por nuestro sistema de
salud, y han donado no sólo las instalaciones y los carísimos aparatos
de radiología y diagnóstico de diversos tipos, sino que estos
profesionales estadunidenses de la salud vienen voluntariamente a
prestar sus servicios, pero llegan por vía aérea al aeródromo que hoy
está cerrado porque la oficina de aeropuertos de la DGAC, a cargo de
Jorge Romero, tarda tanto en responder (más o menos 4 meses) que los
requisitos solicitados se vencen antes de que el expediente sea turnado a
los encargados de expedir la autorización.
El aeródromo “Rancho San Cristóbal RCX” (que no tiene nada qué ver con
el ex presidente que promociona la verde) lleva dos años en el calvario
de la burocracia. No sólo atiende a los médicos, sino a los turistas y
pobladores de la región, que viven precisamente del turismo.
Este poblado no tiene electricidad, ni agua potable, ni servicio
médico, es más: no tiene carretera porque hace 8 años que se empezó a
construir una de 60 kilómetros y le faltan 20 todavía para ser
inaugurada. Lo que sí tiene son ballenas que atraen a turistas (casi el
100 por ciento extranjeros), el 50 por ciento de los cuales utiliza la
vía aérea y, obvio, requieren el aeródromo.
Según datos oficiales, Baja California Sur tiene 46 aeropistas, de las
cuales sólo 16 tienen permiso vigente, de los 30 restantes 15 están en
trámite de renovación y los otros 15 ya se cansaron de esperar y
cerraron. Ahora que queremos traer turistas deberíamos empezar por
arreglar estos problemas. El rezago es monumental, pero es urgente que
esas oficinas se reestructuren, reciban presupuesto, se
institucionalicen y empiecen a funcionar como Dios manda (o al menos,
como Dios sugiere).
Lo oí en 123.45: para checar más datos de la clínica, véase
http://www.flyingsamaritansaz.org/tucson/LSI.html. Y además: se debe
investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular
las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los
trabajadores su patrimonio
raviles_2@prodigy.net.mx