08-Oct-2007
Activo empresarial
José Yuste
La razón de Azcárraga: sólo quedará una troncal
El presidente del Grupo Mexicana, Gastón Azcárraga, afirma que su única razón para adquirir Aeroméxico es contundente: en México sólo quedará una aerolínea troncal. No más. En el mediano plazo no habrá ni Aeroméxico ni Mexicana, sino sólo una que bien podría ser fusionada.
Nos lanza datos. España con Iberia, Francia con Air France, Italia, Alemania, todos se han quedado con una aerolínea troncal.
El mercado aeronáutico a nivel mundial pero, sobre todo, a nivel nacional, no soporta dos troncales como lo hemos tenido en México durante décadas.
Al cuestionarle que la Comisión Federal de Competencia va a obligar ciertas rutas, desinvertir en slots, reducir compañías de servicios, Azcárraga, tranquilo, sencillamente dice que sabe el costo y está dispuesto a asumirlo porque en el mediano plazo sólo va a quedar una aerolínea troncal. Es una cuestión de viabilidad, de subsistencia.
Muestra datos gráficos de la pérdida de mercado de ambas aerolíneas. En 1990, Mexicana y Aeroméxico, juntas, tenían 95% del mercado. En el año 2000 bajaron a 84% del mercado. Pero ya en 2007 cuentan apenas con 53% del mercado.
Bajo estas condiciones, de mayor competencia, nuevas líneas de bajo costo y un mercado internacional muy difícil, Gastón Azcárraga está seguro que la Comisión Federal de Competencia, presidida por Eduardo Pérez Motta, sí le va a exigir muchos filtros, pero ellos están dispuestos a asumirlos para la viabilidad de la aerolínea.
Azcárraga va muy en serio por Aeroméxico y, hasta el momento, de los tres contendientes, ha sido el que más dinero en efectivo ha puesto sobre la mesa, y confía en dos cuestiones: una, que la CFC sí le brinde el visto bueno, con recortes de rutas, slots y activos, pero que le permita comprar la otra troncal y, dos, que las autoridades aeronáuticas analicen el mercado aéreo con mayores miras, donde sólo permanecerá una troncal.
Sobre su oferta de 200 millones de dólares, Azcárraga señala que ya tiene el diseño y cuenta con varios socios, sobre todo internacionales. El socio financiero en la oferta de Mexicana, independientemente de todos los rumores, es Credit Swiss. No hay más.
Mientras que los actuales socios, como son el mismo Gastón Azcárraga, con más de 30%, y Ángel Losada (Grupo Gigante y Hoteles Presidente), con más de 20%, estarían dispuestos a diluirse un poco para dejar entrar a los nuevos socios, no sólo para comprar en 200 millones de dólares a Aeroméxico, sino para capitalizarla.
Al cuestionarle, ¿por qué inyectar 200 millones de dólares a Aeroméxico, cuando la misma Mexicana, su aerolínea, es la que los necesita? La respuesta es sencilla: por viabilidad.
Sale al paso de las críticas de los pilotos aviadores, reunidos en ASPA, al señalar que sí ha invertido en Mexicana alrededor de 40 o 50 millones de dólares en el último año.
La inversión fue para un nuevo y moderno sistema de contabilidad, el ERP (Enterprise Resource Planning) fue de 11.6 millones de dólares. También se amplía la flota que en total es de 79 aviones, 62 aviones de Mexicana más los 17 de Clic. Vienen ocho aviones más en arrendamiento que llegarán en diciembre de 2007.
El presidente de Mexicana va totalmente en serio por Aeroméxico y argumenta que sólo permanecerá una troncal en nuestro país.
08-Oct-2007
Personajes de renombre
David Páramo
Las razones de Eduardo
Eduardo Pérez Motta sabe que algunas cosas tendrán que cambiar en la elaboración de las opiniones que emite como presidente de la Comisión Federal de Competencia y, de hecho, ya ha integrado un grupo de trabajo que haga una metodología sobre cómo recopilan la información, la manera en que interactúan con los regulados y los reguladores del sector, así como los criterios que emplean, los cuales definen como economía uno.
Aprovechando que es conocido el calendario en que se emiten las opiniones de competencia, la CFC establecerá sistemas de consulta pública y, muy posiblemente, a través de internet, hará públicas las posiciones de los interesados en el sector.
Quizá el esquema no va a estar totalmente listo para la opinión que emitirán sobre comercio exterior; sin embargo, ya en este momento hay consultas con las secretarías de Economía y Hacienda. Obvio, no esperan que no haya reacciones negativas a la publicación de este estudio similares a las que se han visto en otros casos.
El presidente de la CFC y su equipo tienen gran claridad en que no pueden llegar a conclusiones de común acuerdo con los reguladores, puesto que hay puntos donde pueden pasar meses sin que lleguen a una posición común.
Lo que sí hacen es tener pláticas intensas con los regulados y sus reguladores, no sólo para conocer el sector que se está evaluando, sino, también, para tener parámetros claros al momento de emitir sus opiniones.
La preocupación de Pérez Motta y su equipo está concentrada en mejorar las condiciones de competencia para los usuarios de estos servicios y su impacto en la economía en general. Normalmente esto causa incomodidad en los regulados y, curiosamente, también en los reguladores, quienes, algunas veces, se parecen demasiado a las de sus regulados.
Uno de los temas que se tiene que considerar es, precisamente, la simbiosis que se da entre regulador y regulado que, lamentablemente, termina yendo en contra del propio sector.
En el caso de los análisis sobre las condiciones de competencia en los aeropuertos, parecería que hubo dos vías en las conversaciones y reacciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Como hemos comentado en esta columna, hubo reuniones entre la CFC y la SCT que avanzaron muy bien con Luis Téllez y se tuvieron complicaciones con Manuel Rodríguez, quien asumió una posición muy parecida a la de los grupos aeroportuarios.
Si ve las reacciones de los tres grupos aeroportuarios, resultan excesivamente parecidas a las que ha emitido públicamente el subsecretario de Transporte de la SCT.
El titular de esta dependencia ciertamente ofreció, con la mejor voluntad, que emitieran una opinión de conjunto y, honestamente, trató de alcanzar un acuerdo, sin embargo, la realidad es que el tiempo pudo haber seguido corriendo sin que se alcanzara una solución en conjunto.
Pérez Motta sabe, por experiencia, que hay puntos en los cuales no hay posibilidad de concertar. Lo que generó una semana muy tensa entre la SCT y la CFC fue la actitud agresiva de Rodríguez, quien no sólo ha tenido una posición que sus defensores califican como “acelerada”, sino excesivamente beligerante y que desconoce, entre otras cosas, que un funcionario público debe ser institucional y, por lo tanto, asumir que lo que se hizo en el paso también es su responsabilidad.
Lo que sí es nefasto para la competencia es que el funcionario de la SCT parezca el coordinador de la defensa de los grupos aeroportuarios y que, en privado, emita ataques personales en contra de la CFC. Lamentablemente Téllez no puede ponerlo en orden y, mucho peor, lo alejó de un diálogo positivo con la autoridad de competencia como el que intentaron mantener en todo momento el titular de la SCT y Pérez Motta.
RENOMBRADOS
Rodolfo Elizondo cometió, nuevamente, un error serio al apoyar públicamente la oferta que está realizando Mexicana de Aviación por Aeroméxico. Primero, se trata de una venta entre privados y, por lo tanto, la intervención del gobierno es ociosa. Ciertamente los dueños de la línea aérea son el IPAB y Nacional Financiera, pero no entró al régimen paraestatal y, por lo tanto, se trata de una compañía privada.
No es una privatización ni una venta del gobierno como equivocadamente creen algunos. Segundo, la Comisión Federal de Competencia aún no ha emitido su opinión definitiva en torno a esta oferta de adquisición y, por lo tanto, es inaceptable que un funcionario público se ponga a favor de ellos.
Si la CFC tiene toda la información emitirá su opinión el próximo jueves. Tercero, hay otros dos competidores, quienes han venido mejorando sus ofertas. El ofrecimiento de Mexicana no puede considerarse como definitivo si no cuenta con el aval de la CFC.
Como hemos reiterado en esta columna, parecería más una acción para arruinar las ofertas del grupo de Moisés Saba y el comandado por Banamex.
El tiempo comienza a terminarse y, a pesar de muestras abiertas de fortaleza por parte de las representaciones patronal y de los trabajadores en el IMSS, la realidad es que Juan Molinar Horcasitas ha mostrado una posición débil que permitirá al sindicato salirse, otra vez, con la suya.
La manera en que algunos miembros del Congreso de la Unión están manejando sus venganzas personales no sólo están poniendo en riesgo a la democracia sino, además, podrían generar efectos mucho más que nocivos.
El caso fiscal en contra de Enrique Molina Sobrino plantea algunas dudas serias en torno a cuál es la responsabilidad de los miembros de un Consejo de Administración, puesto que si alguno es considerado responsable, pues entonces los otros también. Sin embargo, parecería que se aplicaron criterios discrecionales a favor de los amigos.