¿Qué esperamos en el 2017?
Rosario Avilés
Si el 2016 fue el año de los grandes anuncios para las empresas aéreas, el 2017 lo será en cambios legislativos y otras normas para consolidarlos. Vendrá sin duda el correspondiente paquete inflacionario y —¿por qué no?— la deseable institucionalización que requiere con urgencia el país, a través de las agencias de transporte y –ojalá- la tan deseada política de Estado en el sector.
Lo primero que apareció este lunes fue la noticia de que el Senado aprobó – de carrera y en lo oscuro- la ampliación del 25 al 49 por ciento de inversión extranjera en aerolíneas. Aunque falta que los diputados lo refrenden, se trata de un mero trámite para legalizar el amasiato en el que ya viven varias aerolíneas y otras quieren acceder.
Volaris fue la primera empresa en buscarle la vuelta a esa limitación a través del llamado “capital neutro” y otros subterfugios para mantener el capital centroamericano. Después, Aeroméxico y Citi que, al tener la facilidad de resguardarse en el banco estadunidense dueño del mayor banco mexicano, alcanzó a protegerlo, pero ahora ya no le alcanza, pues la inversión de Delta sí que va en serio.
Hay ya otras aeroempresas que buscan el capital externo porque -no es ni secreto ni sorpresa sólo con una visión global o al menos regional es posible sobrevivir en un país que en los primeros 12 años del siglo vio quebrar a 14 aerolíneas.
Si todo sale bien, en febrero o marzo estará la iniciativa aprobada en la Cámara baja y esto permitirá que la venta de Aeroméxico se dé dentro de los márgenes legales.
¿Qué seguirá entonces? El experimento que está hoy haciendo Delta con Aeroméxico será sin duda seguido con lupa, no sólo en los Estados Unidos, donde el presidente Trump no tendrá reparos porque no se trata de que una empresa mexicana compre una estadunidense ni de trasladar empleos fuera de ese país, sino de extender un poco más la influencia estadunidense.
Pero de cómo les vaya a ellos dependerá también lo que ocurra con el resto de las posibles alianzas. No hay duda que AmericanAirlines quisiera también consolidar un acuerdo, pero Interjet deberá sortear con éxito la crisis de los sukhoi (o superjet 100) que le plantea retos muy delicados. No hay duda, sin embargo, de que para poder competir es necesaria esa alianza en los mejores términos.
Aeromar ya anunció sus intenciones y se espera que este año se concreten, así como Volaris con su apuesta de extensión regional. Quedan Viva Aerobús y las regionales TAR, Calafia, etcétera. que tendrán que buscar su lugar y su espacio.
Una de las variables indispensables será la consolidación normativa. Tanto el sistema de manejo de fatiga como las certificaciones SMS serán necesarias antes de oficializar las 100 horas y máximo 1,000 anuales de vuelo para los pilotos, con lo que las aerolíneas ya nos se quejarán.
La turbulencia que sí se ve en el horizonte tiene que ver con los precios del combustible y hablamos no sólo de la liberalización interna, que aún está por mostrar su efecto, sino la esperada alza en el precio del crudo internacional que, como sabemos, le pega directamente a los costos. Esperemos que nuestras aerolíneas se hayan protegido con coberturas ante esta alza anunciada que, de cualquier modo, no se avizora tan pronunciada.
Pues en ese entorno sólo nos resta pedirle a los Reyes Magos la oficialización de las Agencias de Transporte Aéreo e Investigación de Accidentes y la resolución definitiva del caso Mexicana. Ojalá que este año sí lleguen cargaditos de regalos.
Lo primero que apareció este lunes fue la noticia de que el Senado aprobó – de carrera y en lo oscuro- la ampliación del 25 al 49 por ciento de inversión extranjera en aerolíneas. Aunque falta que los diputados lo refrenden, se trata de un mero trámite para legalizar el amasiato en el que ya viven varias aerolíneas y otras quieren acceder.
Volaris fue la primera empresa en buscarle la vuelta a esa limitación a través del llamado “capital neutro” y otros subterfugios para mantener el capital centroamericano. Después, Aeroméxico y Citi que, al tener la facilidad de resguardarse en el banco estadunidense dueño del mayor banco mexicano, alcanzó a protegerlo, pero ahora ya no le alcanza, pues la inversión de Delta sí que va en serio.
Hay ya otras aeroempresas que buscan el capital externo porque -no es ni secreto ni sorpresa sólo con una visión global o al menos regional es posible sobrevivir en un país que en los primeros 12 años del siglo vio quebrar a 14 aerolíneas.
Si todo sale bien, en febrero o marzo estará la iniciativa aprobada en la Cámara baja y esto permitirá que la venta de Aeroméxico se dé dentro de los márgenes legales.
¿Qué seguirá entonces? El experimento que está hoy haciendo Delta con Aeroméxico será sin duda seguido con lupa, no sólo en los Estados Unidos, donde el presidente Trump no tendrá reparos porque no se trata de que una empresa mexicana compre una estadunidense ni de trasladar empleos fuera de ese país, sino de extender un poco más la influencia estadunidense.
Pero de cómo les vaya a ellos dependerá también lo que ocurra con el resto de las posibles alianzas. No hay duda que AmericanAirlines quisiera también consolidar un acuerdo, pero Interjet deberá sortear con éxito la crisis de los sukhoi (o superjet 100) que le plantea retos muy delicados. No hay duda, sin embargo, de que para poder competir es necesaria esa alianza en los mejores términos.
Aeromar ya anunció sus intenciones y se espera que este año se concreten, así como Volaris con su apuesta de extensión regional. Quedan Viva Aerobús y las regionales TAR, Calafia, etcétera. que tendrán que buscar su lugar y su espacio.
Una de las variables indispensables será la consolidación normativa. Tanto el sistema de manejo de fatiga como las certificaciones SMS serán necesarias antes de oficializar las 100 horas y máximo 1,000 anuales de vuelo para los pilotos, con lo que las aerolíneas ya nos se quejarán.
La turbulencia que sí se ve en el horizonte tiene que ver con los precios del combustible y hablamos no sólo de la liberalización interna, que aún está por mostrar su efecto, sino la esperada alza en el precio del crudo internacional que, como sabemos, le pega directamente a los costos. Esperemos que nuestras aerolíneas se hayan protegido con coberturas ante esta alza anunciada que, de cualquier modo, no se avizora tan pronunciada.
Pues en ese entorno sólo nos resta pedirle a los Reyes Magos la oficialización de las Agencias de Transporte Aéreo e Investigación de Accidentes y la resolución definitiva del caso Mexicana. Ojalá que este año sí lleguen cargaditos de regalos.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. n
raviles_2@prodigy.net.mx
twitter: @charoaviles
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