CAPITANES
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20 Dic. 12
Fernando Chico Pardo...Este capitán tiene sentimientos encontrados. El rumor de un supuesto fin del mundo disparará este año los resultados de sus aeropuertos en el sureste mexicano, como Cancún y Mérida. Pero también este mes enfrentó el bloqueo por parte de la familia González a su intento de comprar una cuarta parte de Gruma.
EL QUIJOTE Y LA MEXICANA
Otro año se va... sin Mexicana de Aviación. ¿Y qué fue de ese quijote que salió en pos de esta empresa voladora?
Recuerde que el 16 de octubre, la juez Edith Alarcón, actual encargada del concurso mercantil de Mexicana, designó al famoso Iván Barona como el más reciente aspirante oficialmente reconocido para rescatar a esa empresa, cuya salvación a como dé lugar parece ser una consigna del Poder Judicial.
Alarcón le dio 45 días hábiles a Barona para acreditar que cuenta con los también famosos 300 millones de dólares necesarios para sacar de la quiebra virtual a Mexicana y medioecharla a volar.
Fue un plazo generoso, si considera que un año antes el mismo empresario ya había dejado como novia de pueblo al anterior juez del caso, Felipe Consuelo Soto.
Barona designó todo un equipo para ejecutar el "due diligence" sobre este changarro, que desde hace más de dos años administra el conciliador José Gerardo Badín. Armó una revisión precisa de sus cuentas, una por una, pues.
En ese lapso, Barona presentó varios documentos, por demás exóticos, en los que según él consta que cuenta con ¡5 mil millones de dólares!, lo que motivó sugerencias de que ya de una vez se lance por Aeroméxico, cuyos activos totales no rebasan los 2 mil millones de dólares. Hasta le sobraría para un fiestón posterior al trato.
¿A qué vamos? A que, según nuestras cuentas, el plazo de 45 días vence más o menos mañana o, si no, en algún momento de la próxima semana.
Este martes, la juez Alarcón publicó un acuerdo de lo más críptico.
De éste podemos inferir que los recursos todavía no están en donde deberían: en una cuenta bancaria.
Falta ver si la juez le aplicará a Barona el mismo rigor que tuvo hacia Christian Cadenas, el anterior "inversionista reconocido", que fue descartado cuando Alarcón se cansó de escuchar sus pretextos.
