02 mayo 2021

Desesperanza de los trabajadores

 

Desesperanza de los trabajadores

 

En el marco del día del trabajo, fecha en la que se conmemoran los logros obtenidos en las luchas de la clase obrera, voy a hacer un “statement” o declaración: en el rubro de la industria aeronáutica, no hay nada que festejar, sino todo lo contrario.


En México identificamos fácilmente como
“el 1º de mayo” al Día Internacional de los trabajadores, y sabemos que es el día que esperan nuestros sempiternos líderes sindicales para que, desde su burbuja de comodidad y opulencia, griten arengas sobre los derechos laborales y todo tipo de reivindicaciones a los trabajadores, reduciendo la fecha a un mero escenario de lucimiento personal.

 

Con el tema de la pandemia por Sars-Cov-2, todo parece indicar que la “fiesta de los trabajadores” se hará con contingentes pequeños, o de manera virtual por la  plataforma ZOOM; así fue el año pasado, y los principales líderes que se aglutinan dentro de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) estuvieron conversando entre ellos por espacio de una hora sobre el día en cuestión y su significado.



 El saldo con el que llegamos a esta fecha, comparado con el del año pasado, es de alcances terroríficos. Se han cerrado plazas de trabajo, pero la gran mayoría de ellas volverán a abrir en el momento en que la situación mejore, aunque sea de manera paulatina; el verdadero problema radica en que también se han recortado los derechos laborales, y esos serán muy difíciles de recuperar, aún a largo plazo.

 

No es poca cosa, los recortes a los derechos laborales van desde aumentos de jornada, obviamente sin el pago extra que recibían; recortes entre el 30% y 50% de su salario; en algunos casos incluso han visto aumentada su carga laboral, pues desempeñan el trabajo de los trabajadores liquidados. O como en el caso de pilotos y sobrecargos al servicio de la empresa Transportes Aeromar, que llevan años -y todo indica que así van a continuar­- sin recibir uniformes por parte de la empresa y sin el pago de bonos pactados previamente en sus respectivos Contratos Colectivos de Trabajo.



 También volteemos a ver a las sobrecargos de Aeroméxico Connect, quienes a pesar de haber votado en contra de modificar sus condiciones laborales, su sindicato “níveo” (léase “blanco”), de manera unilateral modificó su Contrato Colectivo de Trabajo y recortó casi al 50% el total de su planta.

 

No podemos dejar a un lado a los sobrecargos y pilotos de la troncal de la aerolínea del caballero Águila, que entre la espada y la pared negociaron la disminución de sus derechos laborales, pues Aeroméxico había interpuesto una demanda por Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica. Aplicaron la frase matona “coopelas o cuello”, como le dijo en 2007 Javier Lozano al coreano Zhenli Ye Gon. Ante nulas condiciones de equidad, a los trabajadores de la troncal no les quedó más que aceptar el fatal destino y ver como de la noche a la mañana perdieron años de luchas sindicales.

 

Y hay que hablar de la nueva categoría inventada por Volaris para pauperizar aún más la profesión, con su nuevo puesto de trabajo: “sobrecargo becario”, con la finalidad de pagar muy poco a los recién egresados de la carrera técnica, haciendo a un lado que este tipo de trabajos se encuentran enmarcados como “Trabajos especiales”, en el artículo 181 de la Ley Federal del Trabajo.

 

En el modelo de bajo costo híbrido de VivaAerobus, también han sufrido recortes en varias áreas, trayendo como consecuencia un punto negativo: tener personal que rota en demasía, y que el patrón de contrataciones continuas pone en riesgo, de diferentes maneras, la seguridad de la operación.

 

Pero no sólo han sido los tripulantes de Aeroméxico, también el personal de tierra de esta empresa se ha visto sumamente afectado por los recortes, tanto al salario como a prestaciones, llegando al absurdo que el personal de plataforma no cuenta con uniformes, agua, jabón y papel de baño para el desempeño de su trabajo diario. Así como lo leen, en plena pandemia.

 


Eso sí, Aeroméxico es experto en simular que está muy preocupado en la salud de sus pasajeros y “colaboradores”, como les llama de manera eufemística a sus empleados, mientras que cancela y disminuye sanitizaciones en “aras de seguir ahorrando”.

 

No sólo ha sucedido en el ámbito de las empresas privadas, al día de hoy el pleito casado entre el SENEAM (Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano) y el Sinacta (Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo), se debe en gran parte al recorte que sufrieron los controladores del 50% de su salario por el tema de la “austeridad republicana”. Mi opinión es que son ahorros mal entendidos por parte del gobierno, pues es un área lleva sobre sus hombros la responsabilidad de coadyuvar a que los pasajeros lleguen sanos y salvos a sus destinos, por lo que debería estar libre de preocupaciones económicas.

 


Por todo lo anterior, sostengo que este año no es para “celebrar la fiesta del trabajador”, más bien es para reflexionar sí el modelo laboral sigue vigente o no, a pesar de la nueva reforma, ya que los sindicatos, muchos de ellos charros, encontraron la manera de simular y que todo “cambie” para seguir igual. Desearía que este 1º de mayo nos invite a recordar que todo lo que ha costado la defensa de los derechos laborales, y que la lucha por mantener el equilibrio entre la fuerza laboral y los empleadores es eterna y sin tregua.

 

 

Ximena Garmendia

2 de mayo 2021