09 agosto 2020

¿Se puede lactar y volar?

 

¿Se puede lactar y volar?

La primera semana del mes de agosto del presente año, es la semana mundial de la lactancia materna. Cuyo lema este año fue “Apoyar la lactancia materna para un planeta más saludable”. Esto viene a colación porque el sindicato de pilotos aviadores, mejor conocido como ASPA, puso en sus redes sociales una imagen acompañada del siguiente texto: “La lactancia materna debe ser parte integral de las políticas de bienestar, equidad y salud en el lugar de trabajo. Gracias por respaldar los temas de género…”


Me resulta sumamente llamativo que un sindicato, cuyos agremiados son mayoritariamente hombres, a través de su Comisión de Equidad e Igualdad de Género, se sume a la semana mundial de la lactancia materna. Incluso dentro de su sala de reservas cuentan con un lactario y desde el 2017 firmó un “Convenio de lactancia” con las aerolíneas donde trabajan sus agremiados.

Otra historia muy diferente es la de mi sindicato. Casi el 80% de los agremiados a la ASSA de México son mujeres, y muchas de ellas, en edad reproductiva, sin embargo, a diferencia de ASPA, las sobrecargos no tienen un lactario, ni el sindicato se ha manifestado en el tema. Eso sí, tiene un edificio que iba a ser guardería, pero terminó siendo un elefante blanco erigido durante la gestión de Alejandra Barrales como Secretaria General (1995 al 2001), y nunca se ha usado; y ahí seguirá, abandonado y cayéndose a pedazos.

Pero retomemos el tema de lactancia. Las cifras son realmente de escándalo: en México tan sólo amamanta de manera exclusiva (sin fórmulas lácteas o sucedáneos, durante los primeros seis meses de vida) el 29 por ciento de madres según datos de la UNICEF, esto es 7 de cada 10 recién nacidos no son amamantados. No somos el país con el porcentaje más bajo (ese lugar lo tiene República Dominicana), pero estamos muy lejos del 50% guatemalteco, o del 90% que alcanzan países como Chile y Perú, reportados por la UNICEF.

Es por eso, que año con año la Organización Panamericana de la Salud en conjunto con la Organización Mundial de la Salud, llevan a cabo una semana mundial en apoyo a la lactancia materna.

Abramos un paréntesis y déjenme contarles mi propia experiencia. Me tocó ser Secretaria de Actas en mi sindicato de 2007 al 2011; en 2008 quedé embarazada de mi segunda hija, y a diferencia de mis compañeras sobrecargos, no pude “bajarme de vuelo” a la sexta semana de gestación; como ya contaba con un permiso sindical, sólo pude ausentarme de mi responsabilidad 40 días antes del alumbramiento, y los 40 días posteriores. Yo sé que esta es la realidad de la gran mayoría de las mujeres trabajadoras del país, pero irónicamente, al ser un gremio mayoritariamente femenino, uno daría por sentado que la empatía y la sororidad por parte de mis compañeras sería total y completa. Nada más falso; fui duramente criticada por amamantar a mi hija en asambleas, juntas de comité, juntas particulares y demás menesteres propios de mi investidura como Secretaria de Actas, amén de tenerla en mi oficina hasta que cumplió un año un mes.


Recuerdo como si fuera ayer, los reclamos de muchas sobrecargos, sobre todo de Aeroméxico, que se quejaban diciendo que “había convertido el sindicato en una guardería”, y que no debía tener a mi hija ahí. Conocedora de todos los beneficios de la lactancia efectiva, así como de los derechos humanos y laborales que tengo como ciudadana mexicana, y como agremiada, hice caso omiso de las críticas mordaces de mis compañeras sobrecargos, y amamanté un año y un mes a mi cría.

Para mi era y sigue siendo inaudito que muchas compañeras vieran con malos ojos que “amamantase” y que tuviera a mi hija conmigo; censuraron que no la hubiera llevado a una guardería, pero ¿ya les conté que la guardería del sindicato nunca funcionó? ¿ya les dije que sólo es un cascarón en ruinas que sigue generando gastos a la ASSA? Seamos honestos, ninguna guardería o estancia infantil podría cubrir los horarios en los que un sobrecargo labora, muchos menos los de las jornadas que demandaba la representación sindical en esos años, que eran de doce o horas continuas, y a veces más. 

Pero regresemos al presente; mientras ASPA lanza una campaña en conjunto con la OPS y la OMS para incentivar entre su personal la práctica de la lactancia materna, ASSA de México ha hecho mutis, y eso que se cuenta con un Centro de Igualdad y Género, a cargo de Farah Ramírez, sobrecargo de Aeroméxico. Ah, cierto, no están trabajando por la pandemia de COVID… por eso no están cobrando sus emolumentos como representación sindical, ¿verdad? Uy, ¿lo escribí o solamente lo pensé?


El asunto es serio. La lactancia materna es un derecho que las mujeres trabajadoras tenemos; ASPA incluso instaló un lactario dentro de su sala de reservas, pero la pregunta es ¿las mujeres pilotos hacen uso del mismo? Es una pregunta real, y ojalá alguno de los que están leyendo esto me ayude a resolverla. Y es que  no me extrañaría que una mamá piloto piense dos veces antes de usarlo, sobre todo por esos estigmas sociales a los que me referí líneas arriba. Es obvio, el tema de la lactancia no sólo es un tema laboral, es solo una pequeña parte de un gran todo. La sociedad debe apoyar a las mujeres a lactar y no señalarlas con el dedo. Los patrones, los sindicatos, todos debemos de involucrarnos y de verdad, las cifras son escalofriantes.

Cito textual de la página de la OMS “Invertir en la lactancia materna puede salvar vidas infantiles y mejorar la salud, el desarrollo social y económico de individuos y naciones”. Tenemos que ver la pandemia del Covid19 como un parteaguas en la reorganización, por lo menos en la industria aeronáutica. Tenemos la oportunidad histórica de revertir la abulia en la que se encuentran e impulsar campañas y políticas que ayuden a incrementar los números en la lactancia materna y sobre todo, contribuir a un mejor país.


Se requiere de un esfuerzo y trabajo conjunto y coordinado. La Secretaría del Trabajo y Previsión Social debe poner todo su empeño en lograr un permiso de maternidad más largo que facilite una lactancia exclusiva durante los primeros meses de vida. El sector privado debe estar abierto a estas medidas y dejar de ver como “pérdidas” ésta etapa tan importante de la vida de la mujer. Las y los compañeros de trabajo debemos ser empáticos con las mujeres lactantes. El sector salud público y privado también puede coadyuvar en llevar a cabo una lactancia materna exitosa, al no indicar fórmulas lácteas como primera opción. Es un trabajo de todos. Podemos y debemos hacerlo.

 

 

Ximena Garmendia

9 de agosto 2020