Godoy y Barrales, la política
Miguel González Compeán | Opinión Viernes 17 de Dic., 2010 | Hora de creación: 04:17| Ultima modificación: 04:17
Leonel Godoy, gobernador de Michoacán, ha hecho fama por ser un hombre razonable y razonado. Su trayectoria, ha estado ligada a buenas causas, aunque uno no esté de acuerdo. Un discutidor por antonomasia. Un polemista con razones. Y un hombre acostumbrado a confrontar ideas y a defender sus convicciones con sentido institucional y con la ley bajo el brazo. También es un político en toda la línea. Sabe jugar, esconder la verdad, convocar y hacerla de líder. Como dice él, en su vida han pasado muchas cosas, incluso . . . su hermano.
En el desplegado del día de ayer, una cosa asombra. Su sugerencia, explicita a que le apliquen a su hermano lo que no le aplican a otros. ¿Qué sabrá Leonel? ¿Desde dónde habla, para hacer dicha exigencia? Si como todos sabemos, el Gobernador saliente de Michoacán tendría algo que hacer, en atención a la Ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos, es denunciar lo que sabe, a menos que él se quiera considerar cómplice y, por lo tanto, incurrir en delito.
Quejarse de la política del gobierno, está en su derecho. Decir que no hay claridad, es su opinión, pero decir que la guadaña no es pareja, es una omisión que no puede perdonarse. La única persona que puede hacerla pareja y, por cierto, sin política, es él mismo. Con base en la ley, que tuvo que defender como procurador del DF. Y, con base en su calidad moral, hermanos, circunstancias o pasado involuntario, su único camino es decir completo las cosas que piensa y a quién debe acusar. Muy lejos de defender a su hermano. Él podrá solo, si puede y, si no, asumirá los costos de un México que ha cambiado y que necesita ser de otra manera. La política no debe ser refugio contra la ley, si queremos ser distintos.
Algo mas está en la mesa, sin embargo. Me refiero a las declaraciones de la diputada Barrales a propósito de su relación con el sobrecargo de Aeroméxico que agarraron en España con 140 kilogramos de coca.
A pregunta expresa, sobre su relación con él, cuando compartieron el mismo Comité Ejecutivo del Sindicato de Sobrecargos, la Barrales responde: alguien me está queriendo vincular con él, por mis aspiraciones a la jefatura de Gobierno del DF.
No se le ocurre decir que es lamentable que su gremio se desprestigie por un asunto así. No se le ocurre, lamentar la penetración del narco en ámbitos como en el que ella laboró. No. Lo único que se le ocurre es que todo es un compló para lastimar su imagen y no dejarla llegar al cumplimiento de sus más cariñosas aspiraciones.
En ambos casos, insisto, hay una dosis de similitud. En ambos casos lo que está a juicio son las personas involucradas y las consecuencias políticas. No parecen importar las cosas que le suceden a la sociedad, ni parece importar la ley. Todos los eventos están leídos en clave de política y sus consecuencias.
Lo menos que puede decirse, es que es una pena. Buena parte de nuestros problemas es que los políticos no asumen la responsabilidad, ya no digamos legal, sino de buena política para resolver, enfrentar y atender los temas que duelen y son importantes en la sociedad. Los que esperamos que nos lideren para enfrentar, nos quedamos huérfanos. Mientras los políticos crean que todo es un asunto de cómo se afecta su imagen, su familia o su prestigio, nada que hacer. Esperar la llegada de un Mesías, si acaso lamentable. O la construcción democrática de un conjunto de incentivos y mecanismos democráticos que nos permitan salir adelante. Ese es un buen reto. Ya veremos.
miguelgoco@gmail.com
Miguel González Compeán | Opinión Viernes 17 de Dic., 2010 | Hora de creación: 04:17| Ultima modificación: 04:17
Leonel Godoy, gobernador de Michoacán, ha hecho fama por ser un hombre razonable y razonado. Su trayectoria, ha estado ligada a buenas causas, aunque uno no esté de acuerdo. Un discutidor por antonomasia. Un polemista con razones. Y un hombre acostumbrado a confrontar ideas y a defender sus convicciones con sentido institucional y con la ley bajo el brazo. También es un político en toda la línea. Sabe jugar, esconder la verdad, convocar y hacerla de líder. Como dice él, en su vida han pasado muchas cosas, incluso . . . su hermano.
En el desplegado del día de ayer, una cosa asombra. Su sugerencia, explicita a que le apliquen a su hermano lo que no le aplican a otros. ¿Qué sabrá Leonel? ¿Desde dónde habla, para hacer dicha exigencia? Si como todos sabemos, el Gobernador saliente de Michoacán tendría algo que hacer, en atención a la Ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos, es denunciar lo que sabe, a menos que él se quiera considerar cómplice y, por lo tanto, incurrir en delito.
Quejarse de la política del gobierno, está en su derecho. Decir que no hay claridad, es su opinión, pero decir que la guadaña no es pareja, es una omisión que no puede perdonarse. La única persona que puede hacerla pareja y, por cierto, sin política, es él mismo. Con base en la ley, que tuvo que defender como procurador del DF. Y, con base en su calidad moral, hermanos, circunstancias o pasado involuntario, su único camino es decir completo las cosas que piensa y a quién debe acusar. Muy lejos de defender a su hermano. Él podrá solo, si puede y, si no, asumirá los costos de un México que ha cambiado y que necesita ser de otra manera. La política no debe ser refugio contra la ley, si queremos ser distintos.
Algo mas está en la mesa, sin embargo. Me refiero a las declaraciones de la diputada Barrales a propósito de su relación con el sobrecargo de Aeroméxico que agarraron en España con 140 kilogramos de coca.
A pregunta expresa, sobre su relación con él, cuando compartieron el mismo Comité Ejecutivo del Sindicato de Sobrecargos, la Barrales responde: alguien me está queriendo vincular con él, por mis aspiraciones a la jefatura de Gobierno del DF.
No se le ocurre decir que es lamentable que su gremio se desprestigie por un asunto así. No se le ocurre, lamentar la penetración del narco en ámbitos como en el que ella laboró. No. Lo único que se le ocurre es que todo es un compló para lastimar su imagen y no dejarla llegar al cumplimiento de sus más cariñosas aspiraciones.
En ambos casos, insisto, hay una dosis de similitud. En ambos casos lo que está a juicio son las personas involucradas y las consecuencias políticas. No parecen importar las cosas que le suceden a la sociedad, ni parece importar la ley. Todos los eventos están leídos en clave de política y sus consecuencias.
Lo menos que puede decirse, es que es una pena. Buena parte de nuestros problemas es que los políticos no asumen la responsabilidad, ya no digamos legal, sino de buena política para resolver, enfrentar y atender los temas que duelen y son importantes en la sociedad. Los que esperamos que nos lideren para enfrentar, nos quedamos huérfanos. Mientras los políticos crean que todo es un asunto de cómo se afecta su imagen, su familia o su prestigio, nada que hacer. Esperar la llegada de un Mesías, si acaso lamentable. O la construcción democrática de un conjunto de incentivos y mecanismos democráticos que nos permitan salir adelante. Ese es un buen reto. Ya veremos.
miguelgoco@gmail.com