Nombres, nombres y... nombres Alberto Aguilar 17 de octubre de 2007
ANOCHE ALBERTO SABA Raffoul y Moisés Saba Masri obtuvieron el aval “fast track” de la CNBV de Guillermo Babatz, para una nueva contraoferta que llevó el precio por título a 2.33 pesos, o sea 213 millones de dólares, esto es por arriba de la última de las dos que presentó ayer el grupo de Banamex representado por José Luis Barraza por 2.2508 pesos por acción y 206 millones de dólares.
Obviamente este último tiene hoy hasta las 16 horas para contraofertar y los Saba podrían hacer lo propio. O sea que la jornada promete. La única diferencia es que la oferta de los Saba prolongará el proceso por otros 20 días y esto abriría espacios para las gestiones legales de bloqueo que ya prepara Mexicana de Gastón Azcárraga.
Así que parece que Banamex y los suyos están obligados a dar todo. Para los accionistas de Aeroméxico y para el IPAB que lleva María Teresa Labardini, cuya misión es lograr el mayor valor de recuperación de ese que es uno de los últimos activos que le quedan, es sin duda el mejor escenario, aunque la posición de Azcárraga podría convertirse en una nube en el horizonte. Habrá que ver.
EN LOS PRÓXIMOS días Aeroméxico de Andrés Conesa, Aeromar de Zvi Katz, Delta que encabeza Christophe Didier y Continental de Carlos Enrique Hernández arrancarán su traslado a la T2 del AICM. La mudanza deberá concluir el 15 de noviembre. Con ello arrancará la última fase para habilitar esa terminal que será inaugurada por Felipe Calderón en diciembre. Fue una obra compleja a cargo de ASA de Ernesto Velasco.
Se excavaron casi 887 mil metros cúbicos, se construyeron 115 mil pilas y pilotes y se utilizaron 26 mil toneladas de estructura metálica, 20 mil 400 toneladas de acero, 31 mil 600 metros cuadrados de fachada, 344 mil 600 metros de concreto asfáltico, 44 mil 135 metros cuadrados de alfombras, mil 48 kilómetros de cable eléctrico y 113 mil 700 metros de plafones.
La T2 va a incrementar la capacidad del AICM a 32 millones de pasajeros, 8 millones más que hoy. Se invirtieron 8 mil 500 millones de pesos y la obra estuvo a cargo de ICA de Bernardo Quintana.
Empresa Alberto Barranco 17 de octubre de 2007
En lo que podría constituir un enrarecimiento en el proceso de compra de Aeroméxico, hete aquí que el grupo de inversionistas que lleva como socio minoritario a Banamex planteó ayer dos incrementos a su oferta de compra, con la novedad de que el segundo lo hizo en forma extemporánea.
Estamos hablando de 17 minutos después de cerrado el plazo pactado en consonancia con las reglas fijadas por el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB) como entidad vendedora.
El segundo revire planteó un pago adicional de 35 millones de dólares.
Adicionalmente, como usted sabe, el IPAB había dado como ganadora a la oferta de Alberto Saba Raffoul y Moisés Saba Mansri, reculando luego… para abrir espacio al punto final hasta mañana.
La acción de la aerolínea subió 16.93% en una jornada y se ubicó en 2.21 pesos
Tras intensas pujas, otra vez quedó en el aire la venta de Aeroméxico
El IPAB atribuyó tempranera victoria a los Saba
Los dos contendientes reaccionaron por horas y hasta por minutos
El proceso podría extenderse hasta el 15 de noviembre
Víctor Cardoso y Juan Antonio Zúñiga
El plazo para culminar la venta de Aeroméxico, uno de los últimos activos que le quedan por desincorporar al gobierno federal, nuevamente quedó en el aire.
Luego de una intensa jornada de pujas, en la que el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB) había dado una tempranera victoria a la familia Saba, estos inversionistas quedaron rebasados por una propuesta de 2.2508 pesos por acción realizada por el otro grupo interesado que encabezan José Luis Barraza González y Banamex, la marca en México con la que opera el estadunidense Citigroup.
Pero por la noche, a las 21:28 horas, los Saba presentaron una nueva oferta que representará el pago de 2.33 pesos por acción de Aeroméxico. Esto representa un total de 2 mil 312.31 millones de pesos para quedarse con la aerolínea, equivalentes a unos 210 millones de dólares. Esta nueva propuesta tendrá una vigencia de 20 días hábiles, con lo que el proceso podría extenderse hasta el 15 de noviembre.
Fue una jornada de giros y suspenso sobre el destino de Aeroméxico. Los dos pretendientes de la compañía aérea reaccionaron por horas, y hasta por minutos, en contraofertar por una empresa que hasta el 4 de septiembre pasado no se pagaba en más de 1.45 pesos por cada una de sus acciones cotizadas en el mercado bursátil, y que sólo ayer remontó con una variación de 16.93 por ciento, para llegar a 2.21 pesos por título.
Pocos pensaban que con pérdidas por mil 173.7 millones de pesos en el primer semestre de 2007, Aeroméxico pudiera tener algún atractivo como negocio, pero resultó que al menos los Saba ya ofrecen más del doble, 111.8 por ciento, comparado con su primera oferta de 1.10 pesos.
Así, la que hace menos de dos meses era la muñeca fea se erigió ayer casi en la última chela del estadio, y el IPAB, propietario de 45.37 por ciento de la principal aerolínea del país, tuvo que dar dos fallos parciales en los que declaró ganador a cada uno de los dos pretendientes. Pero incluso así, todo quedó en suspenso.
A las 11:16 horas ese organismo dio como ganadores a Moisés Saba Masri y Alberto Saba Raffoul. Informó que su junta de gobierno “resolvió aceptar la oferta de los señores Saba (1.8569 pesos por acción), por ser la que se consideró que maximiza el valor de recuperación para el instituto en el menor tiempo posible”. No obstante dejó abierta una escotilla al declarar que esa aceptación era sin perjuicio para el organismo, en el caso de que se presentara una propuesta de mayor monto.
Pero 81 minutos después el IPAB reculó, cuando el grupo de empresarios liderado por Barraza-Banamex propuso mantener un precio de 1.8686 pesos por título, más el pago inmediato y en efectivo de un bono equivalente a 38.22 centavos, con lo que elevó el valor de su oferta por Aeroméxico a 2.2508 pesos por acción, o un total de 2 mil 232.9 millones de pesos; unos 206 millones de dólares.
El IPAB justificó entonces: “Dado que la última oferta del fideicomiso (Barraza-Banamex) vence el 17 de octubre de 2007 a las 16 horas, para la determinación relativa a aceptar esta oferta, el IPAB considerará las ofertas que pudieran presentarse en este periodo con el objeto de aceptar la oferta que represente el máximo valor de recuperación determinado, en el menor tiempo posible. En caso de que durante dicho periodo no se reciban ofertas más favorables para el IPAB, se procederá a aceptar esta oferta del fideicomiso”.
Respuesta en efectivo
A las 17 horas la familia Saba instruyó a su representante legal, Antonio Franck Cabrera, para anunciar que “el IPAB no aceptó otra oferta más que la nuestra”, aunque para amarrar la operación anunció que sus representados presentarían una nueva propuesta, superior a los 2.2508 pesos por acción de sus rivales, porque “creemos en el dinero…Llevamos muchos meses evaluando esta compañía y queremos tenerla”.
Con esta respuesta, la familia Saba abrió la posibilidad de que el proceso de venta de Aeroméxico se prolongue 20 días hábiles, contados a partir de hoy, cuando oficialicen su nueva oferta ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Bolsa Mexicana de Valores y el IPAB.
Esto, porque la oferta anterior, que empezó el 22 de agosto con una propuesta de 1.10 pesos por acción, venció a las 12 horas de ayer, y de acuerdo con la Ley del Mercado de Valores es necesario abrir un nuevo procedimiento de compra antes de las 16 horas de hoy, cuando concluya el plazo establecido en la propuesta de los empresarios encabezados por Barraza-Banamex.
Tercero en discordia
Mientras tanto, el grupo Mexicana de Aviación, que ofreció pagar 2.19 pesos por título, unos 200 millones de dólares, no quiso quedar fuera del proceso y emitió desde temprana hora un comunicado donde alegó que su descalificación por parte de la Comisión Federal de Competencia (CFC) “no ha sido notificada en su contenido” a este competidor.
En la misma información, Grupo Mexicana dio a conocer su decisión de impugnar la decisión de la CFC para mantenerse en la puja por Aeroméxico, que tal y como están las cosas podría decidirse en las próximas horas, o hasta el 15 de noviembre de este año.
Aeroméxico, guerra de orgullo empresarial
De cualquier manera la línea quedará en manos de inexpertos, pero favoritos del poder
Aeroméxico, que “no vale un centavo más de lo que ofrecemos”, según comentario del primero de los postores, se ha convertido en una guerra de orgullo empresarial entre la familia Saba y el Citigroup disfrazado de Banamex y aderezado con un grupo de ex accionistas de esa institución, otrora de capital mexicano, muchos de ellos orgullosamente Forbes.
Poco menos de dos meses atrás, y de la nada, Alberto y Moisés Saba por la libre ofrecieron 98 millones de dólares por 100 por ciento de las acciones de la citada aerolínea, o lo que es lo mismo ni un centavo más de “lo que vale”.
Poco después, Citigroup y su “grupo de empresarios mexicanos” brincó a la palestra, con la chequera en la mano, para mostrar su interés en la adquisición de Aeroméxico. Días más adelante, y de forma por demás sorpresiva, Gastón Azcárraga y sus guajiros de Mexicana de Aviación hicieron lo propio, presumiendo 200 millones de dólares, que muchos consideraron de saliva pura, como la “inminente quiebra” de esta empresa que presumen sus propietarios.
En el camino se quedó la oferta de Mexicana de Aviación, mientras la familia Saba y Citigroup desataron una guerra de aumentos en sus respectivas posturas originales. Todo para una empresa, Aeroméxico, que, decían al principio, “no vale un centavo más” de lo ofrecido en un principio.
Ninguno de los oferentes está acostumbrado a perder. Los Saba son orgullosamente Forbes; han librado cualquier cantidad de acusaciones por negocios oscuros, incluyendo operaciones calificadas de fraudulentas cuando Moisés, asociado con Ricardo Salinas Pliego, protagonizó un escándalo financiero (Codisco-Unefón) en Estados Unidos por sospechosas operaciones de compra-venta de deuda para una misma compañía, con la que, junto con el dueño de Tv Azteca, se embolsó alrededor de 200 millones de dólares.
Citigroup y sus “empresarios mexicanos” tampoco acotumbran morder el polvo. La trasnacional financiera estadunidense está acostumbrada a hacer y deshacer a su gusto y albedrío: se quedó con Banamex, pagaré Fobaproa incluido, mientras su ahora “grupo de empresarios mexicanos” evadía al fisco con total cinismo.
Ambos oferentes han contado, cuentan con las gracias del poder público, tienen derecho de picaporte en las más altas esferas gubernamentales y suelen salir impunes de sus francachelas. Aún así, hay de amigos a amigos, y una simple familia, por orgullosamente Forbes que sea, no tiene el alcance de Citigroup, su banda de “empresarios mexicanos” y su mapache electoral disfrazado de ex dirigente gremial como cabeza visible.
Aún no se reciben oficialmente las posturas, todavía no se cierran los plazos, cuando el IPAB, el heredero del Fobaproa, rescatador oficial de la aerolínea en pugna y su accionista mayoritario, ya mostró su debilidad (léase el cobre): los bancos, de preferencia extranjeros, y en la operación de compra-venta de Aeroméxico ya tomó partido (léase Citigroup). Lo anterior, en caso de que “otros” no mejoren la oferta en un plazo tan amplio como hoy mismo.
Como recordábamos días atrás, de cualquier suerte Aeroméxico quedará en manos de “hombres de negocios” sin experiencia alguna en el manejo de líneas aéreas.
Un rápido repaso de su historial nos indica que en ambos grupos sobresalen usureros, textileros, cerveceros, lecheros, tequileros, toalleros, dueños de supermercados y tiendas departamentales, gaseros, acereros, cableros, vendedores de automóviles, telefonistas, vendedores de inmuebles y un mapache electoral con careta de ex presidente del Consejo Coordinador Empresarial, pero de aerolíneas, nada.
Lo anterior sólo reproduce y resume el esquema privatizador utilizado desde el sexenio salinista. Muestra superlativa la constituye la reprivatización bancaria: farmacéuticos, especuladores bursátiles, cerveceros, refresqueros y demás expertos, todos amigos del inquilino de Los Pinos en turno, se quedaron con las 18 ex sociedades nacionales de crédito.
El resto de la historia es conocida, y la factura aún no la terminan de pagar los mexicanos, mientras muchos de esos “expertos” ahora se meten al negocio de las aerolíneas.
Lo único cierto es que tanto a las “autoridades” como a los “hombres de negocios” les urge aterrizar la compra-venta de Aeroméxico para evadir impuestos, una vez más, como en su momento lo hicieron en la compra-venta de Banamex (2001). Si se tardan, se esfumarán las gracias fiscales garantizadas para las transacciones vía Bolsa Mexicana de Valores.
El aterrizaje de Aeroméxico
Banamex superaba a los Saba
Doña Remedios
¿Comida kosher en Aeroméxico? Parece que no. El poderoso grupo financiero de Moisés Saba Masri y Alberto Saba Raffoul quizá perderá el vuelo porque es casi seguro que hoy el IPAB/Fobaproa, Hacienda y Nafin anunciarán que el fideicomiso Banamex se impuso en la puja.
Ayer alcanzó tonalidades teatrales. Habían anunciado que venderían la aerolínea al grupo Saba, a menos que antes del mediodía se recibiera una mejor oferta. Y llegó: el fideicomiso Banamex la superó.
Así que se optó por ampliar el plazo hasta hoy a las cuatro de la tarde, en la inteligencia de que si no se presenta una postura más atractiva, será el fideicomiso el que se lleve el gato al río.
Los Saba ofrecieron 174 millones de dólares contra 206 millones del fideicomiso Banamex, pero anoche hicieron saber que podrían poner más dinero sobre la mesa. Sin embargo, todo indica que las dos principales líneas aéreas del país quedarán en manos de los directivos de los organismos empresariales que ayudaron a Felipe Calderón a llegar a Los Pinos:
Gastón Azcárraga era el presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y recibió Mexicana de Aviación como un regalo de don Bizente, y José Luis Barraza era el presidente del Consejo Coordinador Empresarial y encabeza al grupo comprador de Aeroméxico.
17-Oct-2007
Activo empresarial
José Yuste
Aeroméxico, final cardiaco…Saba revira
De película se vivieron varias horas en el IPAB. Los tres postores por Aeroméxico se fueron con todo, midiendo tiempos, haciendo fintas, realizando jugadas de ajedrez financiero. De todo. Ofertas y contraofertas se vivieron en cuestión de minutos, al grado de tener que dejarse de hablar de millones de dólares para manejar única y exclusivamente el dato más fino, el de milésimas, el del precio por una acción de Aeroméxico.
El grupo de José Luis Barraza, Banamex y otros inversionistas salió a explicar su opción de warrant. En el IPAB no gustó por completo, porque su asesor financiero, Paribas, al viejo estilo de “prefiero ver el dinero contante”, no quiso meterse en ingeniería financiera por muy básica que fuera.
Y arremetió Moisés Saba el lunes por la noche. Allí elevó su oferta a 1.8574 pesos por acción.
Y cuando parecía que se iba a quedar con Aeroméxico, al filo de las 12 del día, justo después de terminar el plazo de Saba, fue que Banamex entró para elevar su oferta: subió el precio por acción a 1.8686 pesos.
Casi de inmediato, en cuestión de minutos, Saba la elevó a 1.90 pesos por acción.
Y Barraza-Banamex decidió hacer algo poco ortodoxo: monetizó su warrant, es decir, lo trae a valor presente para pagarlo casi como si fuera efectivo a los accionistas de Aeroméxico, con lo cual ponían su oferta en 2.25 pesos por acción. Así, si el IPAB aprobaba el warrant monetizado ya casi como dinero en efectivo, aportaría cerca de 35 millones de dólares más.
Para complicar el día, las autoridades financieras, como la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, presidida por Guillermo Babatz, tenían que responder al comunicado que muy temprano había emitido el tercer postor, Grupo Mexicana, en el que se decía que había interpuesto un recurso de reconsideración dentro de la Comisión Federal de Competencia, por lo que el supuesto rechazo para comprar Aeroméxico todavía no era cosa juzgada.
Aun así, siguieron las pujas y ofertas, ya que los otros dos postores querían llevarse Aeroméxico con todo y el riesgo de tener que vérselas en tribunales con Grupo Mexicana, presidida por Gastón Azcárraga.
El grupo constituido por Banamex-Barraza e inversionistas es prácticamente el ganador de la subasta por Aeroméxico. No sólo ha jugado con inversionistas regionales, con propuestas con los sindicatos (como la del 5% accionario a pilotos), sino también con un monto fuerte de 206 millones de dólares, al ofrecer 2.25 pesos por acción, incluso superando a la oferta de Mexicana por 200 millones de dólares. Ayer por la noche, Moisés Saba presentó una nueva oferta de compra por 213 millones de dólares. Va muy en serio y dice que seguirá revirando hasta donde sea necesario. Hoy, antes de las 4 de la tarde, el grupo de Banamex debe mejorar la oferta de Saba.
Al final del proceso, las ofertas se presentaron tan precisas en tiempo, que la última de Banamex fue al filo de las 12 del día, sin embargo, Moisés Saba planea inconformarse porque en el Emisnet salió varios minutos después. El equipo de Banamex respondió que estuvo de manera física en la Bolsa Mexicana de Valores. Ahí estuvieron Javier Arrigunaga, el abogado Rafael Robles Miaja, Jorge Hierro y los técnicos de Accival. Físicamente presentaron, en Bolsa, su oferta a las 12 del día, a pesar de que el sistema de información Emisnet lo registró varios minutos más tarde.
Banamex enfatizó que la estrategia de Saba es ganar tiempo, pues aunque hoy presenta un prospecto de oferta en la CNBV, ésta debe ser analizada por lo menos un par de días por dicha autoridad financiera y ya no podía ser considerada como una oferta en firme. Señoras y señores, empieza el litigio.
La forma de licitar Aeroméxico a través de una Oferta Pública de Acciones fue un acierto de Andrés Conesa, presidente de Aeroméxico. Resultó ser un proceso que llamó la atención hacia la aerolínea insignia del país que en una licitación con sobres cerrados se hubiera vendido a menor precio y sin los reflectores que ahora tiene. Se logró mejor monto, compromisos de capitalización y mejores condiciones con los sindicatos. Y eso sí: el ganador tendrá un pasivo contingente: vérselas con Mexicana y su recurso legal, que no ha terminado.
Aeroméxico, duelo a billetazos
Por: Marco A. Mares Opinión
Miercoles 17 de Octubre de 2007 Hora de publicación: 01:44
Es un auténtico duelo a billetazos.Anoche, de última hora Moisés Saba aumentó su oferta a 213 millones de dólares y mantiene el resto de su oferta con 5% de las acciones para pilotos y capitalización por 250 millones de dólares.Esa fue el revire de última hora que equivale a 2.33 pesos por acción y es superior al de Banamex.Todo apunta a que al final el ganador en la subasta por Aeroméxico, será el mejor postor.
Es decir, no contarán ni el proyecto de inversión, ni los planes de reestructuración de la empresa, ni las promesas de ganancia de mediano o largo plazo para los inversionistas.Sólo contarán los billetes; los dólares que se pongan sobre la mesa.Con esto se apliará el plazo para nuevas ofertas, hasta 20 días. Moisés Saba presenta su nueva oferta mediante un nuevo proceso en la puja.Y Gastón Azcárraga mantiene la esperanza de que la oferta de Saba le abra un nuevo compás de tiempo, aunque reconoce que no tiene una arma secreta, pero sí tiene todo el interés de seguir en el juego. Por otra parte, el objetivo del gobierno es obtener lo más posible.
El Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB), que encabeza María Teresa Fernández, lo dejó muy claro ayer cuando por la mañana declaró a Moisés Saba como el virtual ganador de la subasta, aunque horas más tarde, después de la contraoferta de los inversionisas asociados a Banamex, ofrecieron un monto mayor.Al final los inversionistas asociados a Banamex reviraron ayer dos veces. En la segunda oferta de ayer ofrecieron pagar 2.2508 pesos por acción, equivalentes a 206 millones de dólares, más una inyección de capital por 240 millones de dólares.
Saba, para entonces había aumentado de 1.8 a 1.90 pesos por acción.Por la noche, Moisés Saba anunció que mañana presentará una nueva oferta.Con ésta última oferta rebasó incluso la oferta de Gastón Azcárraga descalificada por la Comisión Antimonopolios.La subasta dio un giro de 180 grados al medio día de ayer.A Saba le quitaron Aeroméxco de las manos porque el grupo de inversionistas —que incluye a la familia Aramburuzabala, la familia Canales Clariond, y los empresarios Valentín Díez Morodo, Juan Francisco Beckman Vidal, Henry Bremond Pellat, Antonio Cosío Pando, Agustín Franco Macías, Ricardo Martín Bringas y Tomás Milmo Santos— se lanzó a fondo con una nueva oferta que superó en monto la de Moisés y su padre.
Con un final de película, el grupo de inversionistas encabezado por José Luis Barraza está enfrentando peso contra peso —o mejor dicho, dólar contra dólar— a Moisés Saba y su padre Alberto Saba, en la primera Oferta Pública de Adquisición (OPA) que se realiza en México.Como en las más reñidas competencias, también hay fuertes quejas y acusaciones en contra del árbitro: la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.
Gastón Azcárraga, propietario de Mexicana de Aviación y descalificado por la Comisión Antimonopolios al tiempo que exige tiempo para convencer a ese organismo, advierte sobre una venta apresurada.Además acusa que se violan disposiciones de la Ley del Mercado de Valores respecto de las Ofertas Públicas de Adquisición (OPA´s) porque no se disponen nuevos plazos después de cada oferta por parte de los distintos grupos de inversionistas.
Uno de los rivales más fuertes, Moisés Saba también acusa al Instituto de Protección al Ahorro Bancario de parcialidad y discriminación.Además subraya que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el Instituto de Protección al Ahorro Bancario le están jugando chueco porque aceptaron el revire del grupo de inversionistas asociado a Banamex, un minuto después de que debía cerrarse la aceptación de ofertas.“Un minuto es un minuto y está claro que en el gobierno hay quienes no quieren que yo me quede con Aeroméxico”, declara a este reportero poco después de que se le escurrió de entre las manos el triunfo en la subasta.
“Tal vez porque no soy parte de la casta divina”, afirma.Abiertamente enfadado, Moisés Saba anuncia que realizará una contraoferta.Algo están viendo que yo no estoy viendo los inversionistas y el banco.“No pueden estar equivocados y voy a seguir pujando”.Saba ha aumentado su oferta considerablemente. Prácticamente la había duplicado desde los iniciales 99 millones de dólares que había ofrecido por una empresa que dijo no valía más.
“Incluso deberían pagarme a mí porque me la quede”, declaró hace poco más de dos semanas a este reportero.También quedaron atrás sus palabras con las que había advertido que no quería hacer rico al gobierno y que no le metería un peso más a su oferta porque en esa misma medida sería un peso menos de inversión en la propia empresa. Pero la percepción de Moisés Saba sobre Aeroméxico parece más apegada a la visión de un apostador profesional que sigue en el juego intrigado por lo que traman sus competidores.Saba se escuchaba realmente preocupado e interesado.Correo electrónico: marcomares@prodigy.net.mx
La aviación y la competencia III
Por: Rosario Avilés Opinión
Miercoles 17 de Octubre de 2007 Hora de publicación: 01:44
Como un acto de prestidigitador, el IPAB cambió los momios el día de ayer y, sorpresivamente, le quitó a los Saba de las manos el control de Aeroméxico que ya parecía seguro después de su oferta que incrementaba sustancialmente lo previsto, para anunciar que mejor aceptaba lo que le ofrecía el grupo empresarial cobijado por Banamex y lidereado por José Luis Barraza.
Lo que nunca sabremos es qué fue lo que pasó en ese pequeño lapso, entre que el IPAB se mostró complacido con la nueva oferta que realizaron los Saba y que —dijo mi mamá que siempre no— anunció que Banamex había reconsiderado su oferta que ya incluía el “warrant”, para hacerla todavía más atractiva a los inversionistas. Para no ser menos, los Saba hicieron lo propio y…bueno, el caso es que ya nadie sabe ni nadie supo cuál es la seriedad de las autoridades del IPAB.
En todo caso, y en eso muchos están de acuerdo, no parece ser el factor económico lo que está determinando la inclinación de la balanza del IPAB a favor de alguno de los compradores. Por el contrario, aun cuando la oferta económica crece y eso beneficia a quienes desean recuperar recursos, la verdad es que por el modo como se están dando las decisiones y los anuncios pareciera que el problema es otro: un tema político que todavía no se sabe realmente a quién beneficia.
¿Por qué un grupo empresarial del tamaño del que cobija Banamex podría ser el favorito para adquirir Aeroméxico, por mucho que esta aerolínea sea la “joyita de la corona”? ¿Por qué, aún más, este grupo no se inclina más bien por comprarle a Azcárraga sus deterioradas acciones de Mexicana, o a Miguel Alemán su aventura de InterJet o le pide a la SCT que le dé uno más de los muchos permisos de operación y se pone a competir con todo su capital en una industria que —ya lo vimos— no tiene quién la defienda?
Es más…¿qué tiene Aeroméxico que no tengan las demás? ¿Qué tiene hoy en día Aeroméxico, que no tuviera en diciembre de 2005 cuando nadie se interesó en comprarla? ¿Por qué Aeroméxico le podría interesar a este grupo de figurones y a los cercanos a Los Pinos? Muchas preguntas y pocas respuestas. Desde luego que no podemos desdeñar el trabajo que se ha hecho en la empresa, ni tampoco dejar de reconocer que —además de ser una de las dos troncales más importantes— no tiene dentro de su estructura un polvorín como el que hoy posee Mexicana de Aviación que, por cierto, aunque anuncia que no tiene problemas con ASPA todavía no tiene jefe de pilotos ni jefe de adiestramiento por problemas con este gremio.
Por otro lado, es notable cómo la Secretaría de Comunicaciones y Transportes se ha desentendido del asunto de la venta de una aerolínea, como si la aviación no fuera un asunto de su competencia y como si la venta de una de las dos empresas más importantes fuera cosa de todos los días.
Es más, Luis Téllez, que —hasta donde sabemos— trabaja como secretario del ramo, se negó a asistir a una comparecencia a la que lo citaban los diputados para, entre otras cosas, cuestionarlo sobre los criterios de venta de esta empresa. Téllez, además de no comparecer, simplemente soslaya los temas relativos a la aviación.
Tal vez se necesita dividir a la Secretaría de Comunicaciones para crear otra de Transportes o tal vez lo que se requiere es, simplemente, cambiar de secretario para tener uno que haya sido educado en México y responda a los intereses de nuestra constitución y que sepa que como funcionario público tiene que rendir cuentas.Mientras tanto se aceptan apuestas. Hay quien jura que la aerolínea del Caballero Águila quedará en manos del grupo de Banamex sólo por los personajes que lo integran.
Otros dicen que la maniobra sirve para hacer pagar a Saba un poco más. Otros, en fin, consideran que Azcárraga tiene razón cuando dice que la Comisión Federal de Competencia no tiene por qué impedirle adquirir Aeroméxico y que ganará el caso en tribunales. Lo cierto es que mientras eso ocurre, nadie se está fijando en la aviación mexicana, en sus necesidades y en la urgencia de apuntalar al sector para rescatar lo poquito que nos queda de aviación. Y ya ni los discursos sirven. Cuando menos antes lo hecho en México estaba bien dicho.
Lo oí en 123.45: Que el asunto de las deudas del Aeropuerto capitalino puede abrir la puerta a cosas más de fondo con los aeropuertos, cuyos concesionarios quieren ser tratados con privilegios de hijos y obligaciones de entenados pues nadie paga el predial a sus correspondientes municipios.