Personajes de renombre
Por: David Páramo
Estamos bien, vamos mal
RENOMBRADOS
Increíble, por decir lo menos, que Alonso de Garay se haya convertido en el principal enemigo de la colocación bursátil de la Bolsa Mexicana de Valores.
Ahora resulta que uno de los hombres institucionales de este mercado quiere mantenerlo cerrado y en contra de la transparencia… Así es fácil entender el pobre crecimiento de la BMV como factor de desarrollo del país, tiene socios pequeños.
El IPAB, que encabeza Tere Fernández, no puede caer en las especulaciones de ningún tipo y sólo puede trabajar con hechos concretos.
La única oferta que existe hasta el momento por Aeroméxico es la de Alberto Saba. Todo lo demás ocurre sólo en el mundo de lo posible. Grupo Posadas ciertamente ha realizado algunos movimientos, pero sería muy difícil que la Comisión Federal de Competencia les dé una autorización del tamaño que la necesitan.
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Nombres, nombres y... nombres Alberto Aguilar12 de septiembre de 2007
Concluyen socios de BMV juntas, la división y el 4 de octubre deciden oferta y continuidad de Prieto
LOS QUE ACABAN de presentar un escrito ante el IPAB de María Teresa Fernández son Alberto Saba Raffoul y Moisés Saba Masri. En el mismo acreditan que nunca han sido funcionarios de la banca ni colaboradores de ese instituto; tampoco participaron en acciones legales contra el mismo; no han estado en cartera vencida y el punto a destacar es que jamás han sido parte de algún grupo beneficiado por programas de ese fideicomiso.
El documento, obvio lleva línea contra el grupo ligado a Banamex que quizá hoy o mañana pudiera presentar su OPA por Aeroméxico que dirige Andrés Conesa. Y es que se asegura que tan sólo José Luis Barraza, su representante, sí se benefició del IPAB, lo que lo inhabilitaría.
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Empresa Alberto Barranco 12 de septiembre de 2007
Reversión de cuotas
Balance general
Aunque Mexicana de Aviación y Aeroméxico ya no acaparan en conjunto 84% del mercado, como sucedió en la época en que la Comisión Federal de Competencia les prohibió la posibilidad de operación conjunta, las señales apuntan a que la dependencia les negará a los dueños de la primera la posibilidad de adquirir la segunda.
El gran obstáculo lo representa la presencia de un socio incómodo en el grupo que acompaña a Gastón Azcárraga Andrade en la sociedad, es decir Fernando Chico Pardo, el mayor accionista del Grupo Aeroportuario del Sureste.
De hecho, costó sangre avalar la compra de Mexicana.
Ahora que llama la atención el que la firma que se asume en posición de quiebra tenga 100 o 120 millones de dólares para avalar su oferta, cuando no ha cumplido sus compromisos de inversión por 180.
De integrarse, las líneas aéreas hegemónicas del país tendrían 70% del mercado.
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Grupo Posadas presentará oferta por Aeroméxico
Reuters
Grupo Posadas, accionista de la aerolínea Mexicana, notificó a la Comisión Federal de Competencia (CFC) que busca presentar una oferta para adquirir Consorcio Aeroméxico, que controla a la mayor compañía aérea de México.
Una fuente de la CFC, que pidió el anonimato, dijo este martes que el grupo hotelero mexicano presentó la notificación la semana pasada.
El gobierno busca desde hace tiempo vender su participación del 62 por ciento en Consorcio Aeroméxico, que opera a las líneas aéreas Aeroméxico y Aerolitoral. El resto de las acciones del consorcio cotiza en el mercado bursátil.
Los empresarios mexicanos Alberto y Moisés Saba ya habían presentado una oferta para adquirir el consorcio por unos 99 millones de dólares, que ya fue autorizada por la CFC.
Esta propuesta vence el 18 de septiembre, pero el gobierno no ha dicho aún si la aceptará. “Hasta ahora es la única notificación que se ha recibido después de la de (los empresarios) Saba”, dijo la fuente de la CFC.
Rumbo, altura y velocidad
Por: Rosario Avilés OpiniónMiercoles 12 de Septiembre de 2007 Hora de publicación: 02:06
Se dice que para que una aeronave vuele de manera eficiente se necesita tener rumbo, altura y velocidad. Cualquiera de las tres cosas que falle lo que hará es que la aeronave ande al garete y que, más tarde o más temprano, se estrelle.
Si esto es verdad para una sola aeronave, lo es más aún para la industria del transporte aéreo y, en el caso del sector en México lo que se aprecia claramente es que no hay ni rumbo ni altura y en cuanto a la velocidad, lo único que queda de manifiesto es que —lo más seguro— terminará en manos de unos cuantos vivales.
Como parece ya inútil pretender que la administración de Felipe Calderón tome en serio a un sector que le ha costado al erario mexicano más caro que la industria eléctrica, los diputados quieren tomar cartas en el asunto.
Ya se comienza a dibujar desde San Lázaro una propuesta de política aérea que tal vez logre concitar el interés y la participación de todos los sectores y que pueda ser un buen principio para ordenar un sector que no parece interesar para nada al secretario Téllez —tan ocupado como está en abrirles la frontera a los primos del Norte y a sus autotransportes enredando cada día más las telecomunicaciones— mientras que en el mercado desde y hacia nuestro país, las aerolíneas estadunidenses se adueñan cada día más de los espacios.
En el enredo de la venta de Aeroméxico, se dice que atrás del Grupo que conforma Banamex no está solamente Barraza y sus amigos de Monterrey, sino el propio Roberto Hernández, quien estaría impedido por las regulaciones en torno al IPAB para pujar él mismo por la aerolínea que en su momento el propio banco contribuyó a quebrantar.
Pero en este punto hay dos cosas muy delicadas: la primera, que tiene que ver con la verdadera historia de a quién le interesa la empresa del Caballero Aguila, un espacio de transporte tan interesante como jugoso para quien se dedica a llevar y traer mercancías de toda índole, incluidas aquellas que no son lícitas.
La segunda, ligada a la primera, es lo que se refiere a la seguridad en el transporte aéreo. Ahora que por estos días conmemoramos el ataque terrorista del 11 de septiembre del 2001, no está de más preguntarse si el Estado mexicano está dispuesto a dejar que una de sus principales aerolíneas, con una cantidad considerable de vuelos internacionales, en particular hacia Estados Unidos, pueda ser vendida a compradores anónimos vía bolsa:
Como dicen mis colegas, es pregunta.
En ambos casos, el gobierno tendría que ponerse las pilas para examinar con toda atención a quiénes se pudiera vender la empresa, lo cual desmentiría por completo las afirmaciones de nuestro inefable director de Aeronáutica Civil, quien no se cansa de decir que la idoneidad y solvencia (moral) de los propietarios de las aerolíneas no es un asunto que le competa.
Es cierto que hasta ahora este funcionario no ha mostrado ser competente, pero de que la propiedad de las aerolíneas es un área de su competencia, no cabe la menor duda.Por otro lado, está el tema de la aplicación del laudo que emitió la Junta de Conciliación y Arbitraje contra los sobrecargos de Mexicana.
Se sabe que la empresa está aplicando el laudo de manera unilateral (y estaría, por tanto, en el camino de ahorrar sus 25 millones de dólares anuales).
Esto implica que ya no hay nada que le impida a los propietarios (Gastón Azcárraga, Juan Gallardo y Ángel Lozada) invertir los 180 millones de dólares que deberían inyectar a la empresa, o al menos la quinta parte que corresponde a este año. Nada de ello se ha visto.
Pero por otra parte el recurso de amparo al que recurrió el sindicato de sobrecargos, y muchos de estos trabajadores en lo individual, sigue su curso en cuanto al fondo del acto reclamado: a saber, que las autoridades de la JFCyA no tienen atribuciones para modificar contratos colectivos y menos para deteriorar las condiciones laborales de ningún trabajador.
Si Mexicana pierde este recurso judicial tendría que devolver el dinero que se ha ahorrado, pero aún peor, quedaría en absoluto ridículo frente a los otros dos sindicatos, los cuales le firmaron condiciones extraordinarias a cambio de inversión, pues los sobrecargos estarían en un estado de excepción.
En cualquier caso, la empresa ya está buscando negociar algunas condiciones de paz que, de cualquier manera, dejarían maltrecha su posición, ya sea ante la comunidad de negocios o frente al resto de sus trabajadores.
Lo dicho: su estrategia fue fallida y ahora… ¿quién podrá defenderlos?
Lo oí en 123.45: Que Volaris está queriendo tomar las posiciones de Líneas Aéreas Azteca en el aeropuerto internacional de la ciudad de México. Por lo pronto, la empresa de Pedro Aspe ya tomó el lugar de la aerolínea de Sánchez Avalos, aunque sea en la telenovela de horario estelar de Televisa.