Engaños
y simulaciones contra los sobrecargos de Aeroméxico
Estimados
lectores, pretendo sumergirlos en las profundidades de una profesión, poco
comprendida, que desde afuera suele verse como sencilla y glamorosa, pero eso
es una total falacia.
La labor
del sobrecargo a bordo de una aeronave tiene una razón de ser, más allá del
servicio que pueda brindar al pasajero. El motivo principal es la de
salvaguardar sus vidas, ya sea por medio de proporcionar primeros auxilios a
quien lo necesite o el resolver cualquier conflicto en la cabina de pasajeros: desde
un fuego, una despresurización, o un evento mayor que requiera la evacuación de
un avión.
Al
igual que otras profesiones, la vida de los tripulantes de cabina ha sido
trastocada en estos momentos del Covid19. Las medidas que las empresas del orbe
han tomado respecto a sus sobrecargos han sido diferentes. En algunos casos han
recurrido a recortes o reajustes en su personal, así como reducciones a los
salarios o permisos especiales. Pero hablemos de nuestro país, y el caso de los
sobrecargos de Aeroméxico.
No es
cosa menor, pero a diferencia de otros grupos de sobrecargos que suelen estar
agremiados en “sindicatos blancos o de protección patronal”, los de Aeroméxico
pertenecen a un “sindicato democrático”. O por lo menos en sus orígenes lo fue.
Hablo de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, mejor conocida como
ASSA de México; tal vez muchos la recuerden ya que fue precisamente este
sindicato el que Alejandra Barrales utilizó como trampolín para brincar de la
vida sindical a la política.
Mi
sindicato, porque yo sigo siendo agremiada hasta en tanto no se resuelva
totalmente la quiebra de Mexicana de Aviación, ha dejado de ser democrático
para convertirse en uno “de protección”, y a las pruebas me remito. Como muchas
otras ramas productivas, la industria de la aviación tuvo y tiene serias
afectaciones por la pandemia, y Aeroméxico no es la excepción. A mediados de
marzo pasado, la empresa buscó llegar a un acuerdo laboral con el sindicato de
sobrecargos, para sobrellevar estos meses de muy poca demanda y ocupación.
En ese
mismo mes ASSA convocó a una asamblea en la que les propuso a sus agremiados “rotar”,
esto es, dejar de volar un mes, y no cobrar el salario correspondiente, en aras
apoyar a la empresa y mantener las fuentes de empleo.
La
lógica de esta dinámica radica en que un grupo de sobrecargos no perciba su
sueldo, pero solamente durante un mes. Al mes siguiente será otro grupo
diferente, y así sucesivamente. Sin embargo, debemos considerar ¿cuántos
sobrecargos tiene Aeroméxico?, 2,720 según el último censo registrado ante la Secretaría
del Trabajo y Previsión Social. Aunque el sindicato maneja un número poco más
alto, de cerca de 2,760, en esta columna manejaré el dato que tiene registrado
la autoridad laboral federal.
La
propuesta de ASSA fue la siguiente: cada mes rotarán sólo 900 sobrecargos,
divididos en 213 Sobrecargos Ejecutivos y 687 Sobrecargos Primeros. En dicha
asamblea, mis compañeros, confiados en que su representación sindical estaba velando
por sus intereses, aceptaron la propuesta de que “roten” 900 sobrecargos, durante
un mes, y luego trabajar dos meses, en el entendido de que la medida de
emergencia duraría seis meses, siempre buscando ayudar a Aeroméxico y evitar un
recorte de personal. En agradecimiento, la empresa seguirá pagando vales de
despensa y gasolina, así como Seguro Social, Seguro de Gastos Médicos Mayores y
cuotas sindicales. Con esta medida de contingencia, el sobrecargo sigue conservando
su antigüedad, aunque sin cobrar salario alguno.
En el
papel luce muy bonito, pero en la ejecución es otra historia, totalmente
diferente. Desafortunadamente la “emergencia sanitaria” se ha convertido en el
pretexto perfecto para justificar una serie de irregularidades de forma y de
fondo que en otro momento serían imposibles de realizarse. Por ejemplo, días
antes de comenzar la rotación de sobrecargos acordada en asamblea, el
Secretario General de ASSA, Ricardo Del Valle, informó que la empresa estaba “solicitando”
que rotara el 68%. Es decir que para el mes de abril rotaron 1,849 sobrecargos.
En palabras llanas, más del doble de sobrecargos no cobraron ni un peso en el
mes de abril. Por si esto no fuera suficiente, el sindicato jamás hizo pública la
lista de los sobrecargos que rotaron en abril, quedando este proceso en total
opacidad.
Para
el mes de mayo las cosas en la aviación no mejoraron, así que Aeroméxico solicitó
que ese mes rotara el 75% de la planta, esto es 2,040 sobrecargos. En este
momento, mis compañeros comenzaron a preguntarse, ¿quiénes son los 680 sobrecargos
que tendrán el privilegio de volar (y cobrar su sueldo) en el mes de mayo?,
porque una vez más mi sindicato decidió no publicar la lista de rotación. ¿Cómo
se enteraron los sobrecargos de su situación? De la peor manera, pues
recibieron sus hojas de rol “en blanco”, y al mismo tiempo enterarse de que ese
mes no recibirían salario.
Pero
en junio la cosa se puso más fea, pues en ese mes el Secretario General ya ni
siquiera informó el porcentaje de sobrecargos que rotaría, y así hasta llegar
al mes de agosto. ¿Qué es lo que ha pasado?, pues hay casos de compañeros que llevan
cinco meses rotando y sin cobrar. Es evidente que se encuentran más que desesperados;
incluso algunos han comenzado a vender lo poco de tienen de patrimonio, entre
otras cosas.
En 2010,
a raíz de la salida de Mexicana de Aviación del mercado aéreo, se crearon
grupos de Facebook para la venta de artículos y servicios diversos por parte de
los sobrecargos que se quedaron sin empleo. Hoy son los sobrecargos de
Aeroméxico los que inundan esas páginas, donde ofertan automóviles, casas,
muebles, así como pasteles, comida, servicios de fiestas, mesas de regalos,
artículos varios, e incluso cubrebocas N95.
Una
verdad a medias: el punto de acuerdo plasmado en el acta de la asamblea de
marzo de 2020, en la que se aprobó la rotación, la representación sindical
argumentó “Este proceso es único y ha dado resultados comprobados ya
que se preserva la fuente de empleo”. Lo que no dijeron nunca, es que este esquema
de “rotación” aprobado, no es ni siquiera una pálida sombra del esquema
original, que efectivamente se aplicó en varias ocasiones tanto en Aeroméxico
como Mexicana de Aviación, que bien aplicado, resulta justo, exitoso y
solidario.
El
esquema original tiene la premisa de que sólo puede rotar entre el 10% y hasta
el 20% de la planta, durante un mes. En dicho periodo, el salario de los que sobrecargos
que rotan, es cubierto por el resto de los tripulantes que sí se encuentra
volando, mediante un descuento general, claro, determinado y transparente a
todos los sobrecargos agremiados a la asociación, esto es, sin importar a que
empresa pertenezcas (Aeroméxico, Mexicana de Aviación, Aeromar, Click). El
gremio aporta gustoso ese porcentaje porque sabe que, si el mes siguiente le
toca rotar, los demás aportarán una parte de su ingreso para que los que
“rotan” reciban su sueldo. Es el más claro ejemplo de “hoy por ti, mañana por
mí”.
En
casos de extrema urgencia, cuando es difícil cubrir el 100% del salario de los
que rotan, se busca tasar una ayuda para que reciban la misma cantidad de
dinero. Punto muy importante es que el orden de la rotación es con base al
escalafón general, comenzando por el más nuevo hasta el más antiguo, pudiendo
dar varias vueltas al mismo, de ser necesario.
Bajo
este esquema, el trabajador nunca se queda sin absolutamente nada, si bien es
cierto, pueden no cobrar su sueldo al 100%, si cobraría un porcentaje del
mismo, con el que puede afrontar sus gastos más imperantes durante un mes,
sabiendo, que al mes siguiente sí volaría.
Pero
esto no está sucediendo en el caso que les presento, donde la desesperación de
mis compañeros, aunado a la incertidumbre laboral y la ansiedad que causa la
pandemia. Estamos ante un caldo de cultivo muy activo en personas cuyo trabajo
demanda que estén atentos al 100%. Lo dije en mi columna antepasada, la fatiga
en las tripulaciones de vuelo no debe tomarse a la ligera. No exagero cuando
digo que un error en la aviación es sinónimo de tragedia.
Es preocupante
la situación de mis colegas sobrecargos de Aeroméxico, que le han entregado
muchos años de su vida a la empresa del Caballero Águila. Es triste saber que
antiguos compañeros de Mexicana de Aviación, tras quedar desempleados, y habían
encontrado una segunda oportunidad en Aeroméxico, hoy su trabajo penda de un
hilo. Pero es frustrante documentar que quien debiera velar por las condiciones
de sus agremiados y tutelar sus derechos laborales primigenios, básicos e
irrenunciables, sea su propio verdugo; pero de eso hablaré largo y tendido en
una columna futura.
Ximena Garmendia
Esta columna fue escrita originalmente el 4 de agosto del año pasado, a la puerta tienen la asamblea de los CLAIMS, sería importante que hicieran un ejercicio de reflexión de cuánto han perdido, ya que al día de hoy continúan sin la certeza al desconocer "qué firmó la representación sindical pues carecen del "Convenio de ahorros por 4 años", así como no saben en qué lugar del escalafón se encuentran, porque el sindicato lo ha manejado con total opacidad, justo cuando necesitan saber que la repartición del dinero sea justa y equitativa.