Por: David Páramo
OPINIÓN
06/Diciembre/2012
Se requiere ser sumamente ingenuo, o algo mucho peor, para suponer que el
gobierno de Enrique Peña Nieto iba a comenzar su sexenio
rescatando a Mexicana de Aviación utilizando fondos públicos.
Sería un error no sólo monumental, sino histórico, que además implicaría una
gran cantidad de reacciones negativas. De entrada, cuál sería la justificación
jurídica para usar fondos públicos para rescatar a una empresa privada que hoy
por hoy no es necesaria para el país. La aviación, en su conjunto, ha crecido de
una manera sólida durante este lapso.
De lo que se ha venido hablando es justamente de lo que ayer ratificó el
secretario de Comunicaciones y Transportes,
Gerardo Ruiz
Esparza, en el sentido de pedir que el asunto sea definido a la mayor
brevedad posible.
Como le hemos venido informado, la juez Edith Alarcón pidió
a las autoridades financieras que especifiquen si los cinco mil millones de
dólares que dice tener Iván Barona realmente existen y, en caso
de ser así, si tienen un origen lícito y pueden ser empleados como parte de la
capitalización de Mexicana de Aviación.
Lo que hace la juez es seguir el manual y no dejar la puerta abierta. Antes
de que termine el año, muy posiblemente quedará claro que Barona
no tiene recursos suficientes para capitalizar a la línea aérea y, por
lo tanto, se llegará al esquema de quiebra.
Mediante este procedimiento se liquidará de acuerdo con la ley a los
trabajadores, autoridades fiscales y después a los acreedores.
Curiosamente en este punto es donde se abre la puerta para que Mexicana de
Aviación pueda revivir sin apoyos gubernamentales.
Una vez que la empresa sea declarada en quiebra se podrían vender los
activos, algunos de ellos verdaderamente valiosos como la base de mantenimiento
conocida como MRO, la cual tiene un valor estimado en unos 100 millones de
dólares y se mantiene como un negocio en marcha.
Otro activo al que algunos le dan un valor importante es a la marca de
Mexicana de Aviación, de ahí que pudiera estar pensándose en un esquema que
incluya la venta de estos activos.
Es importante destacar que la línea aérea no tiene aviones, puesto que
Bancomext se quedó con ellos como garantía de un pago y, de entrada, no tiene
obligación de entregar los equipos.
Aeroméxico
Una vez llegada a la quiebra se abre un panorama interesante. Hay quienes
dicen que una de las alternativas de rescate de Mexicana de Aviación podría
pasar por la aerolínea que preside José Luis Chacho
Barraza.
Desde hace unos días le hemos comentado que hay algún tipo de acercamiento,
según el cual Aeroméxico estaría interesada en comprar la base de mantenimiento
y la marca.
El primer pero que podría presentarse tiene que ver con la Comisión Federal
de Competencia, que en reiteradas ocasiones impidió la alianza entre las dos
líneas aéreas.
Sin embargo, las condiciones han cambiado radicalmente. De entrada, Mexicana
ya no es la principal línea aérea del país y ni aviones tiene. La participación
de mercado que han ganado Interjet, Volaris y VivaAerobús hace que las
proporciones sean totalmente diferentes.
No debe olvidarse que el crecimiento de Aeroméxico se ha conformado con
pilotos de Mexicana de Aviación, es decir, permitiría que se oficializara esta
forma de recuperar los empleos.
Es importante destacar que esta alternativa se está analizando con mucho
cuidado y en la que seguramente jugaría un papel muy importante la cercanía que
hay entre el director de Aeroméxico, Andrés Conesa, con el
secretario de Hacienda, Luis Videgaray.