La Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación tiene en la puerta un nuevo proceso electoral en el que elegirán a su Secretario General, pero al parecer éste se realizará en un ambiente de turbulencia. Las intenciones de Ricardo del Valle Solares de perpetuarse al frente de este grupo destaparon toda una serie de acciones de él y su grupo contra sus opositores, que bajo su mandato tienen que cuidar hasta un “like” en sus redes sociales, ya que eso podría sentenciarlos y dejarlos sin trabajo.

Ciudad de México, 8 de octubre (SinEmbargo).– Agremiados de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA) denunciaron las intenciones de Ricardo del Valle Solares de reelegirse en el cargo de Secretario General, a pesar de que de hacerlo estaría violando los estatutos mediante los que se rige actualmente ese sindicato.
Del Valle Solares rindió protesta el 1 de agosto de 2011 y su primera gestión culminó el 31 de febrero de 2014. Luego de una reelección, tomó posesión el 1 de febrero de 2014 para dejar el puesto el 31 de enero de 2017. De acuerdo con los estatutos de ASSA, nadie puede ocupar un puesto ahí por más de seis años.
Durante este periodo y ante la posible reelección, la administración encabezada por Del Valle ha recurrido a prácticas que, en palabras de los agremiados, han sido de persecución e incluso vengativas; todo fincado en sembrar miedo a perder el empleo en un sector que lo ha vivido en carne propia.
“Hay un terrorismo sindical que no nos permite expresarnos, en el que constitucionalmente están violando nuestros derechos, porque no puede ser real que no te puedas expresar, que no puedas tener libertad de estar a favor o en contra de algo. Si estás a favor, bienvenido. Si estás en contra, eres un enemigo y entonces el Sindicato buscará todas las formas para poder dañarte y que tengas que recurrir a ellos […] no es posible que las personas que están ahí para defenderte sean las mismas que te pongan la soga al cuello”, comentó en entrevista con SinEmbargo, Andrés Becerra, sobrecargo que perdió su empleo a raíz de oponerse a una de las propuestas de la administración de Del Valle.
Su liderazgo quedó marcado por su actuación en el conflicto suscitado en 2012, cuando las empresas se negaron a la toma de nota de dos terceras partes de los agremiados de ASSA, lo que ponía en riesgo la representación y el registro del sindicato.
“Del Valle tuvo mucho empuje de la base. Cuando él llega estaba presente el conflicto de que las empresas solicitaban un contrato diferente por debajo del que teníamos ya establecido. Entró con la consigna de derogar esta reforma estatutaria, porque era del grupo opositor a la Secretaría General que estaba en ese momento. Su otra promesa de campaña fue que las empresas al solicitar que se abaratara el contrato, dijo que no lo permitiría, que ni un paso atrás”, comentó al respecto Wendy Perea, sobrecargo y ex representante sindical.
Durante estos casi cinco años, la administración que inició con grandes expectativas modificó las condiciones laborales de las y los sobrecargos. En este periodo se aprobó un Contrato B, que modificó los beneficios de una parte de los trabajadores y creó hostilidades en el ambiente laboral, ya que los que están bajo ese contrato, ganan incluso 50 por ciento menos que los que están en el Contrato A.
Del Valle tiene ahora en sus agremiados un ejército de apoyo. Él continuó con el cumplimiento de la orden de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y que inició la anterior administración de ASSA, de contratar a los sobrecargos que quedaron desempleados tras el cierre de Mexicana de Aviación. Arropó a cerca de 800 elementos a pesar de que éstos no cumplían con los requisitos que se solicitan para esos puestos.
Esa acción le dio aún más empuje.
“La gente lo empieza a ver como el gran líder que hacía años que no se veía en la ASSA. Empieza a dar mensajes como de que si él no se queda en el puesto, nadie más los va a proteger, porque hubo mucha pugna por la entrada de ese contrato, ya que la base no quería que se implementara, porque había condiciones salariales y contractuales diferentes a las de nosotros, que están muy por debajo de las que tenemos. Sin embargo, a partir de ese momento, empieza a ganar más adeptos”, agregó Wendy Perea.
Los problemas no los provocó la entrada de esta cantidad de trabajadores, explicaron los sobrecargos, sino que Del Valle, a la fecha, no lo ha hecho formal ni permanente y sólo se lo ha adjudicado como un logro de su administración. Esto le ha servido para decirle a los trabajadores que, si él no continua al frente, esas reglas ya no tendrán validez.
“Al no estar establecido en el contrato, cualquiera que llegue puede decir que, según los estatutos, a los 37 años ya no puedes trabajar. Eso ha sido su fuerza: asegurar que mientras él esté todos tienen entrada y eso es abusar de la necesidad de la gente, porque hoy por hoy nuestros compañeros de Mexicana, los que siguen estando en espera, si no tienen la garantía de que esas reglas están en el contrato, efectivamente lo ven como el salvador. Se va él y esa negociación deja de existir, pero ya hay un precedente de más de 400 personas que han entrado bajo estas condiciones y es lo que empujaría que esto se siguiera dando”, sostuvo Wendy.
Aunado a esto, Deyanira Vite explicó, también en entrevista con este diario digital, que estas contrataciones no fueron producto de una convocatoria abierta a los trabajadores de Mexicana, sino que se hizo de manera discrecional. A los que entraron, continuó, les fue leída una cartilla de lo que tenían qué hacer para estar en Aeroméxico. A estos empleados les fueron revisadas sus redes sociales y les pidieron eliminar ciertos contactos. También deben estar al pendiente de las redes sociales de los otros y reportar su contenido si éste es negativo; deben comentar las actualizaciones de Ricardo del Valle y compartirlas y si lo dejan de hacer por un largo periodo de tiempo, reciben llamadas para cuestionarlos sobre porqué no lo han hecho.
“Es entendible que lo hagan porque en 2010 todos los sobrecargos de Mexicana sufrieron una situación aberrante y en la que los sobrecargos no tenían qué ver; sin embargo hubo más de 8 mil personas afectadas, entre ellos 2 mil sobrecargos activos y jubilados que han tenido que salir adelante. Es entendible que después de haber vivido una situación como esa y como la que sigue pasando, al tener la ligera posibilidad de volver a perder su trabajo y volver a enfrentarse a esa situación, entiendo que no quieran volver a vivirlo”, sostuvo Vite.
En estos trabajadores, Del Valle encontró un botín porque se quedaron sin empleo y se aferraron al puesto que hoy tienen, explicó. En la última asamblea extraordinaria –realizada el pasado martes 4 de octubre–, Aeroméxico eliminó de sus vuelos a 200 sobrecargos para que se presentaran en esa asamblea y dieran su respaldo a Del Valle Solares.
Desde las 5 de la mañana de ese día, policías y granaderos hicieron presencia en la sede sindical –ubicada sobre la calle Patricio Sanz número 751, en la Colonia Del Valle de la Ciudad de México– para evitar posibles revueltas y asegurar la realización de la asamblea.
“Esa es la única fuerza que tiene, porque los pioneros hoy no están con Ricardo del Valle; es la gente que tiene la necesidad, que está atemorizada y reprimida, obligada a asistir a las asambleas y apoyar lo que él diga. En las pernoctas, los compañeros se han sincerado y comentan que hay amenazas. Les dicen: ‘tenemos información de que estás hablando mal’ y los cuestionan. Están atemorizados”, agregó Wendy.
Para Deyanira, aunque todo está puesto para que él se reelija, la violación al estatuto no será cosa menor ya que pone en riesgo a la Asociación con una reforma estatutaria con la que pretende quedarse y que es por completo ilegal.
HABLA UNA DE LAS VÍCTIMAS
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Ricardo del Valle Solares, secretario general de la ASSA, coarta la libertad de expresión y reprime, dicen sobrecargos opositores. Su gente cuida hasta las críticas en redes sociales, denuncian. Foto: ASSA
El sobrecargo Andrés Becerra es uno de los que ha perdido su empleo por oponerse abiertamente a la gestión de Del Valle. Actualmente, él y varios compañeros están en litigio para ser recontratados. Para él, la reelección significaría tres años más de un liderazgo que ha sometido a la planta y en el que se ha violado la libertad de expresión en diferentes formas.
“Una persona no puede opinar nada del señor o de la forma en que están llevando a la ASSA. No se puede dar ni like en redes sociales porque se tiene una lista de las personas que están en contra por los comentarios que se hacen ahí. Es un momento de represión”, destacó.
Becerra se opuso a la aprobación del Contrato B y en una asamblea fue parte de un grupo que se reveló abiertamente. A eso le siguió que comenzó a recibir menos vuelos y de una menor cantidad de horas, lo que afectó sus ingresos. A la par se adoptó un sistema en el que los sobrecargos podían escoger las pernoctas, que son los sitios donde se va de viaje, los descansos y las vacaciones. Todo para hacerlo un lugar más amigable de trabajo.
“Ese sistema plantea que de acuerdo a la antigüedad, es el porcentaje de satisfacción el que se puede tener cada mes, en el sentido de los vuelos que solicitas o los permisos que tienes. En este sistema estamos por debajo del nivel de satisfacción.
Exponer ese caso fue ir en contra de sus políticas. Envié un correo quejándome de esta situación y me consignaron ante el sindicato por utilizar información confidencial de la empresa”, contó Becerra.
La acusación no procedió, pero el Contrato B ya había sido aceptado y el lazo entre Sindicato y empresa se fortaleció. Becerra dejó de volar mes y medio, para luego tener una reunión con Del Valle, en la que luego de darle una cátedra de la Reforma Laboral, le dijo que lo ayudaría y tres días después, se le notificó que ya todo había quedado atrás, que ya podía hablar a tripulaciones para decirme con qué continuaba.
Sin embargo, en octubre pasado, en el marco de las campañas [donde se elegiría a la Secretaría de prensa, Delegación Aeroméxico, Presidente del Tribunal y Secretaría de Conflictos] apoyó abiertamente a la oposición y eso bastó para que Del Valle le enviara mensajes para cuestionar el apoyo a los otros, si él lo había salvado de haber sido despedido.
Personal de ASSA lo intimidó en varias ocasiones con la misma consigna. “No me dejé y seguí en la misma línea. No por miedo vamos a cambiar la forma en la que pensamos ni vamos a dejar que otras personas nos van a decir qué hacer cuando creemos que nosotros estamos en lo correcto”, dijo.
Luego vino la propuesta de que el vuelo a China lo hicieran sin escalas. Era una jornada de 19 horas y con 14 horas de diferencia de uso horario. Como era una modificación contractual, tenía que someterse a una votación de toda la planta, en el que se buscaba el 50 más uno.
“Ahí se enfocaron a los compañeros del Contrato B, a los que no les pagan muchas comisiones que sí dan al Contrato A. Para este vuelo sí se las iban a pagar, para que estos compañeros les dieran el voto a favor, explicaron las sobrecargos. Finalmente los pilotos fueron los que se negaron y la propuesta cayó”, explica.
Días después, la oficina de Relaciones Laborales se comunicó con Becerra para decirle que tenía otra cita. Llegó y había un abogado.
Imelda Torres, la Secretaria de Relaciones Laborales, le dijo que se habían recibido informes anónimos de algunos compañeros que decían que él había hecho comentarios negativos del vuelo a China. Aunque un informe anónimo no es válido de acuerdo con lo establecido por la empresa, pidió acceso al documento y se negaron.
“La licenciada me dijo que de parte de Relaciones Laborales ya no había nada más que tratar. Que el abogado de la empresa me dijo que la compañía decidía terminar relación laboral conmigo. Exigí una explicación de cuál era la razón real del despido y la empresa dijo que lo primero fue que yo hablé mal de la empresa, que voté en contra y que por mi culpa muchos compañeros habían votado en contra de ese vuelo. Estaría increíble que tuviera ese nivel de convencimiento, pero eso no era real. El Sindicato no me apoyó”, contó Becerra.
Su relato lo concluye aludiendo al relato de George Orwell: “estamos remontándonos a un México en chiquito. Como en ‘Rebelión en la granja’, cuando los cerdos caminan en dos patas. Eso es lo que pasa”.
Para Ada Salazar, el actuar de Del Valle va en contra de las raíces del sindicalismo, creado para custodiar y resguardar todos los derechos de un trabajador. Ella es agremiada desde enero de 1992, pero fue hasta abril de 2015, que vio como todo se desvirtuó.
“La legalidad es parcial y estamos inmiscuidos en un problema en el que no se están respetando los estatutos. En ningún lado han omitido el capítulo 15 que es referente a los requisitos de una reforma estatutaria. Para hacer un procedimiento se tienen que realiza todo lo incluido ahí. Si algo se viola, es porque se quiere imponer”, comentó.
Ahora está con la convocatoria de elecciones y los candidatos se tienen que registrar del día 6 al 15 de octubre. Después viene un periodo de campaña que va del 17 al 31 de octubre.
Luego las votaciones, que son del 1 al 10 de noviembre. El día 11 es el escrutinio.
“Todo este proceso se tiene que llevar a cabo y esperamos que no se manche, pero bueno… no sabemos a dónde vaya a parar. No es algo fuera de lo normal. Sólo se tienen que seguir las normas. La reelección sería un golpe a nuestro sindicato que aún es rojo. Que se permita esta situación, n