Cuando
el tiempo apremia
Suele uno cometer errores y
dejar huellas, sutiles rastros que nos dan indicios de qué fue lo que sucedió,
así que pongámonos nuestros trajes de detectives y comencemos este viaje.
Veamos la escena, se
desarrolla en una oficina, de mediano tamaño, la alfombra es de color azul
pálido y los muebles de madera están entintados en tono caoba. Detrás del
fuerte escritorio se ve un librero, con algunas enciclopedias y libros
“decorativos”, así como réplicas de pequeños aviones y reconocimientos. Vemos a
un hombre de mediana edad, sentado en dicho escritorio, mirando de manera
nerviosa a sus interlocutores, los cuales, no son muchos, sólo el círculo rojo
que lo acompaña. Está decidido a ejecutar una maniobra, la cual, de salir bien,
podría brindarle la gloria y el éxito, pero sobre todo, le allanaría el camino
para su incipiente carrera política.
Después de haberle dado varias
vueltas, se ha convencido que es el momento preciso para llevar a cabo “el
crimen perfecto”, y sin pensar muy bien que cualquier paso en falso podría
dejarlo al descubierto, nuestro personaje, decide seguir adelante con sus
planes y comienza a dar órdenes sobre lo que se hará en los próximos días.
Ya ha mandado a sus esbirros a
la terminal 1 del Aeropuerto “Benito Juárez”, contactando a los sobrecargos de
la empresa VivaAerobus que se presentaron en el sindicato el día 5 de diciembre
de 2019, con la intención de entrar a las filas del Caballero Águila. Al no ser
seleccionados (recordemos que por el momento la prioridad del sindicato es
dejar sin sobrecargos a la empresa Interjet), les prometen la detentación de su
Contrato Colectivo de Trabajo con claras mejoras laborales, para ellos. Con esa
promesa, un grupo de sobrecargos acepta y se reúnen de manera cuasi clandestina
en la terminal 1 en los últimos días a concluir el año.
Los mensajeros del líder
sindical transmiten el mensaje que la mejor fecha para actuar será en los
primeros días de enero y les aclaran que este tipo de maniobras ya las han
ejecutado con éxito, y que en esta ocasión, no tendría por qué ser diferente.
Así que los convencen de hacer
un paro de labores, haciendo de manera pública la solicitud de mejoras
laborales, y como en clavados sincronizados, el líder saldría a las redes
sociales a “solidarizarse” con los trabajadores desprotegidos, abriéndoles las
puertas del paraíso de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación
México, no importando, incluso que el día del paro fuera en domingo (día no
laborable en el sindicato).
Esto pareciera ser una acción
loable de un líder sindical, preocupado por las condiciones laborales de los
trabajadores, sin embargo debo detallar el contexto para que entendamos qué
intereses, ajenos a los trabajadores, hay detrás de esta acción. Primeramente, sí
sucedió el paro de labores el 5 de enero del presente año, y arrancó muchos aplausos
que calificaron de “noble gesto” lo realizado por ASSA y su Secretario General
Ricardo Del Valle. Pero ¿qué fue lo que realmente pasó? y lo más importante
¿cuál fue la motivación real de dicha acción?
Para poder dar respuestas a
estas preguntas comencemos por develar, ¿quién diablos es Ricardo Del Valle
Solares?, a bote pronto podría decirse que es un líder sindical de un pequeño
gremio de sobrecargos, pero para eso, ha sido apoyado por dos mujeres que
actualmente están en la esfera política de este país.
La primera mentora, su madrina
original, es nada menos que Alejandra Barrales, al grado que, en el año 2018,
convirtió la sede sindical en la segunda casa de campaña de la entonces
candidata a Jefa de Gobierno, por la coalición PAN-PRD-Movimiento Ciudadano.
Apostaron todo, incluso comprometiendo el voto de los sobrecargos para ella, y en
un acto de desesperación, incluso pidió que estos hicieran proselitismo a bordo
de los aviones, lo que está totalmente prohibido en los Contratos Colectivos de
Trabajo que detenta el sindicato.
Al fracasar su madrina y
después de lamerse las heridas de la derrota, Del Valle busca otra opción para
su naciente carrera política. La elegida es Leticia Varela, una persona que siguió
los pasos de aquella Secretaria General de ASSA y al mismo tiempo diputada
local en el año 2000… Sí, Alejandra Barrales, la misma que en 2007 llevó de la
mano a Leticia Varela al mundo de la política, aunque eso implicara “tripletear”
chambas, pues además de sobrecargo de Aeroméxico con licencia para no volar,
fungía como Secretaria Tesorera del Sindicato de Sobrecargos, y se fue como
Directora del Fondo Mixto de Promoción Turística, en la Secretaria de Turismo
del otrora D.F., cuando Barrales despachaba dicha cartera.
Leticia tuvo la “suerte” de
divorciarse de su marido sobrecargo de Aeroméxico y fijar sus ojos en René
Cervera García, quien brincó del PRD a Movimiento Ciudadano, buscando para su
nueva esposa, la candidatura en 2012 para delegada de la Benito Juárez por
dicho partido, tras “pelearse” con Alejandra, ya que ambas ese año, fueron aspirantes candidatas al mismo cargo de
elección popular.
Su marido, al ver que no fluía
el maná prometido por el partido Movimiento Ciudadano, migró a Morena, y se
logra colocar, para que en estas últimas elecciones, su mujer pudiera obtener
un hueso, como diputada local de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de
México. Es por esto que Ricardo busca a Leticia, ahora que está en los cuernos
de la luna, digo, del poder, y le haga el favor de conseguirle un cargo, para
así comenzar su carrera política.
Y bajo la premisa del “ayúdame
que yo te ayudaré”, ambos pactan y en el último informe de Leticia Varela como
diputada local, Ricardo se lució, pues no sólo llevó a dicho evento a la
representación sindical, sino también cargó con todo el personal
administrativo, con la intención que se viera mucha concurrencia.
Uno de los requisitos que se
piden (y eso es en todos los partidos políticos), es cuanta gente manejas; el
gremio de los sobrecargos afiliados a la ASSA no sobrepasa de 4379 almas. Por
lo cual, es urgente e imperante, aumentar ese número para poder ser atractivo.
Gente es igual a votos, y en este caso, no le convenía anexar a las filas de
Aeroméxico más sobrecargos, ahora requiere de un golpe espectacular, la
detentación de un Contrato Colectivo, mejorando las condiciones laborales o más
bien, prometiendo mejorarlas, para quedar ante la opinión pública como el
paladín de la justicia sindical.
Los intereses de Ricardo del
Valle son obvios. No le ha temblado la mano para aprovechar las circunstancias,
o incluso generar tensiones entre los sobrecargos de VivaAerobus y su empresa,
pero debajo de esa zalea de blanco cordero, solidario y empático, brillan unos colmillos
afilados que buscan el mejor momento para soltar la dentellada que le garantice
un lugar dentro de la clase política, como lo han hecho sus pragmáticas
antecesoras.
Ximena
Garmendia
11 de
enero de 2020
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