11 enero 2020

Cuando el tiempo apremia


Cuando el tiempo apremia

Suele uno cometer errores y dejar huellas, sutiles rastros que nos dan indicios de qué fue lo que sucedió, así que pongámonos nuestros trajes de detectives y comencemos este viaje.

Veamos la escena, se desarrolla en una oficina, de mediano tamaño, la alfombra es de color azul pálido y los muebles de madera están entintados en tono caoba. Detrás del fuerte escritorio se ve un librero, con algunas enciclopedias y libros “decorativos”, así como réplicas de pequeños aviones y reconocimientos. Vemos a un hombre de mediana edad, sentado en dicho escritorio, mirando de manera nerviosa a sus interlocutores, los cuales, no son muchos, sólo el círculo rojo que lo acompaña. Está decidido a ejecutar una maniobra, la cual, de salir bien, podría brindarle la gloria y el éxito, pero sobre todo, le allanaría el camino para su incipiente carrera política.

Después de haberle dado varias vueltas, se ha convencido que es el momento preciso para llevar a cabo “el crimen perfecto”, y sin pensar muy bien que cualquier paso en falso podría dejarlo al descubierto, nuestro personaje, decide seguir adelante con sus planes y comienza a dar órdenes sobre lo que se hará en los próximos días.

Ya ha mandado a sus esbirros a la terminal 1 del Aeropuerto “Benito Juárez”, contactando a los sobrecargos de la empresa VivaAerobus que se presentaron en el sindicato el día 5 de diciembre de 2019, con la intención de entrar a las filas del Caballero Águila. Al no ser seleccionados (recordemos que por el momento la prioridad del sindicato es dejar sin sobrecargos a la empresa Interjet), les prometen la detentación de su Contrato Colectivo de Trabajo con claras mejoras laborales, para ellos. Con esa promesa, un grupo de sobrecargos acepta y se reúnen de manera cuasi clandestina en la terminal 1 en los últimos días a concluir el año.

Los mensajeros del líder sindical transmiten el mensaje que la mejor fecha para actuar será en los primeros días de enero y les aclaran que este tipo de maniobras ya las han ejecutado con éxito, y que en esta ocasión, no tendría por qué ser diferente.

Así que los convencen de hacer un paro de labores, haciendo de manera pública la solicitud de mejoras laborales, y como en clavados sincronizados, el líder saldría a las redes sociales a “solidarizarse” con los trabajadores desprotegidos, abriéndoles las puertas del paraíso de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación México, no importando, incluso que el día del paro fuera en domingo (día no laborable en el sindicato).

Esto pareciera ser una acción loable de un líder sindical, preocupado por las condiciones laborales de los trabajadores, sin embargo debo detallar el contexto para que entendamos qué intereses, ajenos a los trabajadores, hay detrás de esta acción. Primeramente, sí sucedió el paro de labores el 5 de enero del presente año, y arrancó muchos aplausos que calificaron de “noble gesto” lo realizado por ASSA y su Secretario General Ricardo Del Valle. Pero ¿qué fue lo que realmente pasó? y lo más importante ¿cuál fue la motivación real de dicha acción?

Para poder dar respuestas a estas preguntas comencemos por develar, ¿quién diablos es Ricardo Del Valle Solares?, a bote pronto podría decirse que es un líder sindical de un pequeño gremio de sobrecargos, pero para eso, ha sido apoyado por dos mujeres que actualmente están en la esfera política de este país.

La primera mentora, su madrina original, es nada menos que Alejandra Barrales, al grado que, en el año 2018, convirtió la sede sindical en la segunda casa de campaña de la entonces candidata a Jefa de Gobierno, por la coalición PAN-PRD-Movimiento Ciudadano. Apostaron todo, incluso comprometiendo el voto de los sobrecargos para ella, y en un acto de desesperación, incluso pidió que estos hicieran proselitismo a bordo de los aviones, lo que está totalmente prohibido en los Contratos Colectivos de Trabajo que detenta el sindicato.

Al fracasar su madrina y después de lamerse las heridas de la derrota, Del Valle busca otra opción para su naciente carrera política. La elegida es Leticia Varela, una persona que siguió los pasos de aquella Secretaria General de ASSA y al mismo tiempo diputada local en el año 2000… Sí, Alejandra Barrales, la misma que en 2007 llevó de la mano a Leticia Varela al mundo de la política, aunque eso implicara “tripletear” chambas, pues además de sobrecargo de Aeroméxico con licencia para no volar, fungía como Secretaria Tesorera del Sindicato de Sobrecargos, y se fue como Directora del Fondo Mixto de Promoción Turística, en la Secretaria de Turismo del otrora D.F., cuando Barrales despachaba dicha cartera.

Leticia tuvo la “suerte” de divorciarse de su marido sobrecargo de Aeroméxico y fijar sus ojos en René Cervera García, quien brincó del PRD a Movimiento Ciudadano, buscando para su nueva esposa, la candidatura en 2012 para delegada de la Benito Juárez por dicho partido, tras “pelearse” con Alejandra, ya que ambas ese año, fueron  aspirantes candidatas al mismo cargo de elección popular.

Su marido, al ver que no fluía el maná prometido por el partido Movimiento Ciudadano, migró a Morena, y se logra colocar, para que en estas últimas elecciones, su mujer pudiera obtener un hueso, como diputada local de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México. Es por esto que Ricardo busca a Leticia, ahora que está en los cuernos de la luna, digo, del poder, y le haga el favor de conseguirle un cargo, para así comenzar su carrera política.

Y bajo la premisa del “ayúdame que yo te ayudaré”, ambos pactan y en el último informe de Leticia Varela como diputada local, Ricardo se lució, pues no sólo llevó a dicho evento a la representación sindical, sino también cargó con todo el personal administrativo, con la intención que se viera mucha concurrencia.

Uno de los requisitos que se piden (y eso es en todos los partidos políticos), es cuanta gente manejas; el gremio de los sobrecargos afiliados a la ASSA no sobrepasa de 4379 almas. Por lo cual, es urgente e imperante, aumentar ese número para poder ser atractivo. Gente es igual a votos, y en este caso, no le convenía anexar a las filas de Aeroméxico más sobrecargos, ahora requiere de un golpe espectacular, la detentación de un Contrato Colectivo, mejorando las condiciones laborales o más bien, prometiendo mejorarlas, para quedar ante la opinión pública como el paladín de la justicia sindical.

Los intereses de Ricardo del Valle son obvios. No le ha temblado la mano para aprovechar las circunstancias, o incluso generar tensiones entre los sobrecargos de VivaAerobus y su empresa, pero debajo de esa zalea de blanco cordero, solidario y empático, brillan unos colmillos afilados que buscan el mejor momento para soltar la dentellada que le garantice un lugar dentro de la clase política, como lo han hecho sus pragmáticas antecesoras.

Ximena Garmendia
11 de enero de 2020

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