Activo empresarial
Por: José Yuste
Contratos colectivos, la revuelta de las empresas
Ahora las empresas son las quejosas. Son las que asisten a los tribunales laborales para impedir su quiebra. Son las que presentan conflictos colectivos o pliegos petitorios. En otras palabras, las empresas son ahora las que se quejan de las elevadas remuneraciones conseguidas por los sindicatos en sus contratos colectivos, ya que las ponen en verdaderos problemas financieros.
Mexicana: cambiar CCT por ahorros
El caso de Mexicana de Aviación fue paradigmático. Gastón Azcárraga y su equipo, primero con Emilio Romano y luego con Manuel Borja, decidieron meter el recurso de conflicto colectivo de naturaleza económica para cambiar el oneroso contrato colectivo de los sobrecargos. Y la Asociación Sindical de Sobrecargos Aéreos, a cargo de Francisco Villarreal, no tuvo otra opción más que aceptar el laudo de la Junta de Conciliación y Arbitraje, el cual fue en contra de los sobrecargos.
Los sobrecargos prefirieron tomar la invitación del secretario del Trabajo, Javier Lozano, y mejor ir a la secretaría del Ajusco a negociar con la empresa, en la última venta de oportunidad de 15 días antes de aplicarse el laudo.
La empresa, con el fallo a su favor, podrá ahorrarse 26 millones de dólares anuales de los gastos originados por los sobrecargos, y los sobrecargos, buscando reducir dicho monto de ahorro, probablemente a los 21 millones de dólares, tal y como lo sugirieron en la Secretaría del Trabajo.
Mexicana, Aeroméxico y pilotos
Y de aquí sigue el mismo caso con Aeroméxico, a cargo de Andrés Conesa. Y ni se diga de ASPA, la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores.
El caso es muy claro: las aerolíneas troncales ya no pueden con los contratos colectivos de sus trabajadores, y a pesar de que se debe reconocer que los costos laborales no son los mayores de las aerolíneas, tampoco pueden continuar con tantos pasivos.
La conclusión es clara: los Contratos Colectivos de Trabajo, en lugar de seguir siendo conquistas laborales, se convirtieron en costos tan elevados que son insostenibles.
Personajes de renombre
Por: David Páramo
¿Tiempo de tirar la toalla?
Si Gastón Azcárraga y sus socios de Grupo Posadas tiraran la toalla de Mexicana de Aviación, realmente serían pocos los que podrían arrojarles la piedra del reproche por una apuesta de negocios que no funcionó.
Lo cierto es que pagaron lo suficiente para ganar la licitación, pero que no podrían saber que tendrían que subir una cuesta tan pesada para reducir su costo laboral en un mercado que está cambiando con tal rapidez, que hoy las líneas aéreas de bajo costo ya tienen 25 por ciento del mercado.
Aun cuando trabajadores de tierra y pilotos han mostrado una mayor sensibilidad a los problemas, lo cierto es que tampoco han acabado de comprender que las condiciones en que se desenvuelven son otras y que la aviación se ha vuelto un negocio de bajo costo.
Más allá del laudo de las autoridades laborales, en el cual se pide a los sobrecargos disminuir la presión a la nómina en 25 millones de pesos, lo que debe tener muy preo-cupado a Mexicana es la necesidad de invertir otros 130 millones de dólares en un negocio que, quizá, no los vale.
La desregulación aeronáutica en México y los precios de los equipos hacen que una cantidad de ese tamaño sea suficiente para abrir una línea aérea nueva con costos laborales diferenciados.
Saben que el concurso mercantil no es una opción, puesto que al paso al que se están deteriorando sus estados financieros, difícilmente Mexicana de Aviación pueda subsistir un año más.
Si bien es cierto que una de las pocas cosas buenas que les han pasado es que Francisco Villarreal, líder de los sobrecargos, recibió un mandato unánime para ver qué puede rescatar entre el laudo y la oferta que les había hecho la Secretaría del Trabajo antes del próximo martes. Las negociaciones en este momento viven una fase muy intensa,
La realidad es que Azcárraga y sus accionistas tienen que concentrarse mucho más en el corazón de su negocio, es decir, la operación hotelera, que en la apuesta de haberse hecho de una línea aérea que está perdiendo viabilidad.
Nadie, absolutamente nadie, podría reprochar con justicia a Grupo Posadas si en algún momento del futuro cercano tirara la toalla de Mexicana de Aviación, puesto que el negocio resultó ser más oneroso de lo que suponían.
RENOMBRADOS
@ El secretario del Trabajo, Javier Lozano, logró que se volvieran a sentar a negociar los abogados del sindicato minero de Napoleón Gómez Urrutia y los de Minera México sobre los temas específicos de las huelgas en Cananea, Zacatecas y Taxco.
Parecería que, al menos por el momento, los leales al líder prófugo ya comprendieron que no lograrán la liberación de su jefe por la vía del chantaje a la autoridad laboral.
Las denuncias que hoy tienen a Gómez Urrutia fuera de México fueron interpuestas por más de seis mil mineros y, por lo tanto, no está en las facultades del titular de Trabajo retirarlas.
Lo que sí ha hecho es establecer un puente para que el tema del fideicomiso minero sea resuelto.
Sin embargo, a las mesas de negociación han llegado con otro intento de chantaje. En cuanto Néstor de Buen se sentó a la mesa dijo que no aceptarían el allanamiento de la empresa de Germán Larrea a sus peticiones.
La huelga se levantaría automáticamente si esto pasara, pero lo que quiere el sindicato es, precisamente, mantener el paro el mayor tiempo posible.
Aquí hay dos temas que no deben perderse de vista.
El primero de ellos es que la autoridad laboral, sin caer en concesiones ilegales, ha mostrado fortaleza y disposición al diálogo de las partes, puesto que sabe que el problema no comienza y termina con las huelgas, sino que tiene otras aristas que deben resolverse por separado.
El segundo punto es que hasta el momento Lozano ha logrado establecer una suerte de tregua entre las partes que permitiría resolver la revisión contractual en Cananea y sentar las bases para un acuerdo de mayor aliento.
@ Juan Molinar Horcasitas debería investigar qué le está pasando a su equipo de colaboradores cercanos. Hoy que el IMSS requiere una difusión adecuada y suficiente de las acciones que está tomando de cara a la revisión contractual con su sindicato, parecería que entre su grupo hay quienes, por ineficiencia o incapacidad, se han convertido en sus enemigos.
Aun cuando han tomado acciones correctas como presentar un pliego petitorio en el que fijan su posición, el manejo del tema fue tan malo que hubo incluso quienes lo confundieron con un conflicto colectivo de naturaleza económica (como el que siguió Mexicana con sus sobrecargos) o como el inicio de una guerra en contra del gremio encabezado por Waldemar Gutiérrez.
Si bien es cierto que no es usual, es totalmente válido que la parte patronal fije su posición de cara a una negociación contractual.