04 julio 2021

El tamaño del hoyo de Aeroméxico

 

El tamaño del hoyo de Aeroméxico

Seguramente a ustedes también les dijeron que los modelos educativos aplican los ejemplos para reflexionar, analizar y fortalecer el aprendizaje. Justamente en la columna de hoy, con base en un ejemplo, explicaremos de qué tamaño es el hoyo en el que se encuentra la empresa del Caballero Águila, e invitarlos a analizar y reflexionar sobre la importancia del momento, para no ceder a los chantajes empresariales.



En columnas anteriores conté a grandes rasgos la historia de Aeroméxico, una empresa que vio la luz en los años treinta, con la razón social “Aeronaves de México”, pero que en 1988 fue requisada por el gobierno para “renacer” como “Aerovías de México”. No fue solo un cambio de nombre; jurídicamente se trató de una nueva empresa, aunque para el público usuario siempre ha sido “Aeroméxico”.

El pasado 30 de junio Aeroméxico solicitó ante un juzgado de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, acogerse al Capítulo 11 de su Ley de Quiebras, para poder afrontar los compromisos adquiridos en dicho país. Dicha solicitud ingresó con el aval de que la empresa Apollo Global Management, era la que conduciría su reestructuración.

Aclaremos que Apollo Global Management es un fondo de inversión que trabaja principalmente con fondos de capital privado, como pensiones, y no es precisamente una institución de asistencia privada. El lucro y la especulación económica son herramientas utilizadas, y suele sacar muy buenas ganancias con las empresas que están en bancarrota o cerca de ella, y Aeroméxico no es la excepción.




Cuatro meses después, en octubre de este año, la empresa del Caballero Águila recibió la venia de la juez y del fondo de inversión para otorgarles mil millones de dólares para su reestructura y poder salir de dicho capítulo como una empresa ya saneada.

Justo aquí es donde quiero que realicemos una pausa. Tengan los datos anteriores muy a la mano por lo siguiente que les voy a contar. En septiembre de 2010, justo después de la bajada de vuelo de Mexicana de Aviación, y de haber entrado a un  Concurso Mercantil en nuestro país, una de las condiciones para terminar ese juicio y seguir operando, era conseguir un “inversionista” que le inyectara de manera inmediata 300 millones de dólares. Se dijo con esa cantidad la aerolínea más antigua de América podría regresar a volar. Puntualmente dicho, hace 10 años, y con menos de un mes de estar bajados de vuelo, el requerimiento se resumía: inyección de 300 millones de dólares, liquidación de empleados en un plan a 7 años, pagando una parte en efectivo, otra más después de cierto tiempo y otra parte en acciones de la empresa.

Entonces hablábamos de 8,500 empleados directos que había que liquidar y recontratar bajo nuevas condiciones laborales. Hoy, la plantilla de Aeroméxico es de más de 16 mil trabajadores, y los números de liquidaciones realizadas son más bien “discretos”; la verdad es que no corresponden al monto solicitado para salir adelante.

A diferencia de Mexicana de Aviación, la empresa del Caballero Águila no se ha visto en la necesidad de ejecutar medidas tan drásticas, por lo menos hasta ahora. Si bien es cierto que ha realizado recortes de personal, sobre todo de trabajadores temporales, lo ha hecho bajo la figura tramposa de “renuncia voluntaria”, y con la promesa de que regresarán tres meses después. Así es como ha convencido a sus trabajadores de “separarse” laboralmente de la empresa.



En el caso de los tripulantes de cabina, los pilotos se han acogido a la figura de “PSGS”, (permisos sin goce de sueldo) y son 266 quienes se encuentran en esa posición. En el caso de los sobrecargos, se “desvincularon”, eufemismo usado por la empresa para que 616 sobrecargos de la troncal y 150 de la subsidiaria firmasen sus “renuncias voluntarias”, con la misma promesa realizada al personal eventual: regresar “pronto” a su lugar de trabajo.

Tanto los pilotos como el personal de tierra que siguen en la empresa han sido tajantes respecto a lo que atañe a sus Contratos Colectivos de Trabajo: no están dispuestos a ceder más. Los pilotos ya habían firmado hace unos meses un convenio de reducción de salario de 37.5% durante los meses de julio, agosto y septiembre y posteriormente estarán cobrando, hasta diciembre de este año, solamente el 70% de su salario.

En el caso del personal de tierra, tanto el sindicalizado como el que es de confianza, unos tienen la reducción del 50 % de su salario desde el mes de marzo y hasta la fecha, y otros que no aceptaron la reducción, sólo laboran durante 15 días al mes. El resultado no es el mismo, pero es igual. Solo están recibiendo la mitad de un salario normal.

A los ciudadanos comunes y corrientes nos cuesta trabajo dimensionar lo que son $1,000,000,000 millones de dólares. Son más de 4 milenios de salario mínimo general vigente de nuestro país. ¡Una grosería! Podríamos imaginar que es una cantidad “holgada” para sacar a flote a Aeroméxico. Sin embargo, nos sorprende, y no de manera positiva, que dicha empresa haya realizado una solicitud de un crédito al Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), con una finalidad totalmente independiente de los mil millones entregados por la fiduciaria Apollo Global Maganament.

Aunque Aeroméxico argumenta que esta solicitud se realizó desde el mes de abril, también hizo público que pretende usarlo para pagar el TUA (impuesto de uso de aeropuerto) a Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA). No sabemos ni el monto del préstamo solicitado, ni tampoco a cuánto asciende la deuda. Bancomext no se ha pronunciado al respecto.

Con todo lo anterior, surgen las preguntas naturales y a la vez siniestras ¿pues a cuánto asciende el hoyo en las finanzas de la aerolínea?, si mil millones de dólares no son suficientes, ¿cuánto dinero realmente necesita?, ¿responsabilidad de quién?, ¿de los administradores?, ¿de los empleados?, ¿acaso el hoyo financiero es por culpa de sus trabajadores?, ¿a cuánto asciende realmente la cifra para salir del capítulo de quiebras gringo?, ¿estamos acaso ante un barril sin fondo?.

Dicen que la cuerda se rompe por lo más delgado y la empresa ya ha puesto sus cartas sobre la mesa: la intención de reducir aún más las condiciones laborales de sus trabajadores, a quienes mañosamente llama “colaboradores”. Las condiciones no están tan lejos de las propias del porfirismo, sólo le hace falta su tienda de raya.

Es inconcebible que en pleno siglo XXI se pretenda regresar, de facto, a las condiciones laborales del siglo XIX, con el pretexto de una pandemia global. El hoyo financiero no es culpa de los trabajadores, que quede claro; Aeroméxico tuvo un monopolio durante diez años, como para que las consecuencias económicas de esta pandemia le fueran menos lesivas.

Veremos si en los próximos días logra su objetivo de mermar la calidad de vida de sus trabajadores recortando aún más sus derechos laborales. Pero hay que decirlo, hoy más que nunca y ante este panorama, se requiere que estemos atentos a lo que sucede en este ramo. Si bien es cierto se trata de una empresa privada, su lugar natural de trabajo es el espacio aéreo, y el cielo, nunca me cansaré de decirlo, es nuestro, de todos los mexicanos.

Ximena Garmendia

Esta columna fue originalmente publicada el 17 de noviembre del 2020, ahora van incluso por un  segundo préstamo y solicitaron ampliar los términos para la presentación de su reestructura y se vienen recortes a 1105 trabajadores más de tierra. Eso sin contar que todos los trabajadores tienen nuevas condiciones laborales, ganando menos el 60% de sus precepciones, sin derecho a ningún aumento de sueldo durante 4 años.