01 agosto 2021

Los más desfavorecidos

 

Los más desfavorecidos

Esta columna es sumamente difícil y dolorosa, porque me lleva a evocar recuerdos nada gratos de la “quiebra” fraudulenta de Mexicana de Aviación.

Sé que correrán ríos de tinta hablando sobre la empresa Interjet, y el tema lo amerita, sin duda. Pero en estos momentos, a mí los que más me importan son sus trabajadores, a los que he visto y leído desde que comenzó la infamia de no pagarles; me ha tocado ver paso a paso cómo la flama de la esperanza se va apagando en sus ojos.



Comencé haciendo un blog, allá por 2006, con la intención de dar a conocer de una manera fresca e informal, la vida interna de mi sindicato, así como compartir noticias del mundo aeronáutico, y mis compañeros estuvieran mejor informados. El blog ha mutado y se ha convertido en un espacio más “serio”, donde escribo una columna de opinión una vez por semana. En 2012 comencé una página en Facebook, que originalmente tenía la misión especial de promover el blog.

Con la llegada del presente año, y para poner en práctica lo aprendido en un curso de Periodismo Literario, me propuse ser más constante y usar ambos espacios: el primero para publicar mis columnas, y el segundo para dar a conocer las noticias y comentarios del día a día.

De enero a la fecha, a la página se han acercado trabajadores de diferentes empresas y áreas. Todos buscando lo mismo: información, algunas veces una consulta de tipo laboral, otras veces algún consejo, compartir alguna circular o información en particular. Pero durante los dos últimos meses he visto el viacrucis por el que están pasando los trabajadores de las diferentes áreas de la empresa Interjet. Me han compartido sus dudas, sus temores y en honor a la verdad, sus testimonios resultan dolorosos, porque reabren en mí una herida muy personal. Es impotencia lo que siento al no poder ayudarlos a resolver sus dudas, normales todas, pero sin respuestas únicas: ¿es correcto estallar una huelga?, ¿hacemos un mitin o una marcha?, ¿demandamos a la empresa por falta de pagos?

Gente muy querida y apreciada que actualmente labora en Interjet, ya pasó por ese mismo trago amargo como trabajadores de Mexicana de Aviación; pilotos, sobrecargos, gente de tráfico, rampa, mecánicos están entre ellos. Pero también hay gente “nueva”, que se puso la camiseta de su empresa, y que durante los primeros meses de la pandemia, incluso, realizaron videos para levantar el ánimo de sus colegas. Por todos ellos, es que esta columna sube a la palestra su situación.



A mis estimados lectores quiero decirles que este es un buen momento para ser solidarios con estos trabajadores, que lo único que han estado haciendo, es seguir trabajando a pesar no haber cobrado durante dos meses.

Sabemos que muchos usuarios de la aerolínea están molestos porque no han podido utilizar sus boletos. A nadie le gusta llegar al aeropuerto y ver en la pantalla “CANCELADO”, pero créanme cuando les digo que la peor parte, la están pasando los trabajadores.

Ignorados por su empresa, por su sindicato y por las autoridades laborales del país, a diario recibo muchos correos, y mensajes por whatsapp, con textos y audios descorazonadores, como uno que me llegó la madrugada de ayer que decía; “Tenemos herramienta en el hangar, para retirarnos, estamos esperando que nos den indicaciones, porque al parecer lo van a cerrar”. Uno más: “…en Guadalajara se encuentran dos equipos, y no han realizado ningún movimiento, de hecho se encuentra sin seguridad, ni personal alguno…”.

Y en otro, de los más desoladores, me pasaron la fotografía de los vuelos cancelados para el día 1° de noviembre, acompañado del siguiente texto “al parecer esto pinta para el final”; con un nudo en la garganta le respondo a la compañera “esperemos que no, te mando un gran abrazo”. Acto seguido, corro a publicar la fotografía en mi página y a compartirla en Twitter, arrobando a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, con la esperanza de que voltee a ver a los trabajadores.

Y es que no puedo ser omisa en un caso como este. Lo dije al principio, aunque de manera diferente, he transitado esta sinuosa y frustrante senda, donde las autoridades laborales de nuestro país optan por ser mudas, ciegas y sordas. Sin duda este es el momento en que la voz de los trabajadores se escuche, pero sobre todo, que se les haga caso; sus demandas son justas. En el caso de los compañeros que trabajan para la aerolínea Interjet, para que dejen de padecer esta perene incertidumbre, donde no saben si su empresa continuará al día siguiente o no.

En el momento que escribo estas líneas, la página de la empresa ha sido desactivada y no se puede acceder a ella. El perfil en twitter de su director ha sido desactivado. ¿Se imaginan la desolación?, ¿qué harían ustedes si mañana al llegar a su centro de trabajo les dicen que este no existe, y que su jefe desapareció? Una pesadilla de la que todos quisieran despertar.

Los compañeros de Interjet no están soñando. Desafortunadamente esto es real, aunque parezca una realidad alterna, donde todo sucede al revés. Donde las fuentes de trabajo no cumplen con sus obligaciones mínimas, donde los empleadores huyen, y las autoridades no aparecen; un universo caótico donde el sindicato prefiere desdibujarse, en lugar de salir a informar puntualmente a sus agremiados el estado de las cosas y las acciones inmediatas a seguir.



Sabemos que no existe una varita mágica que arregle todo con un simple movimiento. Nadie pide que la autoridad resuelva este entuerto con una firma protocolaria. Pero sí hago desde este espacio un llamado urgente a Luisa María Alcalde Luján. El artículo 40 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal enumera en 22 fracciones las principales facultades de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social. Sostengo que más de una es aplicable en este momento, pero no vayamos tan lejos. La Fracción I, a la letra dice: “Vigilar la observancia y aplicación de las disposiciones relativas contenidas en el artículo 123 y demás de la Constitución Federal, en la Ley Federal del Trabajo y en sus reglamentos”; como autoridad en la materia es su obligación; no le estoy pidiendo una actitud mesiánca, solamente le pido que haga lo que tenga que hacer. Su dependencia lo lleva en el título: “previsión”. No es una locura de mi parte pedirle que actúe y disponga lo conveniente para atender las contingencias o necesidades previsibles. ¿O acaso no ve que esto es una bomba a punto de estallar? No puede ni debe dejar al garete a los trabajadores, ellos no se lo merecen, el país no lo merece, la 4T no lo merece.


Ximena Garmendia

Esta columna fue publicada originalmente el 3 de noviembre del año pasado y sigue muy vigente.