ASSA arriesga
Una turbulencia se avecina en el sector aéreo: existe la amenaza de que 40 sobrecargos de las cien que laboran en Aeromar, de Marcos Katz, dejen esta empresa para ingresar por la vía del fast track a Aeroméxico, de Eduardo Tricio y Valentín Diez Morodo, sin proceso de selección previo.
Lo anterior debido a que la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA) estaría promoviendo una especie de “up grade” para sus sobrecargos, pasándolos de una aerolínea pequeña a una grande, pero sin comprender bien a bien el perjuicio que causaría a ambas empresas.
Convendría que los titulares de la SCT, Gerardo Ruiz Esparza, y del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, den atención inmediata al caso ya que, de entrada, Aeromar se vería obligada a cancelar 30% de sus vuelos, dejando incomunicadas a muchas ciudades medias que no tienen otras alternativas aéreas.
Ricardo del Valle, el líder de la ASSA, estaría poniendo en peligro a esta fuente de trabajo y a 950 familias que dependen de ella, pese a que sólo tiene dos contratos colectivos (el de Aeroméxico y el de Aeromar), más la vaga promesa de obtener el contrato de la filial Connect.
Pero la afectación no sólo sería para Aeromar, una de las pocas empresas de capital mexicano que aún existen en el sector aéreo y que dirige Andrés Fabre, sino paradójicamente también tendría repercusiones negativas para Aeroméxico, que preside Javier Arrigunaga.
Este es un asunto que debiera preocuparle a Edward H. Bastian, el CEO de Delta: aún antes de que termine de concretarse su alianza con Aeroméxico puede ser responsabilizado de estar incurriendo en prácticas anticompetitivas en el mercado local y en el específico entre México y Estados Unidos.
El tema no es menor: la Comisión Federal de Competencia podría iniciar una investigación y probar de manera flagrante la colusión de agentes relevantes en la afectación de un tercero, ya que ASSA tiene en exclusiva y de manera forzosa, el contrato de prestación de esos servicios con Aeromar.
Esta aerolínea podría salir gravemente afectada si la idea de Del Valle se llegara a cumplir, inhibiendo la conectividad local y provocando daños a la viabilidad de un competidor de su otro patrón. La otra arista es que Aeromar tiene un convenio de código compartido con United.
Al entorpecer la buena marcha de la alianza entre estas dos, se distorsiona el mercado binacional al favorecer de forma ilegítima la joint-venture entre Delta y Aeroméxico.