El jueves 29 de octubre, escribí aquí mismo, en El Arsenal, un artículo intitulado Elección de fuego en el sindicato de sobrecargos de México (ASSA), en donde expongo la trascendencia de la elección de quien pase a ocupar la Secretaría General de un sindicato de importancia estratégica para México: la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA). Elección que, por cierto, ya se encuentra en curso: del 1º al 10 de noviembre.
ASSA aglutina a cuatro mil miembros, entre trabajadores en activo y trabajadores jubilados, todos ellos de las principales aerolíneas de México, con son: Aeroméxico, Aeromar y Mexicana de Aviación (esta última, como se sabe, declarada en quiebra).
La aviación nacional de pasajeros está en un punto crítico, de enorme relevancia, debido a tres factores: a) el fortalecimiento de la política de “cielos abiertos” (acuerdos entre aerolíneas de distintos países), b) la próxima puesta en operación de un nuevo aeropuerto para la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, y c) el crecimiento de las aerolíneas nacionales de más reciente aparición en el mercado (como Interjet y Volaris).
El futuro de la aviación nacional de pasajeros, pues, ya se encuentra en una etapa de redefiniciones y de replanteamientos que requiere de una fuerza laboral unida, comprometida y transparente, que funcione con base en los valores de la eficiencia, el profesionalismo y la democracia sindical.
Recordemos que Aeroméxico ya lleva camino avanzado con respecto a su alianza estratégica con Delta Airlines. En abril pasado, el Senado de la República aprobó el Acuerdo sobre Transporte Aéreo entre México y Estados Unidos, con base en el cual se eliminan las limitaciones con respecto al número de aerolíneas que pueden volar en cada ruta entre los dos países. Este acuerdo sin duda que contribuirá al incremento de la competencia para las aerolíneas mexicanas y estadounidenses.
Y apenas en mayo de este mismo año, Aeroméxico anunció que, junto con su socia Delta Airlines, aceptaba los términos establecidos por la Comisión Federal de Competencia (COFECE) para autorizar la prometedora alianza. Toda va viento en popa, pero esto encierra fuertes retos, ya que la competitividad demandará reducción de costos y esto puede afectar las condiciones laborales de los agremiados de aquí (México) y de allá(EEUU).
A eso hay que agregar el peso de los ex trabajadores de Mexicana, que a cuenta gotas se han ido incorporando a Aeroméxico, pero en no muy buenas condiciones: el famoso Contrato “B” supone ingresar con menos salario y menos prestaciones.
Y no olvidemos que, tras la crisis económica mundial de 2007-2008, muchas aerolíneas eliminaron la obligación patronal de proveer de alimentos a sus empleados, lo que ahora carga sobre éstos un costo y una incomodidad extras, dadas las restricciones para la introducción de alimentos preparados en muchos países y el poco tiempo para la ingesta de los mismos.
En este clima de retos y adversidades, y a partir de la publicación de mi artículo, he recibido, por distintos medios, muchos pareceres por parte de trabajadoras y trabajadores de la ASSA, a quienes agradezco su gentileza y confianza.
Y gracias a estos testimonios, que por obvias razones han pedido el anonimato, me he dado cuenta de que no puse el ojo en vano en la actual elección de la ASSA.
Será, sin duda, una elección muy importante, sobre todo porque parece tambalearse la continuidad del actual dirigente, Ricardo Valle, quien gracias a una apresurada reforma estatutaria, que fue avalada con extraña celeridad por el Secretario del Trabajo de Peña Nieto, Alfonso Navarrete, puede volver a postularse al cargo, haciéndonos recordar ese reprobable hábito del sindicalismo “charro”: el hábito de las eternas reelecciones, con el potencial autoritarismo que esto conlleva.
Y no sólo eso, ya que muchos de los testimonios recolectados en días recientes deslucen al actual liderazgo sindical, al atribuirle a Ricardo Valle prácticas perniciosas como son:
a) Coacción del voto. Hay quienes incluso afirman que les están exigiendo que tomen una fotografía de la boleta electoral. Y no hanfaltado quienes, inclusive, se ha sentido molestos por prácticas que definen como “gansteriles”, como el amedrentamiento o la amenaza velada.
b) Chantaje sistemático. “Nos canta el haber sido contratados por Aeroméxico tras la quiebra de Mexicana y, por ello, nos exige lealtad absoluta”, me dijeron varios ex trabajadores de Mexicana que ahora prestan sus servicios en Aeroméxico.
c) Reacciones tardías en defensa de los trabajadores. Especialmente con respecto a los trabajadores y jubilados de Mexicana de Aviación, quienes incluso se vieron en la necesidad de formar la Asociación de Jubilados, Trabajadores y Ex Trabajadores de Mexicana de Aviación, A.C., ante la operación lenta y poco eficaz de la dirigencia de ASSA.
d) Discrecionalidad en la relación con las empresas. Existen quejas en cuanto a que no existen criterios claros para la asignación de vuelos, por ejemplo, dando la impresión de que existen favoritismos. De igual modo, la dirigencia sindical parece acordar despidos de trabajadores, en vez de defender a éstos de los abusos patronales.
e) Proyectos innecesarios. Mucho les preocupa a los trabajadores la pretensión de construir un deportivo para ellos. Y si bien todos reconocen la importancia de mantenerse en forma y saludables, descreen de la idea de tener algo propio, en vez de realizar convenios con gimnasios y deportivos ya establecidos y de amplia oferta. Los trabajadores tienen miedo de que se vuelva a malgastar su dinero, como en el caso de la guardería que, con notorios sobreprecios, se construyó en tiempos de Alejandra Barrales para quedar como un “elefante blanco” e inservible.
En fin, es evidente que no existe un clima de concordia dentro de la ASSA, y que es manifiesta la animadversión a la continuidad de Ricardo Valle, a quien también le endilgan aspiraciones políticas de la mano de Navarrete Prida (PRI) o de Alejandra Barrales (PRD), lo que se traduciría en un descuido de las labores sindicales en momentos delicados para la aviación nacional de pasajeros.
Los trabajadores, pues, miran con buenos ojos una alternancia en la Secretaría General de la ASSA, y, al parecer, quien lleva ventaja en esto es Wendy Perea, de Unidos Podemos Más, quien acumula dos décadas de experiencia laboral como sobrecargo, experiencia previa en el área contable, y una plataforma basada en la unidad, la igualdad y la transparencia.
Silvia Vega, la otra aspirante, ciertamente ha arreciado sus críticas a Ricardo Valle, pero los trabajadores no olvidan que hace apenas unos meses lo reconocía públicamente como “su mentor”. Además, su aproximación a El Barzónno ha caído muy bien entre la base trabajadora, porque ésta aspira a una dirigencia firme pero propositiva y proactiva, más que conflictiva.
En fin, la moneda está en el aire. Ya veremos qué sucede al final del período electoral de este importante sindicato de México.