ACLARACIÓN: Esta nota fue publicada el 8 de diciembre.
Peña manda al diablo a Mexicana para favorecer al junior Alemán
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Ese Videgaray acaba de ejecutar la sentencia a muerte que le dictó Calderón a Mexicana de aviación, al favorecer a los empresarios que pululan en torno a Miguelito Alemán Velasco
Luis Videgaray, es la nueva estrella del peñismo que ya se apuntó para la sucesión del 2018, y hoy en la SHCP para que los desgobernadores de todos los colores se roben las aportaciones federales y estén a punto del “borrón y cuenta nueva” por concesión graciosa de su majestad Enrique Peña que va que corre para asumirse el segundo Agustín de Iturbide. Ese Videgaray acaba de ejecutar la sentencia a muerte que le dictó Calderón a Mexicana de aviación, al favorecer a los empresarios que pululan en torno a Miguelito Alemán Velasco, hijo del veracruzano a quien inexplicablemente Vicente Lombardo Toledano, llamó: “cachorro de la Revolución”. El junior y su hijo son empresarios de la aviación comercial a los que el PAN y Calderón protegieron.
Ese junior ha gritado a los cuatro vientos que su empresa Volaris o Interjet o quién sabe qué otro nombre, invertirá miles de millones de dólares (los ricos de este país hablan en moneda estadounidense), para comprar más naves aéreas. Los dos Alemanes se llaman Miguel. El primer junior ¡hasta escribe una insulsa nota en El Universal!, hizo su fortuna de lo que le heredó su padre que fue presidente de 1946 a 1952; y quien refundó al partido en el poder de Calles a Cárdenas, e inaugurar la contrarrevolución que ha llegado a su apogeo con el regreso del priismo representado por el peñismo. Ese Miguelito Alemán, quien acaba de aparecer junto a la generación que estuvo en la Facultad de Derecho, en la UNAM, ahora con motivo de luctuoso de Carlos fuentes, cuando Miguelito provocó la renuncia del entonces director de Derecho, Mario de la Cueva, para no convalidar el examen arreglado que le otorgó el título al junior y quien nunca tuvo nada que ver con los compañeros de Fuentes.
Alemán Jr. y sus compañeros de viaje que se apropiaron de las líneas y espacios en los aeropuertos de Mexicana, ya recibieron la bendición peñista para continuar repartiéndose el botín aéreo. Y, de paso, el peñismo se prepara para ejecutar la sentencia a muerte de Mexicana con sus más de 20 mil empleos. Esto no obstante que fue un empresario calderonista quien hundió a Mexicana y ésta, metida en líos judiciales-mercantiles, con maniobras desde Los Pinos a través de Comunicaciones y Transportes con Pérez Jácome (el padre éste es o fue priista, mientras el hijo se convirtió al panismo donde, recibió la oportunidad para alcanzar su nivel de incompetencia).
Mantener a Mexicana con la bota autoritaria de Calderón en el cuello. El ya del “buen fin” para el país de Calderón alegó que en el libre mercado el gobierno federal no debe intervenir ni para regularlo y mucho menos para salvar empresas. Neoliberal ortodoxo, Calderón fue un fanático del fundamentalismo del mercado y amigo de los empresarios (por los que sí metió la mano visible al mercado), que se han quedado con la comercialización aérea.
Mexicana de aviación será llevada al paredón pro el peñismo y Videgaray dirigirá a los fusileros, para la orden presidencia de “¡disparen!”. A un juez que levaba el asunto mercantil, logró Calderón que la Judicatura de la Suprema Corte lo removiera y designara a una jueza que tiene la consigna de presentar a Mexicana al paredón. Si los trabajadores de todas las ramas no salen a defenderse de las embestidas que ya empezaron pro el peñismo con su declaración de no meter las manos en Mexicana ni para gestionar y motivar a los inversionistas para rescatarla, entonces que los trabajadores del país se preparen a un sexenio antiobrero. No les queda sino aquello de “¡Trabajadores de México, uníos!”. O también serán pasados por las armas.
Ese junior ha gritado a los cuatro vientos que su empresa Volaris o Interjet o quién sabe qué otro nombre, invertirá miles de millones de dólares (los ricos de este país hablan en moneda estadounidense), para comprar más naves aéreas. Los dos Alemanes se llaman Miguel. El primer junior ¡hasta escribe una insulsa nota en El Universal!, hizo su fortuna de lo que le heredó su padre que fue presidente de 1946 a 1952; y quien refundó al partido en el poder de Calles a Cárdenas, e inaugurar la contrarrevolución que ha llegado a su apogeo con el regreso del priismo representado por el peñismo. Ese Miguelito Alemán, quien acaba de aparecer junto a la generación que estuvo en la Facultad de Derecho, en la UNAM, ahora con motivo de luctuoso de Carlos fuentes, cuando Miguelito provocó la renuncia del entonces director de Derecho, Mario de la Cueva, para no convalidar el examen arreglado que le otorgó el título al junior y quien nunca tuvo nada que ver con los compañeros de Fuentes.
Alemán Jr. y sus compañeros de viaje que se apropiaron de las líneas y espacios en los aeropuertos de Mexicana, ya recibieron la bendición peñista para continuar repartiéndose el botín aéreo. Y, de paso, el peñismo se prepara para ejecutar la sentencia a muerte de Mexicana con sus más de 20 mil empleos. Esto no obstante que fue un empresario calderonista quien hundió a Mexicana y ésta, metida en líos judiciales-mercantiles, con maniobras desde Los Pinos a través de Comunicaciones y Transportes con Pérez Jácome (el padre éste es o fue priista, mientras el hijo se convirtió al panismo donde, recibió la oportunidad para alcanzar su nivel de incompetencia).
Mantener a Mexicana con la bota autoritaria de Calderón en el cuello. El ya del “buen fin” para el país de Calderón alegó que en el libre mercado el gobierno federal no debe intervenir ni para regularlo y mucho menos para salvar empresas. Neoliberal ortodoxo, Calderón fue un fanático del fundamentalismo del mercado y amigo de los empresarios (por los que sí metió la mano visible al mercado), que se han quedado con la comercialización aérea.
Mexicana de aviación será llevada al paredón pro el peñismo y Videgaray dirigirá a los fusileros, para la orden presidencia de “¡disparen!”. A un juez que levaba el asunto mercantil, logró Calderón que la Judicatura de la Suprema Corte lo removiera y designara a una jueza que tiene la consigna de presentar a Mexicana al paredón. Si los trabajadores de todas las ramas no salen a defenderse de las embestidas que ya empezaron pro el peñismo con su declaración de no meter las manos en Mexicana ni para gestionar y motivar a los inversionistas para rescatarla, entonces que los trabajadores del país se preparen a un sexenio antiobrero. No les queda sino aquello de “¡Trabajadores de México, uníos!”. O también serán pasados por las armas.