Expertos en quiebras Mauricio Flores |
Aeromar está al filo de la quiebra y podría acelerar su caída si en la revisión salarial que culmina el 31 de mayo próximo las demandas de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores, liderado por Mario González, se imponen a la realidad económica de la aerolínea dirigida por Andrés Fabré. La aerolínea de Zvi Katz tiene problemas competitivos importantes, como los ATR-42 que poco compiten ante los jet, slots complicados y altos precios que no incentivan que se llenen sus turbohélices, aún en rutas exclusivas. Si a ello se agrega la presión salarial de los pilotos, el desenlace es predecible. No es la primera vez que ocurre algo similar… aunque a los pilotos no les gusta aceptar que los contratos colectivos pesaron en la quiebra de Mexicana al acelerar la crisis de solvencia que originó la tramposa administración de Gastón Azcárraga. Después de Aeromar, la presión sindical se enfocará sobre Aeromexico, que preside Javier Arrigunaga. El secretario del trabajo de ASPA, José Manuel Hernández, pretende renegociar anticipadamente el contrato de trabajo que vence en 2018 a fin de que los pilotos jóvenes —que ganan el equivalente casi 10 veces el salario promedio de cotización al IMSS— ganen lo que los pilotos más experimentados (que ganan unas 20 veces el salario promedio). En Aeroméxico ganan notablemente más que en otras aerolíneas, pero para presionar algunos pilotos de Boeing 737 se asumen como “Godínez del Aire” al volar estrictamente su horario sin importar que haya saturación de pistas o tormentas: ello provoca demoras, cancelaciones y enojo entre los pasajeros. Es la ruta que recomiendan sólo los expertos en quiebras. |
16 mayo 2016
Expertos en quiebras
Rechaza Aeroméxico negociar con pilotos
Rechaza Aeroméxico negociar con pilotos
Alan Miranda
Notas relacionadas
"No hay negociación", dijo Carlos Torres, vocero de la empresa.
Desde hace más de una semana, los pilotos han cumplido estrictamente sus jornadas máximas de trabajo, sin operar horas extra, lo cual ha provocado el retraso o cancelación de decenas de vuelos, que dependen de este tiempo adicional para cumplirse.
De acuerdo con ASPA, la intención es que la aerolínea acceda a igualar las condiciones laborales de los pilotos contratados desde 2010 con los que ya laboraban en la empresa anteriormente, pues actualmente ganan hasta 40 por ciento menos.
Ese año, Aeroméxico y ASPA firmaron un contrato por 4 años para reducir los costos de la empresa después de la crisis económica internacional y las afectaciones que dejó en México la pandemia de influenza AH1N1.
El contrato en cuestión duraba hasta 2014 , y ese año se extendió hasta 2018.
La empresa considera un sinsentido que los pilotos busquen romper este compromiso y pidan igualar las condiciones laborales que existían cuando la aerolínea todavía era propiedad del Gobierno federal.
El vocero aseguró que, aún con esa reducción de costos, los pilotos más recientes ganan 20 por ciento más que en la competencia.
Sin embargo, los pilotos consideran que las condiciones financieras de la compañía son muy distintas actualmente.
El flujo operativo de la empresa pasó de 235.7 millones en el 2009 a 5 mil 542.3 millones de pesos en 2015, de acuerdo con sus estados financiero.
Aeroméxico en lío laboral
Aeroméxico
en lío laboral
En
el insólito de la temporada, la unanimidad de la segunda Comisión de lo Permanente
aprobó un punto de acuerdo para exhortar a la Secretaria de Comunicaciones y
Transportes a meter orden en la operación de las líneas aéreas del país,
colocándose en la mesa, entre otros temas, el de los frecuentes retrasos en despegues.
La
incidencia se vuelve crónica en el caso de Aeroméxico cuya divisa por años
hablaba de la línea aérea más puntual del planeta. La paradoja es que la corona
la abolla un conflicto laboral.
Desteñido
el amor a la camiseta por lo que los pilotos ubican como falta de reciprocidad
de la empresa, los horarios se cumplen a rajatabla… no importa si se cruza la
salida con el despegue del avión.
La
historia se remonta a principios del sexenio pasado, cuando tras los estragos
del exceso de celo por evitar la propagación de una epidemia de influenza, se
generó temor internacional.
En
un escenario de quiebra, Aeroméxico decidió que parte de sus problemas
derivaban de un contrato colectivo oneroso.
Abierta
la posibilidad de que la empresa planteara un Conflicto Colectivo de Naturaleza
Económica para plantear su modificación, los pilotos hicieron suya la causa sacrificando
prestaciones aceptando mayores cargas de trabajo.
El
ahorro fue de 25 millones de dólares.
Adicionalmente,
la Asociación Sindical de Pilotos de Aviadores aceptó que las revisiones contractuales
se hicieron cada cuatro años, con movimientos salariales casi simbólicos.
Sin
embargo, la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación decidió no jugar la
carta, lo que provocó que la empresa cumpliera su amenaza.
El
procedimiento derivó en un laudo que le permitió a Aeroméxico colocar en línea
dos contratos colectivos para personal de vuelo, el A y el B. Uno para los
trabajadores en activo y otro para los de nuevo ingreso.
La
diferencia es de 60 por ciento en relación con sus percepciones, incluidas,
naturalmente, las prestaciones anexas.
A
quien le importa si la Constitución prohíbe otorgar salarios distintos frente a
una actividad idéntica.
Al
paso de los meses los nuevos se sintieron discriminados.
Lo
curioso del caso es que expedido un laudo similar de cara a otro Conflicto Colectivo de
Naturaleza
Económica, solicitado éste por Mexicana de Aviación, los sobrecargos solicitaron
un amparo que fue escalando hasta llegar a la Suprema Corte, quien lo anuló.
El
problema es que para entonces ya no volaba la empresa.
De
acuerdo a la entonces ministra Olga Sánchez Cordero, el laudo de la Junta
Federal de
Conciliación
y Arbitraje no se justificaba, dado que no basta que una empresa esté en situación
económica apremiante para que automáticamente se proceda a la reducción de las
prestaciones laborales.
Los
salarios y prestaciones de los sobrecargos representaban solo el uno por ciento
de los costos de operación de la línea aérea calculados en 200 millones de
dólares.
En
el caso de los pilotos, aunque sin laudo al calce, el escenario fue similar
abriéndose el telón para clases A y B a partir del 2010.
Los
que aceptaron la contratación desigual en la coyuntura del crecimiento en la
demanda ante la salida de las pistas de Mexicana son quienes encabezan la
protesta… por más que existe otra fórmula laboral aún más dura para los
trabajadores, digamos la C.
En
la flexibilidad
a favor de la empresa los pilotos hablan de haberle ahorrado 500 millones de
dólares.
El
puñetazo en la mesa señala que ellos ya hicieron su parte cuando Aeroméxico
vivió las
vacas
flacas. Ahora que están gordas se reclama reciprocidad.
Hoy
por ti, mañana por mí
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