Pauperización de la industria aeronáutica
A lo largo de la historia de
nuestro país, los ingresos económicos de los trabajos de la industria
aeronáutica han venido decreciendo de forma alarmante. Sin importar qué función
se desempeñe, la caída de los salarios es brutal.
Fotografía tomada de la red social Facebook |
Los salarios de hoy son muy
inferiores a los que se tenían hace un par de décadas, y la vida cada día
cuesta más. Tremendo galimatías.
A este deterioro han
contribuido las aerolíneas, que cada vez buscan hacer más con menos; lo
mismo aplica al pago de los trabajadores; los hechos demuestran que quieren que
sus operarios hagan más cosas, por un sueldo mucho más bajo, y prácticamente
sin poder adquisitivo.
A este peligroso coctel
podemos añadirle el siguiente ingrediente: los sindicatos. Podemos sostener que
hace años dejaron de ser ese espacio donde su principal función era la defensa
de los trabajadores. Ahora los sindicatos se han convertido en negocios
familiares, como el Sindicato de Trabajadores de la Industria Aeronáutica,
Similares y Conexos de la República Mexicana (STIA).
Pero también tenemos
sindicatos como Independencia o el Sindicato Nacional de Trabajadores
de Transportes, Transformación, Aviación, Servicios y Similares (SNTTTASS),
cuyos liderazgos suman ya varias décadas, y la rotación en la representación
sindical es nula, por lo que terminan convirtiéndose en cotos de poder, casi siempre
arcaicos y obsoletos para la defensa y asesoría de sus agremiados. Se vuelven
sempiternas esas dirigencias cuando a la parte patronal le conviene que el
sindicato se un elefante blanco.
La Asociación Sindical de
Sobrecargos de Aviación (ASSA) dejó de ser democrática con la llegada del
Ricardo Del Valle, justo en agosto de 2011, colocando en los cargos del Comité
Ejecutivo y Comisiones a su gente más cercana, con la finalidad de cubrirse las
espaldas, y desde entonces, ha decidido anquilosarse en el gremio.
La Asociación Sindical de
Pilotos Aviadores por lo menos todavía no se deja seducir por el juego del
líder sempiterno, pero permite lamentablemente la intervención obscena por
parte de Aeroméxico en su autonomía sindical.
Por supuesto, si los líderes
sindicales logran esto, es gracias a trabajadores indiferentes, que no se
involucran en conocer sus derechos, además de sus obligaciones como agremiados.
Es destacable que en todos los sindicatos anteriormente señalados, la creación
de cuadros sindicales es nula.
Es decir, no forman ni
instruyen a los agremiados en la vida interna sindical, para que esas “escuelas”
de formación de cuadros sindicales, salgan los dirigentes del futuro. La
ventaja sería que los “egresados” enfrentarían la realidad conociendo a
profundidad su ley interna, y por supuesto siendo los mejores candidatos para
contender a un cargo de elección.
En lugar de que sean solamente
“mis cuates”, que aunque no sepan absolutamente nada, solo se la pasan ocupado el
cargo. Son dóciles, y muy útiles para el Secretario General, no para los
agremiados al sindicato.
Es por eso que parte de esta
pauperización también es responsabilidad del trabajador, quien deja y permite
que pasen por encima de él y sus derechos, por el miedo de perder el empleo.
Más vale agachar la cabeza y aguantar, que defender con uñas y dientes las
condiciones laborales.
Aclaro, a todos nos da miedo
la incertidumbre, sobre todo cuando hay compromisos adquiridos de por medio por
parte del trabajador, pero ¿no les hierve la sangre al ver como año con año van
ganando menos y la vida va costando más?, ¿hasta dónde están dispuestos a
aguantar?. ¿cuál es su punto de quiebre?
Aprovecho el espacio, porque
estuve hablando largo y tendido sobre el tema del Conflicto Colectivo de Naturaleza
Económica. Cuando los sobrecargos al servicio de Mexicana de Aviación
fuimos demandados bajo esta figura jurídica, recuerdo -como si fuera ayer- el
discurso que nos dio el asesor legal de la ASSA, Arturo Alcalde Justiniani, argumentando
que la última vez que una empresa había utilizado esta figura fue por allá de
los años veinte… y que resultaba ser una herramienta parecida a la huelga, pero
con beneficio al patrón.
Cuando en 2007 los sobrecargos
de Mexicana decidimos dar una pelea en contra de la empresa y defender nuestras
condiciones laborales a toda costa, vimos que la pretensión era recortarnos el
60% de nuestras percepciones.
En 2008, al año siguiente, Aeroméxico
demandó a sus sobrecargos, envalentonado por la audacia del vecino, y la
conclusión a la que llegaron los tripulantes de cabina de dicha empresa fue
decir “La de Mexicana, por ser la primera demanda de ese tipo, tenía
errores, pero con nosotros ya viene con correcciones”, razón por la cual
mediante la figura estatutaria de las Juntas Particulares votaron a favor de un
Convenio de Ahorros Temporal.
Dos posturas de un mismo
gremio, el primero no quiso pactar nada con la administración de la aerolínea y
el segundo, ante el temor, ya fuera cierto o infundado, determinaron recortarse
sus prestaciones.
Con esto quiero dejar en
claro, que si existe una pauperización en los trabajos de la industria
aeronáutica, la responsabilidad también corre a cargo de los trabajadores.
Depende de qué tanto valoren lo que cuesta su trabajo, y hasta dónde están
dispuestos a ceder.
No se trata, por supuesto de
asfixiar económicamente a las aerolíneas, sino que estas paguen salarios
justos, en un ganar-ganar, al tener empleados contentos. Son muchos los estudios
que han demostrado que estos son mucho más productivos; el estudio “Felicidad
y Trabajo”, de la consultora mexicana Crecimiento Sustentable, indica que
los colaboradores felices aumentan su productividad hasta un 88%, comparado con
los que no tienen un estado de ánimo positivo.
Compañeros, todo lo anterior es
para decirles que ustedes son los arquitectos de su propio destino, nadie más
que ustedes saben lo que han tenido que sacrificar con tal de mantener su
trabajo; en sus manos está el seguir por el mismo camino compadeciéndose de su
“mala suerte”, o plantarle cara a los dueños y sindicatos, diciéndoles “ya
basta, vamos por la recuperación de los salarios y la dignidad de los derechos
laborales y sindicales”.