27 junio 2021

Engaños y simulaciones contra los sobrecargos de Aeroméxico

 

Engaños y simulaciones contra los sobrecargos de Aeroméxico

Estimados lectores, pretendo sumergirlos en las profundidades de una profesión, poco comprendida, que desde afuera suele verse como sencilla y glamorosa, pero eso es una total falacia.



La labor del sobrecargo a bordo de una aeronave tiene una razón de ser, más allá del servicio que pueda brindar al pasajero. El motivo principal es la de salvaguardar sus vidas, ya sea por medio de proporcionar primeros auxilios a quien lo necesite o el resolver cualquier conflicto en la cabina de pasajeros: desde un fuego, una despresurización, o un evento mayor que requiera la evacuación de un avión.

Al igual que otras profesiones, la vida de los tripulantes de cabina ha sido trastocada en estos momentos del Covid19. Las medidas que las empresas del orbe han tomado respecto a sus sobrecargos han sido diferentes. En algunos casos han recurrido a recortes o reajustes en su personal, así como reducciones a los salarios o permisos especiales. Pero hablemos de nuestro país, y el caso de los sobrecargos de Aeroméxico.

No es cosa menor, pero a diferencia de otros grupos de sobrecargos que suelen estar agremiados en “sindicatos blancos o de protección patronal”, los de Aeroméxico pertenecen a un “sindicato democrático”. O por lo menos en sus orígenes lo fue. Hablo de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, mejor conocida como ASSA de México; tal vez muchos la recuerden ya que fue precisamente este sindicato el que Alejandra Barrales utilizó como trampolín para brincar de la vida sindical a la política.



Mi sindicato, porque yo sigo siendo agremiada hasta en tanto no se resuelva totalmente la quiebra de Mexicana de Aviación, ha dejado de ser democrático para convertirse en uno “de protección”, y a las pruebas me remito. Como muchas otras ramas productivas, la industria de la aviación tuvo y tiene serias afectaciones por la pandemia, y Aeroméxico no es la excepción. A mediados de marzo pasado, la empresa buscó llegar a un acuerdo laboral con el sindicato de sobrecargos, para sobrellevar estos meses de muy poca demanda y ocupación.

En ese mismo mes ASSA convocó a una asamblea en la que les propuso a sus agremiados “rotar”, esto es, dejar de volar un mes, y no cobrar el salario correspondiente, en aras apoyar a la empresa y mantener las fuentes de empleo.



La lógica de esta dinámica radica en que un grupo de sobrecargos no perciba su sueldo, pero solamente durante un mes. Al mes siguiente será otro grupo diferente, y así sucesivamente. Sin embargo, debemos considerar ¿cuántos sobrecargos tiene Aeroméxico?, 2,720 según el último censo registrado ante la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Aunque el sindicato maneja un número poco más alto, de cerca de 2,760, en esta columna manejaré el dato que tiene registrado la autoridad laboral federal.

La propuesta de ASSA fue la siguiente: cada mes rotarán sólo 900 sobrecargos, divididos en 213 Sobrecargos Ejecutivos y 687 Sobrecargos Primeros. En dicha asamblea, mis compañeros, confiados en que su representación sindical estaba velando por sus intereses, aceptaron la propuesta de que “roten” 900 sobrecargos, durante un mes, y luego trabajar dos meses, en el entendido de que la medida de emergencia duraría seis meses, siempre buscando ayudar a Aeroméxico y evitar un recorte de personal. En agradecimiento, la empresa seguirá pagando vales de despensa y gasolina, así como Seguro Social, Seguro de Gastos Médicos Mayores y cuotas sindicales. Con esta medida de contingencia, el sobrecargo sigue conservando su antigüedad, aunque sin cobrar salario alguno.

En el papel luce muy bonito, pero en la ejecución es otra historia, totalmente diferente. Desafortunadamente la “emergencia sanitaria” se ha convertido en el pretexto perfecto para justificar una serie de irregularidades de forma y de fondo que en otro momento serían imposibles de realizarse. Por ejemplo, días antes de comenzar la rotación de sobrecargos acordada en asamblea, el Secretario General de ASSA, Ricardo Del Valle, informó que la empresa estaba “solicitando” que rotara el 68%. Es decir que para el mes de abril rotaron 1,849 sobrecargos. En palabras llanas, más del doble de sobrecargos no cobraron ni un peso en el mes de abril. Por si esto no fuera suficiente, el sindicato jamás hizo pública la lista de los sobrecargos que rotaron en abril, quedando este proceso en total opacidad.



Para el mes de mayo las cosas en la aviación no mejoraron, así que Aeroméxico solicitó que ese mes rotara el 75% de la planta, esto es 2,040 sobrecargos. En este momento, mis compañeros comenzaron a preguntarse, ¿quiénes son los 680 sobrecargos que tendrán el privilegio de volar (y cobrar su sueldo) en el mes de mayo?, porque una vez más mi sindicato decidió no publicar la lista de rotación. ¿Cómo se enteraron los sobrecargos de su situación? De la peor manera, pues recibieron sus hojas de rol “en blanco”, y al mismo tiempo enterarse de que ese mes no recibirían salario.

Pero en junio la cosa se puso más fea, pues en ese mes el Secretario General ya ni siquiera informó el porcentaje de sobrecargos que rotaría, y así hasta llegar al mes de agosto. ¿Qué es lo que ha pasado?, pues hay casos de compañeros que llevan cinco meses rotando y sin cobrar. Es evidente que se encuentran más que desesperados; incluso algunos han comenzado a vender lo poco de tienen de patrimonio, entre otras cosas.

En 2010, a raíz de la salida de Mexicana de Aviación del mercado aéreo, se crearon grupos de Facebook para la venta de artículos y servicios diversos por parte de los sobrecargos que se quedaron sin empleo. Hoy son los sobrecargos de Aeroméxico los que inundan esas páginas, donde ofertan automóviles, casas, muebles, así como pasteles, comida, servicios de fiestas, mesas de regalos, artículos varios, e incluso cubrebocas N95.

Una verdad a medias: el punto de acuerdo plasmado en el acta de la asamblea de marzo de 2020, en la que se aprobó la rotación, la representación sindical argumentó “Este proceso es único y ha dado resultados comprobados ya que se preserva la fuente de empleo”. Lo que no dijeron nunca, es que este esquema de “rotación” aprobado, no es ni siquiera una pálida sombra del esquema original, que efectivamente se aplicó en varias ocasiones tanto en Aeroméxico como Mexicana de Aviación, que bien aplicado, resulta justo, exitoso y solidario.

El esquema original tiene la premisa de que sólo puede rotar entre el 10% y hasta el 20% de la planta, durante un mes. En dicho periodo, el salario de los que sobrecargos que rotan, es cubierto por el resto de los tripulantes que sí se encuentra volando, mediante un descuento general, claro, determinado y transparente a todos los sobrecargos agremiados a la asociación, esto es, sin importar a que empresa pertenezcas (Aeroméxico, Mexicana de Aviación, Aeromar, Click). El gremio aporta gustoso ese porcentaje porque sabe que, si el mes siguiente le toca rotar, los demás aportarán una parte de su ingreso para que los que “rotan” reciban su sueldo. Es el más claro ejemplo de “hoy por ti, mañana por mí”.

En casos de extrema urgencia, cuando es difícil cubrir el 100% del salario de los que rotan, se busca tasar una ayuda para que reciban la misma cantidad de dinero. Punto muy importante es que el orden de la rotación es con base al escalafón general, comenzando por el más nuevo hasta el más antiguo, pudiendo dar varias vueltas al mismo, de ser necesario.

Bajo este esquema, el trabajador nunca se queda sin absolutamente nada, si bien es cierto, pueden no cobrar su sueldo al 100%, si cobraría un porcentaje del mismo, con el que puede afrontar sus gastos más imperantes durante un mes, sabiendo, que al mes siguiente sí volaría.

Pero esto no está sucediendo en el caso que les presento, donde la desesperación de mis compañeros, aunado a la incertidumbre laboral y la ansiedad que causa la pandemia. Estamos ante un caldo de cultivo muy activo en personas cuyo trabajo demanda que estén atentos al 100%. Lo dije en mi columna antepasada, la fatiga en las tripulaciones de vuelo no debe tomarse a la ligera. No exagero cuando digo que un error en la aviación es sinónimo de tragedia.

Es preocupante la situación de mis colegas sobrecargos de Aeroméxico, que le han entregado muchos años de su vida a la empresa del Caballero Águila. Es triste saber que antiguos compañeros de Mexicana de Aviación, tras quedar desempleados, y habían encontrado una segunda oportunidad en Aeroméxico, hoy su trabajo penda de un hilo. Pero es frustrante documentar que quien debiera velar por las condiciones de sus agremiados y tutelar sus derechos laborales primigenios, básicos e irrenunciables, sea su propio verdugo; pero de eso hablaré largo y tendido en una columna futura.

Ximena Garmendia

Esta columna fue originalmente publicada el 4 de agosto del 2020, en enero del presente año, los sobrecargos acordaron recortar sus contratos por cuatro años.

20 junio 2021

Cumplimos 15 años

 El día de hoy no habrá columna semanal, el día de hoy festejamos 15 años informando lo que más nos apasiona, "la aviación".

Muchas gracias a ustedes por seguir este pequeño medio de comunicación que nació hace 15 años como una necesidad de una sobrecargo de a pie de darles información a sus compañeros y con ello, tomar mejores decisiones laborales. 

Hemos crecido tanto que ya no sólo ahondamos en la vida laboral de los sobrecargos agremiados a la ASSA de México, ahora tocamos también temas de otros sindicatos como ASPA, Independencia, STIA, SNTTTASS, Sección 15 y SINACTA. Siempre analizando los acontecimientos en el mundo aeronáutico desde el punto de vista del trabajador.

Agradezco el acompañamiento de ustedes durante todos estos años, se dice fácil pero no lo es, y esperamos seguir teniendo Sobrecargo Informa "pa rato".

De todo corazón, gracias por este aniversario número 15, ¡ya somos quinceañeras!

Atentamente

Ximena Garmendia 

creadora y mente detrás de Sobrecargo Informa



#Quinceañera

#SobrecargoInforma

13 junio 2021

Cuando pierdes el empleo por una comida

 

Cuando pierdes el empleo por una comida

En días pasados presenciamos un gran escándalo relacionado con Romero Deschamps y Alejandro Cabrera Fernández, quien se desempeñaba como titular de la Coordinación de Relaciones Laborales y Recursos Humanos de PEMEX. Tras difundirse que ambos personajes se reunieron en un restaurante, la paraestatal comunicó lo siguiente:



“Siendo el responsable de las relaciones laborales y recursos humanos de Pemex, toda actividad relacionada con el motivo de su encargo, debe ser atendida dentro de sus instalaciones, por lo que se considera que no hay justificación para realizar reuniones fuera de las mismas, en horario laboral, con ex directivos o ex líderes sindicales sin relación laboral con la empresa”

Acto seguido, el empleado en cuestión fue cesado de su cargo, en medio de un gran escándalo, tanto en medios como en redes sociales. Petróleos Mexicanos justificó el despido porque Cabrera Fernández acudió con el ex líder sindical priista, sin el conocimiento ni autorización de sus superiores.

A raíz de esta nota, ha estado dando vueltas en mi cabeza una circular emitida por mi sindicato el año pasado. Voy a ponerlos en contexto, para poder ejemplificar todas y cada una de las dudas que hoy me asaltan.

Durante los 22 años que tengo como agremiada a la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, jamás me había topado con una circular informativa con las características de la que se tituló “Estado de ingresos y egresos julio 2019”. Azorada quedé cuando vi el rubro: “Comida anual con Junta Federa de Conciliación y Arbitraje”, y que de manera tan vaga e incompleta el Sindicato estuviera informando que tal evento supuso el gasto de cincuenta mil pesos.



Enfatizo, durante el tiempo que trabajé en la Secretaría de Actas de ASSA, tanto como adjunta y tanto como Secretaria, jamás se hizo ninguna “comida anual” con los integrantes de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Es más, las veces que acudí junto con Secretaria de Conflictos y los asesores legales del sindicato a la Junta Federal, se tenía estrictamente prohibido darles cualquier tipo de gratificación.

¿A qué Junta Federal se refiere esta circular? ¿A la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje en Pleno, o a alguna de las 67 Juntas Especiales?, ¿Acaso se referirá concretamente a la Junta Especial 3 Bis, que dirime todo lo relacionado a los conflictos entre patrones y trabajadores de transportes y servicios aéreos?

Si la respuesta a la última pregunta es afirmativa, entonces algunos funcionarios deben estar deseando no correr la suerte del hasta hace poco titular de la Coordinación de Relaciones Laborales y Recursos Humanos de PEMEX. Corrijo; algunas funcionarias, porque son todas mujeres: la presidenta de la Junta Federal, la licenciada María Eugenia Navarrete Rodríguez, junto con Concepción Andrea Falcón Gutiérrez, Secretaria General de Conciliación y Asuntos Individuales; Irma Margarita Barón Leal, Secretaria General de Acuerdos, Conciliación y Asuntos Colectivos, y también Esperanza Bonifaz Thomás, Secretaria General de Consultoría y Asuntos Jurídicos. No puedo afirmarlo, pues la circular de ASSA es obscura en ese sentido. ¿Son ellas las que tuvieron en junio de 2019 su “comida anual” con mi sindicato?

Se informa que el costo osciló los 50 mil pesos, sin especificar el lugar y fecha donde se llevó a cabo dicho convite. Ustedes entenderán, amables lectores, que surgen en mi mente muchas preguntas y me ataca un mar de dudas. Permítaseme enumerarlas, y aligerar así un poco el copioso peso que alberga mi pecho:

1.    ¿por qué la comida “anual” se llevó a cabo en el mes de junio?

2.    ¿por qué durante mis años de gestión jamás hubo una comida anual con los integrantes de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje?

3.    ¿por qué cuando yo era representante se tenía prohibido cualquier tipo de dádivas a los integrantes de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje?

4.    ¿no es acaso una comida un acto de “corrupción?

5.    ¿es ético que los integrantes de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje coman con un Secretario General de un sindicato?

6.    ¿la Secretaría de Trabajo y Previsión Social está enterada de estas “comidas anuales”?

Me queda claro que al no estar “volando”, las circulares informativas de ingresos y egresos de mi sindicato, no me son enviadas, pero más me llama la atención que ninguno de mis compañeros sobrecargos que sí están volando, para Aeroméxico o Aeromar, y a quienes sí les llegan estas circulares, no hayan dicho absolutamente nada.

Y es que el terror que le tienen mis compañeros a la representación sindical alcanza niveles inauditos. Este miedo les impide hacer cualquier cuestionamiento. ¿Acaso no se habían percatado que en gestiones anteriores nunca se habían llevado a cabo estas “comidas anuales” con los integrantes de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje?

Soy firme creyente de que la transformación del país es posible. Creo también que en aras de una mayor transparencia y de una política de cero corrupción, estos eventos, en nada ayudan, y solamente enturbian el cauce del río.

Opacidades como esta no dejan de sorprenderme, y es que hay dos vertientes, y ninguna lleva a buen puerto. La primera, que mi Secretario General haya mentido para justificar esa salida de dinero, inventándose una comida “anual” con los integrantes de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje.

Por otro lado, podría tratarse de información real y verdadera, y que se haya llevado a cabo esa comida, ¿no se podría tomar como soborno por parte del sindicato a los integrantes de la Junta?, ¿no es un acto bastante y suficiente como para romper la imparcialidad y equidad que rigen el actuar de un juzgador?

Es por eso, que aprovecho el espacio para denunciar este evento. No podemos quedarnos callados; en ambos panoramas permea un fuerte y rancio tufo a corrupción.

Ximena Garmendia

 Esta columna fue originalmente publicada el 27 de octubre del año pasado

06 junio 2021

Lo que poco se dice del avión presidencial

 

Lo que poco se dice del avión presidencial

Como ha sucedido en otras ocasiones, el presidente Andrés Manuel López Obrador fijó la agenda en “la mañanera”, y el pasado lunes habló del avión presidencial, y pidió que las preguntas fueran sobre el tema del avión. Habló de lo faraónico y del lujo de la aeronave, enumeró los viajes hechos por el presidente que le antecedió, e hizo hincapié en lo cínico e insultante que resulta tener un avión de super lujo en un país de pobres. Al final, invitó a los reporteros a recorrer el avión, un Boeing 787 Dreamliner, al que le tomaron fotos y videos de todas las áreas. Algunas de ellas aparecieron en prácticamente todas las primeras planas de los diarios de circulación nacional al día siguiente.



Y es que no voy a negar que cualquier derroche que se haga con recursos públicos debe ser repudiado, y en el caso concreto, exhibido con la finalidad de que no vuelva a suceder. Pero en esta columna no hablaré del lujo, ni del oropel que a tantos ha sorprendido y ha provocado el correr ríos de tinta y bits, en la prensa nacional, impresa y digital.

En febrero escribí para mi espacio una columna cuyo título preguntó ¿No hay otra forma de solucionar lo del avión presidencial?, en el que desde el punto de vista de una persona que conoce el mundo aeronáutico, e hizo de los aviones su herramienta diaria de trabajo, mencioné algunas posibles salidas para el Boeing 787 Dreamliner, simples y relativamente sencillas, que podían hacerse sin necesidad de modificar leyes u otro tipo de acciones más lentas. http://sobrecargoinforma.blogspot.com/2020/02/no-hay-otra-forma-de-solucionar-lo-del.html

Sin embargo, un tema que poco se ha explotado, pero que resulta ser muy interesante de abordar e importante de investigar es el que se refiere al binomio de seguridad y compra de la aeronave. Debemos partir diciendo que el gran e imponente “José María Morelos y Pavón”, antes de ser un avión presidencial, fue un avión de pruebas de la empresa Boeing, y que dicha aeronave, presentó las siguientes fallas:

·         Filtraciones de combustible

·         Incendios en las baterías

·         Errores computacionales en los frenos

·         Grietas en las ventanas de la cabina

·         Falta de seguridad en las baterías de iones de litio

Aun con toda esta información en sus manos, el estado mexicano continuó con la adquisición de la aeronave. Es cierto que los acabados de madera, las recámaras y baños de lujo, así como los teléfonos satelitales provocan muchas reacciones viscerales, porque se compraron con nuestros impuestos, pero también es cierto que debe ser preocupante el tema de la seguridad.

Es momento, estimados lectores, de que se coloquen las “gafas de tripulante” y me acompañen a este recuento, necesario y útil. Resulta por demás escandaloso que, a pesar de conocer que este equipo fue un avión de pruebas de la empresa aeronáutica Boeing, se hayan pasado por alto todas y cada una de las fallas de la aeronave. Surgen en mi mente un montón de preguntas, ¿los que compraron la aeronave nunca temieron que llegara a fallar?, ¿fue acaso un plan malévolo de Felipe Calderón comprar un avión defectuoso, a sabiendas que su administración no lo usaría?, ¿y los que sí lo usarían, sabían y eran conscientes de estas fallas?



No sólo se arriesgaron las vidas de políticos, y de toda la comitiva que acompañaban en sus viajes al presidente Enrique Peña Nieto, sino que también pusieron en riesgo la vida de sus pilotos y sobrecargos, así como a los compañeros de la prensa que subieron al equipo. No podemos olvidar que además de las fallas, el avión fue comprado con sobreprecio.

Con esto quedan retratados a la perfección dos administraciones a las que lo que menos les importa son las vidas humanas. O acaso Usted, estimado lector, ¿compraría un carro que fue utilizado como prototipo, y además presentó fallas?, ¿lo usaría para sacar a pasear a su familia?, ¿para ir a trabajar?, ¿Y además carísimo? Dudo que sus respuestas sean afirmativas.

Una vez que la actual administración entró en funciones, Rodrigo Soto Morales, experto en seguridad y aeronáutica, de la Universidad Panamericana declaró en una entrevista a la revista Forbes:

Si no se usó más tiempo fue porque el presidente entrante, Andrés Manuel López Obrador, desde su campaña electoral, anunció que uno de sus compromisos era venderlo, argumentando una necesaria austeridad y señalando que el precio que se pagó por el mismo había sido estratosférico. Tras calificarla de “mala compra” el entrevistado agregó: “Lo que se hizo fue una compra excesiva, desproporcionada; pensada, en su momento, para transportar, más que nada, al Estado Mayor Presidencial, que se encargaba de la logística de los viajes del mandatario. Claramente, pudieron elegir mejores opciones en el mercado”.

Además de “indecente e insultante”, más allá de ser un derroche y un gasto estratosférico, no voy a quitar el dedo del renglón: los compradores del avión se pasaron por el arco del triunfo todas y cada una de las fallas de la aeronave, desdeñaron la seguridad de los futuros ocupantes, y transitaron de lo irresponsable hasta lo maquiavélico al permitirlo, pero viniendo de Felipe Calderón, todo se puede esperar.

Entre particulares, al celebrar la compraventa de un vehículo se firma una carta responsiva con la finalidad de dejar en claro las responsabilidades que contrae y de las que se exoneran cada una de las partes. Andrés Manuel López Obrador no ha cejado en su intención de trasladar el dominio de ese avión, pero es importantísimo que se pondere la seguridad. No se trata de “venderlo a como dé lugar”. Es un monumento, nadie lo duda, a la corrupción y a las prácticas que tanto daño le han hecho al país, pero no se debe continuar con la cadena de irresponsabilidades que ya son un lastre para el Boeing 787 Dreamliner, que al ser una pieza de prueba, es única y los modelos comerciales actuales no tienen nada que ver con el avión presidencial.

Para todos aquellos que tengan interés en conocer más a detalle sobre este modelo de pruebas de la empresa Boeing, les dejo este enlace a la nota que la BBC hizo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-51483341

 

 Esta columna fue publicada el 29 de julio del 2020