Opinión de (Rosario Avilés) |
Corresponsabilidad y política aérea
Desde hace décadas, los profesionales de la aviación (los que sí se quedan permanentemente en el sector) han pugnado por una política de Estado, de largo plazo, de consenso, para el transporte aéreo. Su insistencia se hace más urgente cada vez, a la luz del deterioro que ha venido sufriendo el sector en los últimos 15 años.
Es evidente que un proyecto tendrá éxito si existe planeación, palabra que para la aviación nunca es desconocida pues hasta para lo más mínimo existe un plan de vuelo. Saber de dónde se parte, a dónde se va, con qué equipo se cuenta y qué ruta se ha de seguir, ayuda a saber los recursos requeridos para emprender la marcha así como sus posibilidades de éxito.
Otra razón de la urgencia es que a pesar del impacto que la industria de transportación aérea tiene en la economía y en el turismo, el comercio y los negocios, pues es un importante detonador de ellos, el que no se cuente con una política pública para impulsarla implica que no se usa de manera óptima y la prueba es su deterioro creciente, tanto en flota como en empleo y número de pasajeros en las aerolíneas nacionales.
Los efectos de esta ausencia equivalen a lo que los economistas llaman costo de oportunidad: no sabemos a ciencia cierta cuánto no hemos ganado, cuánto no hemos fortalecido a la industria nacional y a su derrama en diversos sectores, cuántos turistas no hemos transportado, cuántas divisas no han ingresado, cuántos empleos no hemos creado. Pero sabemos que este es un trabajo que no se ha hecho y por consiguiente la economía nacional ha dejado de ganar y de crecer.
Por otro lado, las propias cifras de la SCT muestran que el transporte aéreo nacional retrocede, que se pierden empleos, que el que queda es de peor calidad e incierto y no sólo empobrece a los trabajadores del sector sino que toda su derrama -desde los impuestos hasta sus adquisiciones- va depauperándose (y no se necesita el genio de Dornbusch y Fisher, Eco I, para darse cuenta de ello).
Durante la conmemoración del aniversario del Colegio de Pilotos Aviadores de México, el director general de Aeronáutica Civil dijo, por una parte, que su dependencia "escuchará" los planteamientos de los profesionales y "si los considera" viables los atenderá.
Parece que Don Alex Argudín no se ha enterado que en todos los países que tienen aviación seria (como Estados Unidos y la Unión Europea) siempre hay sitio para los profesionales del sector en las decisiones de política aérea, aperturas y desarrollo, porque es obvio que los primeros beneficiados o perjudicados de una mala decisión serán precisamente ellos y porque son quienes conocen a fondo la historia, los efectos, buenos y malas, de éstas.
Esto se conecta con la segunda declaración del titular de DGAC: que "hay corresponsabilidad" y que si van juntos, la responsabilidad del triunfo o fracaso será compartida. En esto tiene toda la razón y es justamente por ello que deben atenderse las propuestas del sector profesional.
Es como el vuelo: nadie cuidará más de la seguridad que quien va dentro del avión porque va de por medio su propia vida.
Lo oí en 123.45: Muy lamentable lo ocurrido en Ucrania con el vuelo MH17 de Malaysia Airlines. Una vez más la aviación comercial se encuentra en medio de disputas ajenas con consecuencias nefastas.
Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx
Es evidente que un proyecto tendrá éxito si existe planeación, palabra que para la aviación nunca es desconocida pues hasta para lo más mínimo existe un plan de vuelo. Saber de dónde se parte, a dónde se va, con qué equipo se cuenta y qué ruta se ha de seguir, ayuda a saber los recursos requeridos para emprender la marcha así como sus posibilidades de éxito.
Otra razón de la urgencia es que a pesar del impacto que la industria de transportación aérea tiene en la economía y en el turismo, el comercio y los negocios, pues es un importante detonador de ellos, el que no se cuente con una política pública para impulsarla implica que no se usa de manera óptima y la prueba es su deterioro creciente, tanto en flota como en empleo y número de pasajeros en las aerolíneas nacionales.
Los efectos de esta ausencia equivalen a lo que los economistas llaman costo de oportunidad: no sabemos a ciencia cierta cuánto no hemos ganado, cuánto no hemos fortalecido a la industria nacional y a su derrama en diversos sectores, cuántos turistas no hemos transportado, cuántas divisas no han ingresado, cuántos empleos no hemos creado. Pero sabemos que este es un trabajo que no se ha hecho y por consiguiente la economía nacional ha dejado de ganar y de crecer.
Por otro lado, las propias cifras de la SCT muestran que el transporte aéreo nacional retrocede, que se pierden empleos, que el que queda es de peor calidad e incierto y no sólo empobrece a los trabajadores del sector sino que toda su derrama -desde los impuestos hasta sus adquisiciones- va depauperándose (y no se necesita el genio de Dornbusch y Fisher, Eco I, para darse cuenta de ello).
Durante la conmemoración del aniversario del Colegio de Pilotos Aviadores de México, el director general de Aeronáutica Civil dijo, por una parte, que su dependencia "escuchará" los planteamientos de los profesionales y "si los considera" viables los atenderá.
Parece que Don Alex Argudín no se ha enterado que en todos los países que tienen aviación seria (como Estados Unidos y la Unión Europea) siempre hay sitio para los profesionales del sector en las decisiones de política aérea, aperturas y desarrollo, porque es obvio que los primeros beneficiados o perjudicados de una mala decisión serán precisamente ellos y porque son quienes conocen a fondo la historia, los efectos, buenos y malas, de éstas.
Esto se conecta con la segunda declaración del titular de DGAC: que "hay corresponsabilidad" y que si van juntos, la responsabilidad del triunfo o fracaso será compartida. En esto tiene toda la razón y es justamente por ello que deben atenderse las propuestas del sector profesional.
Es como el vuelo: nadie cuidará más de la seguridad que quien va dentro del avión porque va de por medio su propia vida.
Lo oí en 123.45: Muy lamentable lo ocurrido en Ucrania con el vuelo MH17 de Malaysia Airlines. Una vez más la aviación comercial se encuentra en medio de disputas ajenas con consecuencias nefastas.
Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
raviles_2@prodigy.net.mx