¿Y el mercado aéreo..?
Por: Leopoldo Mendívil Opinión Viernes 12 de Septiembre de 2008 Hora de publicación: 01:50
LIC. RODOLFO ELIZONDO,
SECRETARIO DE TURISMO:
Nos dijo la Secretaría de Comunicaciones y Transportes que suspendió los vuelos de algunas aerolíneas por sus altos adeudos por consumo de turbosina.
¿Entonces por qué Mexicana de Aviación sigue volando si es la más endeudada por ese concepto? No defiendo la deficiencia; si por mí fuera, Aero California no volaría más hasta que tenga aviones nuevos. Quiso SCT irse contra Aviacsa también por la turbosina, pero esta línea interpuso un amparo, logró la suspensión provisional y sigue en el aire.
Pero el intento de dejar a Aviacsa en tierra fue una melodía con dedicatoria para Pedro Aspe Armella, el mandamás de Volaris, que la SCT intenta subirla a la tercera posición en importancia.
Sólo que tengo, secretario Elizondo, otra versión, no energética sino fiscal, para esta andanada contra las aerolíneas pequeñas:
La razón mediática fueron, repito, los adeudos por turbosina, pero la real, el impuesto por uso del espacio aéreo y los servicios que se venden para que tal cosa ocurra, como los de navegación que realiza el sistema de control aéreo, entre otros.
No sé, secretario Elizondo, qué lugar ocupa México entre los países que más estorban el tránsito de aeronaves, extranjeras y nacionales, en su espacio aéreo. Sí sé que para varias aerolíneas transnacionales ocupamos un importante renglón. Veamos qué sucede en el mercado aeronáutico nacional:
Bien sabe y sufre usted que éste no haya sido el mejor año para el turismo nacional por el descenso de visitantes extranjeros, pero más por los vacacionistas nacionales que han disminuido sus vuelos a los centros turísticos desde que las tarifas comenzaron a crecer.
Pero hay otro aspecto más delicado que le comento, aun cuando no esté en su responsabilidad:
Cuando nacieron las aerolíneas de bajos costos sucedió la paradoja de que para muchos usuarios tradicionales del transporte terrestre, resultaba ya más caro y naturalmente tardado viajar por tierra que por aire y comenzó a crecer el marcado aéreo de pasajeros. Naturalmente el proceso económico en diversos estados empezó a elevarse y México a crecer en el promedio de población usuaria del transporte aéreo.
Es claro que el alza brutal de los precios petroleros mundiales afectó a todas las ramas de la economía internacional y México no está en Marte, sino en la Tierra y, por ende, enfrentamos un repunte inflacionario que está golpeando con insolencia creciente, sobre todo a los grupos de población con menores posibilidades de defensas anticrisis. Así, aquellos que comenzaban a integrarse en sus necesidades de transporte al que va por el aire, poco les está durando el gusto y este aspecto se agregó a los diversos efectos nocivos con que la situación económica internacional ha golpeado a México.
Ahora bien, los aparatos hacendario y de comunicaciones y transportes brindan diversas exenciones fiscales a otras tantas ramas de la economía y en muchas de ellas esos beneficios no van más allá de los bolsillos de los empresarios especialistas en incrementar las herencias para sus respectivas dinastías...
En tal tesitura vale preguntar, secretario Elizondo, si la democratización del transporte aéreo no merece más una exención que los casos incluidos en el párrafo anterior. ¿No podrían los aparatos hacendario y de Comunicaciones y Transportes hacer un esfuerzo, de lógica económica y de justicia social, por apoyar a las aerolíneas que nacieron para abaratar ese sistema de transporte en vez de reventar a cuantas sea posible en beneficio mezquino e injusto de una sola de ellas, sólo por amistad y por interés con el mandamás de una de ellas?
Yo pregunto a los secretarios Carstens, de Hacienda, y Téllez, de Comunicaciones y Transportes, qué pasará cuando sus adeudos por turbosina o por el impuesto al uso del espacio aéreo nacional, no permitan más a las aerolíneas de bajo costo tener, siquiera, costo alguno porque desaparecieron..., menos una de ellas... ¿Y de su parte, qué podrá hacer Volaris cuando logre ser la última de las tres únicas aerolíneas mexicanas? ¿Mantendrá bajas las tarifas o las equiparará con las de sus hermanas mayores..?
¿No será ese el propósito principal del ataque a las aerolíneas de bajo costo?
Espero, secretario Elizondo, que en el ámbito de su responsabilidad incremente las gestiones que —es de reconocerlo— ha desarrollado de manera sistemática y continua desde el gobierno anterior.
Si Felipe Calderón se declaró desde la campaña electoral y refrendó el año pasado su decisión de ser el presidente del turismo, tiene usted de su parte a la voluntad política superior.
No la olvide ni la desperdicie...
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