Imperante la profesionalización en la industria aeronáutica
1° de
mayo, día que se celebra al trabajador, mientras los líderes sindicales
aprovechan para desempolvar sus rancios discursos “en pro de la clase obrera”,
que desfilará a pleno rayo del sol por la plancha del Zócalo. 1º de mayo, un buen día para que hablemos de la
necesidad de la profesionalización dentro de la industria aérea.
En
lugar de sacar sus arengas, llenas de lugares comunes, nuestros sindicatos
deberían plantearse el tema como prioritario. Hace muchos años, cuando la
aviación apenas estaba en pañales, la gente de aquel tiempo vio la importancia
de que no cualquiera maniobrara una aeronave; debía tener el conjunto de conocimientos,
y por ende algún documento que lo avalase. Así es como surgen las licencias
para los tripulantes, primero los pilotos, después los sobrecargos y el
personal de tierra.
Para
muchos es conocido que, en sus inicios, la aviación comercial tuvo en su
mayoría pilotos provenientes del ejército, es decir eran pilotos de formación
militar. Pero al día de hoy, gracias a la lucha por su reconocimiento, han
logrado que la carrera de piloto aviador tenga nivel de licenciatura, por lo que
se les expide una cédula, que asegure un salario remunerador… o por lo menos esa
era la idea.
Sin
embargo, con todo y la carrera universitaria a cuestas, las líneas aéreas de la
actualidad han recortado los salarios. Y esto mismo pasa con el Oficial de
Operaciones, quien debe tener una licenciatura en ingeniería aeronáutica.
¿Y qué
sucede con los trabajadores de la industria aeronáutica que no cuentan con una
cédula? Hablo de los sobrecargos que tienen licencia de vuelo, pero no cédula
profesional. Déjenme hacer historia; en este espacio criticamos todo lo malo,
pero también sabemos reconocer lo bueno.
Cuando
Alejandra Barrales fue Secretaria General de mi sindicato, la Asociación
Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), se lanzó una campaña contundente: “Además
de sonreírte, podemos salvarte la vida”, era el punto de partida de los trabajos
para profesionalizar a los sobrecargos, se pretendía elevar la profesión de
carrera técnica a nivel licenciatura, y con ello poder exigir mejores salarios.
Pero como
podrán darse cuenta, la idea se quedó en el limbo. Los siguientes Secretarios
Generales trataron, cada uno a su manera, de rescatar dicha propuesta. Incluso
con Lizette Clavel se avanzó hasta tener casi listo todo el temario, para
saltar de una carrera técnica a una universitaria, pero se interpusieron
diferentes problemas, ajenos al tema: una destitución mal llevada, la negativa
de Toma de Nota por parte del gobierno de Calderón a cargo de Javier Lozano y
la bajada de Mexicana de Aviación. Así que no pudo llevarse a buen término.
No
obstante, la siguiente representación sindical, ya con Ricardo Del Valle al
frente de la ASSA, echó por tierra todo el trabajo y avances, apoyando un
montaje de Aeroméxico.
El
Caballero Águila buscaba acaparar el mercado de las escuelas de aviación con su
lanzamiento “Aeroméxico Formación”, ¿qué hizo Ricardo Del Valle?, en realidad
nada, y con su inactividad dejó que la empresa colocara la profesión de
sobrecargo como TSU (Técnico Superior Universitario), que en términos llanos es
un bonito eufemismo para llamas “carrera técnica”, sin el bachillerato como
requisito.
Así
como ahora al outsourcing se le pone un disfraz de “empresas de servicios especializados”,
darle un nombre diferente, no lo convierte en automático en otra cosa, es lo
mismo; como decía mi mamá, “Juan te llames”.
Y así
fue como se perdió la gran oportunidad de elevar a carrera universitaria la
profesión de sobrecargo; no es por buscar un estatus, se trata de darle el
valor que se requiere a esta hermosa profesión. Así como quedó, hoy cualquier aerolínea
-de verdad, no importan el nombre- busca pagar lo menos posible, al fin y al
cabo, diría cierta persona, “cualquier cajera/o del OXXO puede ser sobrecargo”.
Lo
mismo pasa con los trabajadores de tierra, a quienes entre menos estudios
tengan, mejor; así les pagamos menos y los explotamos más. Inconcebible en una
industria cuyo discurso debería ir enfocado al conocimiento y a la adquisición
de herramientas para un mejor desempeño.
En
nuestro país -no es culpa del actual gobierno- este es un tema pendiente que
venimos arrastrando; en lugar de que sean las propias empresas de aviación las
que impulsen a su personal para superarse, a profesionalizarse, a tener más
grados académicos que respalden la labor que desempeñan, lo que buscan son
empleados desechables que no hagan válidos sus derechos laborales y se dejen
explotar.
Por
eso, desde esta discreta tribuna, en lugar de aplaudir un discurso caduco que
año con año los sindicatos de la industria aérea nos recetan, yo los invito que
comiencen a trabajar en la profesionalización de los trabajadores, para con
ello, poder exigir mejores empleos, con condiciones laborales dignas. Calentar
el tema, entre la planta, es algo que no cuesta, y es como nacen las ideas para
los grandes cambios.
Hace
no mucho en mi casa platicaba el desarrollo del mundo laboral, y cómo a las
nuevas generaciones les parece “atávico” conocer los conceptos más básicos de la
Ley Federal del Trabajo. Con videos de 10 segundos en Tik Tok, estos “jóvenes”
explican por qué los trabajadores “no merecen” recibir el reparto de
utilidades, por ejemplo.
Sí, un
video de 10 segundos muy ágiles, entretenidos, bien editados, con infografías
amenas, y grabados con un buen lente. Pero en esos mismos 10 segundos echan a
la basura que el reparto de utilidades es un derecho plasmado en la ley, que
evita que el empleador decida por antojo o capricho si lo entrega o no.
Me
parece increíble que en lugar de ir escalando en derechos laborales, hemos ido
involucionando hasta llegar a un nuevo neo esclavismo, en el que debemos dar
gracias por tener trabajo, tal y como los campesinos agradecían al señor feudal
por dejarlos trabajar en sus tierras y darles migajas, en el medioevo.
El 1o
de Mayo debe servir para recalcar que es importante darle el valor que se
merece a cada cargo, cada puesto de trabajo. Eso sería mejor que miles de
discursos hablando del día de la fiesta del trabajador. En nuestro ramo, el
aeronáutico, cuando falla un solo eslabón de la cadena, los resultados se
notan. Por eso mi invitación para que no dejemos de hablar de lo necesario que
es profesionalizarla, ¿o ustedes que opinan?
Ximena
Garmendia
1° de
mayo de 2022