01 mayo 2022

Imperante la profesionalización en la industria aeronáutica

 

Imperante la profesionalización en la industria aeronáutica

1° de mayo, día que se celebra al trabajador, mientras los líderes sindicales aprovechan para desempolvar sus rancios discursos “en pro de la clase obrera”, que desfilará a pleno rayo del sol por la plancha del Zócalo. 1º de  mayo, un buen día para que hablemos de la necesidad de la profesionalización dentro de la industria aérea.



En lugar de sacar sus arengas, llenas de lugares comunes, nuestros sindicatos deberían plantearse el tema como prioritario. Hace muchos años, cuando la aviación apenas estaba en pañales, la gente de aquel tiempo vio la importancia de que no cualquiera maniobrara una aeronave; debía tener el conjunto de conocimientos, y por ende algún documento que lo avalase. Así es como surgen las licencias para los tripulantes, primero los pilotos, después los sobrecargos y el personal de tierra.

Para muchos es conocido que, en sus inicios, la aviación comercial tuvo en su mayoría pilotos provenientes del ejército, es decir eran pilotos de formación militar. Pero al día de hoy, gracias a la lucha por su reconocimiento, han logrado que la carrera de piloto aviador tenga nivel de licenciatura, por lo que se les expide una cédula, que asegure un salario remunerador… o por lo menos esa era la idea.

Sin embargo, con todo y la carrera universitaria a cuestas, las líneas aéreas de la actualidad han recortado los salarios. Y esto mismo pasa con el Oficial de Operaciones, quien debe tener una licenciatura en ingeniería aeronáutica.

¿Y qué sucede con los trabajadores de la industria aeronáutica que no cuentan con una cédula? Hablo de los sobrecargos que tienen licencia de vuelo, pero no cédula profesional. Déjenme hacer historia; en este espacio criticamos todo lo malo, pero también sabemos reconocer lo bueno.

Cuando Alejandra Barrales fue Secretaria General de mi sindicato, la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), se lanzó una campaña contundente: “Además de sonreírte, podemos salvarte la vida”, era el punto de partida de los trabajos para profesionalizar a los sobrecargos, se pretendía elevar la profesión de carrera técnica a nivel licenciatura, y con ello poder exigir mejores salarios.

Pero como podrán darse cuenta, la idea se quedó en el limbo. Los siguientes Secretarios Generales trataron, cada uno a su manera, de rescatar dicha propuesta. Incluso con Lizette Clavel se avanzó hasta tener casi listo todo el temario, para saltar de una carrera técnica a una universitaria, pero se interpusieron diferentes problemas, ajenos al tema: una destitución mal llevada, la negativa de Toma de Nota por parte del gobierno de Calderón a cargo de Javier Lozano y la bajada de Mexicana de Aviación. Así que no pudo llevarse a buen término.

No obstante, la siguiente representación sindical, ya con Ricardo Del Valle al frente de la ASSA, echó por tierra todo el trabajo y avances, apoyando un montaje de Aeroméxico.

El Caballero Águila buscaba acaparar el mercado de las escuelas de aviación con su lanzamiento “Aeroméxico Formación”, ¿qué hizo Ricardo Del Valle?, en realidad nada, y con su inactividad dejó que la empresa colocara la profesión de sobrecargo como TSU (Técnico Superior Universitario), que en términos llanos es un bonito eufemismo para llamas “carrera técnica”, sin el bachillerato como requisito.

Así como ahora al outsourcing se le pone un disfraz de “empresas de servicios especializados”, darle un nombre diferente, no lo convierte en automático en otra cosa, es lo mismo; como decía mi mamá, “Juan te llames”.

Y así fue como se perdió la gran oportunidad de elevar a carrera universitaria la profesión de sobrecargo; no es por buscar un estatus, se trata de darle el valor que se requiere a esta hermosa profesión. Así como quedó, hoy cualquier aerolínea -de verdad, no importan el nombre- busca pagar lo menos posible, al fin y al cabo, diría cierta persona, “cualquier cajera/o del OXXO puede ser sobrecargo”.

Lo mismo pasa con los trabajadores de tierra, a quienes entre menos estudios tengan, mejor; así les pagamos menos y los explotamos más. Inconcebible en una industria cuyo discurso debería ir enfocado al conocimiento y a la adquisición de herramientas para un mejor desempeño.

En nuestro país -no es culpa del actual gobierno- este es un tema pendiente que venimos arrastrando; en lugar de que sean las propias empresas de aviación las que impulsen a su personal para superarse, a profesionalizarse, a tener más grados académicos que respalden la labor que desempeñan, lo que buscan son empleados desechables que no hagan válidos sus derechos laborales y se dejen explotar.

Por eso, desde esta discreta tribuna, en lugar de aplaudir un discurso caduco que año con año los sindicatos de la industria aérea nos recetan, yo los invito que comiencen a trabajar en la profesionalización de los trabajadores, para con ello, poder exigir mejores empleos, con condiciones laborales dignas. Calentar el tema, entre la planta, es algo que no cuesta, y es como nacen las ideas para los grandes cambios.

Hace no mucho en mi casa platicaba el desarrollo del mundo laboral, y cómo a las nuevas generaciones les parece “atávico” conocer los conceptos más básicos de la Ley Federal del Trabajo. Con videos de 10 segundos en Tik Tok, estos “jóvenes” explican por qué los trabajadores “no merecen” recibir el reparto de utilidades, por ejemplo.

Sí, un video de 10 segundos muy ágiles, entretenidos, bien editados, con infografías amenas, y grabados con un buen lente. Pero en esos mismos 10 segundos echan a la basura que el reparto de utilidades es un derecho plasmado en la ley, que evita que el empleador decida por antojo o capricho si lo entrega o no.

Me parece increíble que en lugar de ir escalando en derechos laborales, hemos ido involucionando hasta llegar a un nuevo neo esclavismo, en el que debemos dar gracias por tener trabajo, tal y como los campesinos agradecían al señor feudal por dejarlos trabajar en sus tierras y darles migajas, en el medioevo.

El 1o de Mayo debe servir para recalcar que es importante darle el valor que se merece a cada cargo, cada puesto de trabajo. Eso sería mejor que miles de discursos hablando del día de la fiesta del trabajador. En nuestro ramo, el aeronáutico, cuando falla un solo eslabón de la cadena, los resultados se notan. Por eso mi invitación para que no dejemos de hablar de lo necesario que es profesionalizarla, ¿o ustedes que opinan?

Ximena Garmendia

1° de mayo de 2022