Recién le platicaba que después de Semana Santa viene un proceso de
reordenamiento de los horarios de despegues y aterrizajes con que operan las
principales aerolíneas en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México
(AICM). Es lo que se conoce comúnmente como slots.
La terminal capitalina ya opera algunos días con una sobresaturación que pone
en peligro la seguridad de los usuarios. Se llegan a dar hasta más de 70
movimientos por hora, lo que prendió los focos amarillos de la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes (SCT).
La dependencia que comanda Gerardo Ruiz Esparza llamó hace
un par de semanas a los directores de las cinco principales líneas aéreas para
informarles de algunas medidas que se empezarán a adoptar. La inicial es reducir
a 57 operaciones por hora.
Esos 13 o incluso más movimientos excedentes se tendrán que redistribuir
fuera de las horas pico (7:00 a 10:00 de la mañana y 5:00 y 9:00 de la noche), o
bien buscar acomodo en aeropuertos alternos al DF, como Puebla, Querétaro, pero
sobre todo en Toluca.
La noticia cayó como verdadero balde de agua helada entre los convocados a la
reunión. Apunte a Andrés Conesa por Aeroméxico, José
Luis Garza por Interjet, Enrique Beltranena de
Volaris, Fernando Flores de Aeromar y Juan Carlos Zua
Zua por VivaAerobus.
La SCT dejó en las empresas la responsabilidad de redistribuirse en el manejo
de los slots, lo que francamente se ve cuesta arriba porque ello
implicará ceder a la competencia oportunidades de negocio. Además le decía que
unas están mejor pertrechadas que otras.
Por ejemplo, Aeroméxico de Eduardo Tricio y Aeromar de
Zvi Katz tienen derechos adquiridos sobre los slots
del AICM, en función de la antigüedad que tienen en la terminal. No es el
caso de Volaris de Pedro Aspe, VivaAerobus de Roberto
Alcántara e Interjet de Miguel Alemán.
Interjet entró al AICM mediante un acuerdo entre particulares con
Raúl Aréchiga, dueño de la desaparecida Aerocalifornia, que la
misma autoridad cuestionó en su momento. Hay quienes dicen que la propia SCT
inició un proceso contra ese convenio privado.
La misma compañía enfrenta litigios del sindicato de trabajadores de la
también extinta Aerolíneas Azteca, del finado Leonardo Sánchez
Ávalos. El gremio demandó a la empresa por haberse adjudicado
ilegalmente sus slots en la principal terminal del país.
Pero el caso de Interjet no dista mucho de la actuación de Volaris. La que
preside Gilberto Pérezalonso también aprovechó una regulación
aeroportuaria laxa y los vacíos que dejaron Aerocalifornia, Aerolíneas Azteca,
pero sobre todo Mexicana para sentar sus reales en el AICM.
Por todo ello se ve difícil que las aerolíneas logren ponerse de acuerdo
entre sí para reordenar los slots, de ahí que no sea remoto un acto de
autoridad de la SCT. En ese escenario, la dependencia tendría que ordenar la
desincorporación de algunas frecuencias.
Sin nunca quererlo, la circunstancia se le puso a modo al equipo de
Enrique Peña Nieto. Y es que fue durante su gobierno en el
Estado de México cuando se relanzó el aeropuerto de Toluca como opción alterna
al de la Ciudad de México en sociedad con OHL, de José Andrés de
Oteyza.
Entonces el aeropuerto recibía 500 mil pasajeros al año. El gobierno de
Peña introdujo beneficios que se tradujeron en incentivos
fiscales que aprovecharon Interjet y Volaris, que se convirtieron en la columna
de Toluca. El aeropuerto llegó hasta los 4.5 millones de personas.
Pero el Plan Maestro de Toluca consideraba entre seis y ocho millones de
pasajeros y una ampliación en el tiempo para captar hasta 16 millones de
personas, lo que se conseguiría con una segunda pista. Pero Interjet y Volaris
se fueron al AICM y truncaron esos planes.
Ahora por esas coincidencias de la vida, los que entraron por la puerta de
atrás a la Ciudad de México podrían estar enfilando su regreso forzoso a la que
siempre debieron ver como su hub: Toluca.
México al 12 lugar
A finales de mes la Organización Mundial de Turismo, que preside
Taleb Rifai, va a publicar el ranking global de la
actividad.
México va a descender dos posiciones, para situarse al cierre de 2012 en el
duodécimo lugar. En total el país se habrá desplomado cinco escaños en los
últimos seis años, cortesía del gobierno de Felipe Calderón en
otro claro caso de omisión e irresponsabilidad de esa administración, que nunca
tuvo capacidad de planeación y visión de política pública.
El problema no debe circunscribirse a factores como inseguridad, imagen y
percepción, sino a un conjunto de elementos como los mencionados y que incluyen
también la confrontación que históricamente ha existido en las cúpulas del
sector empresarial turístico, léase la Concanaco de Jorge
Dávila, el Consejo Nacional Empresarial Turístico de Pablo
Azcárraga y la Confederación Nacional Turística de Jorge
Hernández. Estas agrupaciones también han sido incapaces de articular
una buena comunicación entre ellas y no se diga una agenda en materia de
turismo. Cosa de ver el ridículo que hicieron en la inauguración del Tianguis
Turístico, donde nuevamente afloraron las filias y fobias que se dan entre ellos
mismos.
La Secretaría de Turismo, con Claudia Ruiz Massieu al
frente, dio inicio a un trabajo de reconstrucción del tejido sectorial partiendo
de lo que encontraron: una caída estrepitosa en el posicionamiento mundial de
México.
Un primer paso es el diseño de 30 planes de competitividad en igual número de
destinos turísticos a fin de evaluar sus debilidades y fortalezas para a partir
de ahí comenzar a reposicionarlos en los mercados internacionales. El objetivo
es tenerlos listos a finales de 2013. Participan en su elaboración secretarios
de turismo estatales, prestadores de servicios locales y la Sectur federal, con
el apoyo del Instituto Mexicano de la Competitividad, que comanda Juan
Pardiñas.