Lo
que se viene para Aeroméxico
Una
vez que la empresa que comanda Andrés Conesa salió de Capítulo 11, una nueva
historia se escribe. Primero vamos a explicar cómo queda la compañía aérea
después de la reestructura y qué se viene para su fuerza laboral, o sea, los
trabajadores.
Sabemos
que dentro del proceso del Capítulo 11 tramitado en Nueva York, la juez Shelley
Champan, ordenó una gran reestructura de la empresa, tanto en la parte
financiera, como en la administrativa, incluyendo también las deudas que la
aerolínea tenía contraídas con sus acreedores. Aeroméxico entró en una especie
de impasse, y con ellos negoció “quitas”. Pongamos un ejemplo en
términos llanos y sencillos: si debían 500 pesos, la línea aérea sólo podía
pagar 200 pesos, y se negociaba con el acreedor hasta llegar a un acuerdo que
debía ser aprobado por la juez, quien consignaba dentro del Capítulo el monto
acordado, digamos 310 pesos, quedando comprometida la aerolínea a pagar esa
cantidad en un plazo determinado.
También
dentro del mismo proceso, los fondos de inversión hicieron su aparición para
“prestarle” a la aerolínea el capital fresco que le permitiera seguir operando,
mientras paralelamente se llevaba la reestructura de la empresa, y quedar en
una posición de ventaja. Estos fondos no son hermanas de la caridad, por eso
también se les conoce como “fondos buitres”, pues canibalizan las inversiones
que hacen, cobrando altísimas tasas de interés, entre otras maniobras
financieras, todas legales, pero de alta especulación económica.
En un
apretado resumen, podemos decir que quedaron de la siguiente manera: Apollo
Global Management terminó ingresando a la aerolínea 4,266 millones de dólares,
lo que los convirtió en dueños del 22.8% de las acciones, y ahora es el miembro
accionario mayoritario de la línea aérea, seguido de Delta Airlines cuya
participación accionaría bajo del 49% a tener ahora solamente el 20% de
participación.
El
grupo de empresarios, encabezados por Eduardo Tricio Haro, Valentín Diez
Morodo, Antonio Cosío Pando y Jorge Esteve Recolons, se quedó con el 4.10% de
las acciones; y también entraron nuevos accionistas como The Baupost Group,
Silver Point Capital, Oaktree Capital Managemen y otros fondos de parte de los
grupos de acreedores.
La
reestructura de Aeroméxico también se llevó a cabo a nivel de directivos, pues
aunque Javier Arrigunaga Gómez del Campo y Andrés Conesa Labastida continúan en
sus cargos, se agregaron más nombres al Consejo de Administración, entre ellos están
Glen Hauenstein, Lee Moak, Andrés Borrego y Marrón, Bogdan Ignashchenko,
Antoine George Munfakh, por mencionar algunos.
Ahora
debemos observar el momento está saliendo Aeroméxico del Capítulo 11. Seguimos
en una pandemia que no termina de terminar, y eso puede generar cierta
inestabilidad en el tema de las operaciones aeronáuticas, así como también
estamos en medio de un conflicto bélico que lleva ya un mes entre Rusia y
Ucrania, y está generando una crisis de energéticos en todo el mundo.
Punto
importantísimo que no debemos dejar a un lado, es que dentro de la reestructura
de la línea del Caballero Águila, hubo muchos recortes de personal; sobre todo
con los trabajadores de tierra, que es donde más se adelgazó la plantilla
laboral. Esa dinámica sigue vigente, pues la aerolínea contrata personal de
empresas especializadas, esto en buen español es mediante outsourcing,
consiguiendo abaratar la operación de los vuelos.
También
hubo recortes en el personal de vuelo, pero en su mayoría han regresado los
trabajadores que fueron objeto de un reajuste. Después ahondaré más en este
tema. Lo más importante dentro de esta reestructura administrativa fueron sin
lugar a duda los recortes a las condiciones laborales de todos sus
trabajadores.
La
empresa pudo llegar a muy ventajosos convenios de ahorro “temporal” con todos
los sindicatos con quienes tiene contratación colectiva, sin embargo, para
poder continuar creciendo y afianzándose, no tengan duda que Andrés Conesa les
pedirá más a los trabajadores, y ajustará plantillas laborales donde se pueda,
para seguir abaratando aún más el costo de la operación. Ya están fuera del Capítulo
11, y lejos de la mirada de la juez norteamericana. Así es que Andrés Conesa va
por más, y no le temblará la mano cuando les pida “más sacrificios a los
trabajadores, en aras de continuar manteniendo las fuentes de empleo”.
El
chantaje es la marca personal de Andrés Conesa para dirigir la empresa; comenzará
una guerra con Volaris, su más cercano competidor, y buscará la forma de
aplastarlo. La línea de bajo costo a cargo de Enrique Beltranena lleva la
delantera en la preferencia del mercado, y su crecimiento, a pesar de la
pandemia ha sido exponencial. Sí, es cierto, mucho ayudó la bajada de vuelo de
Interjet para este crecimiento; los números no mienten.
No es
casualidad que Aeroméxico recientemente haya anunciado la adquisición de nueve equipos más,
pues Volaris ya sobrepasó los cien aviones y va por más. Por su parte
Aeroméxico y su subsidiaria suman 124 equipos. Una aerolínea tradicional no
puede permitir que una bajo costera tenga más aviones. Para finales del año
busca tener por lo menos 147 aeronaves.
Y es
evidente que para lograr su meta, tendrá que conseguir más ahorros, pues ya
tiene trazados los pagos de la deuda con sus acreedores. A ellos no puede
pedirles “más quitas”, o sea más rebajas. Pero tiene al grupo de trabajadores,
que harán cualquier sacrificio que la empresa les pida con tal de conservar “su
chamba”. Esa película ya la vimos.
La
opción para el personal de tierra es recontratarse, pero mediante un
outsourcing; en el caso de las tripulaciones es solicitarles la extensión en
esos convenios de ahorro, pues tiene planeado saldar sus deudas hasta el año
2026, máximo 2027, pero los convenios tienen fecha de caducidad en diciembre de
2024.
Es más
que evidente que nuestro flamante director no dejará pasar la oportunidad que
le brinda la coyuntura del conflicto bélico en Europa para sacar raja. No dudo
que, por lo menos en el caso del grupo de sobrecargos afiliados a la ASSA de
México, el regreso de los “desvinculados” se encuentre condicionado a ampliar
ese convenio de ahorros. Y es que el precio del barril se ha ido por las nubes
y no hay indicios de que vaya a bajar; sabemos que el combustible llega a ser
hasta el 40% del costo operativo de la aerolínea; hay que enfrentarse a ello y
solo reduciendo más los costos laborales de los trabajadores se puede hacer.
ASSA
de México emitió una circular con información sobre el vuelo a Seúl, Corea de
Sur. En ella se utiliza -tal y como lo hace Andrés Conesa- el chantaje. No
puede llamarse de otra forma el hecho de decirles a los sobrecargos que si no
ceden y amplían su jornada de vuelo y de servicio, es probable que se cancele
el mismo. ASSA subestima a sus agremiados al pensar que no se darán cuenta que si
hay una ampliación en su jornada, es derivada del cierre del espacio aéreo de
Rusia, por el conflicto bélico que se desarrolla en Europa. ¿Acaso ampliando su
jornada, Rusia saldrá corriendo de Ucrania?
¿Qué
se viene para los trabajadores de Aeroméxico?, en algunas áreas vienen más
recortes y más recontrataciones con empresas especializadas, también vienen más
reajustes a sus condiciones laborales, con la clara intención de abaratar aún
más el tema laboral, para poder competir con las aerolíneas de bajo costo. Sí, compañeros,
vienen más solicitudes de “sacrificio”. En sus manos está aceptar o rechazar
las propuestas chantajistas de la empresa, que siempre recurre a quedarse con
las ganancias, y socializar las pérdidas a través de sus trabajadores.
Ximena
Garmendia
20 de marzo
de 2022