Volando por un sueño
Rosario Avilés
En esta especie de concurso de popularidad que Mexicana de Aviación ha estado promoviendo para justificar el empantanamiento de sus gestiones para reducir costos a través del recorte en los salarios de sus trabajadores, las cosas para la empresa no se ven de ninguna manera halagüeñas: así la Junta de Conciliación y Arbitraje les dé la razón, merced al peritaje al vapor que consiguieron, el proceso todavía durará mucho tiempo y existen en el camino tal cúmulo de inconsistencias que más le valdría a la actual administración ponerse a hacer las cosas en serio.
Como si regresáramos en el tiempo, los ejecutivos de Mexicana de Aviación siguen pensando que sus opciones se reducen a bajar los costos laborales y a jugar con las variables de volumen y tarifas alternativamente, cuando la realidad de la aviación es otra hoy en día y la variable más importante para todas las aerolíneas es la administración, la tecnología y la oportunidad en sus decisiones.
Una de las cosas que Mexicana tendría que revisar es su modelo de administración. Hasta el peritaje de la Junta de Conciliación muestra a las claras que el acuerdo con el Sindicato de Sobrecargos no dejaría de ser más que un paliativo, porque la realidad de la empresa es no que está en quiebra técnica, como se dice, sino en quiebra directiva.
Más allá de los numeritos que arroja la computadora, manejados aquí y allá según convengan las circunstancias, las luchas de poder al interior, la sangría de altos ejecutivos cuya experiencia se está transfiriendo a otras empresas nuevas después de que fue Mexicana la que sufragó el costo de su especialización; las malas decisiones en cuanto a operación de flota y el desorden interno están llevando a la aerolínea a querer justificarse por un factor irrelevante que es el costo de su contrato con ASSA. Mientras no quieran ver la realidad las cosas se seguirán enredando hasta el infinito.
Para los usuarios del servicio, es inadmisible que, por ejemplo, productos como el Club 10, que fue vendido al segmento de negocios que supuestamente la empresa pretendía capturar en un programa de fidelidad, cada día se encuentren más desencantados de lo mucho que se ha deteriorado lo que fue vendido como un servicio de alta calidad.
Para quienes viajan a Buenos Aires, por otro lado, una de las rutas más rentables de la aerolínea, es imposible comprender cómo se le destinan los aviones menos competitivos de toda la “flota más moderna del mundo”, lo que es causa de demoras, cancelaciones y otras incomodidades al usuario.
Mientras tanto, se espera que el laudo de la Junta de Conciliación y Arbitraje se dé a conocer esta misma semana.
Con independencia de lo que pueda expresar el laudo y que se ha tratado de apuntalar, es obvio que el asunto no puede tratarse como si se hablara de fabricar tornillos: el transporte aéreo es una concesión pública y, les guste o no a los muchachos de Luis Téllez, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes tiene la obligación de aplicar la ley, si la empresa concesionaria, es decir Posadas de México, no puede cumplir las promesas que adquirió a fines de 2005, esa concesión deberá otorgarse a un empresario que sí tenga la capacidad técnica, operativa, jurídica y financiera para hacerlo.
Se supone que el IPAB y la propia SCT debieron asegurarse de ello cuando vendieron la empresa y se supone que si deseaban un peritaje bien hecho, los administradores debieron darle toda la información de la transacción a Gasca Neri y Antillón, pero por lo que ellos mismos expresan no fue así, de modo que su peritaje carece de una de las condiciones más importantes que es saber la realidad de esa venta.
De cualquier manera, si la JFCA decidiera aceptar como bueno un peritaje al que le faltan datos y le sobra imaginación, todavía existen instancias superiores que harán que el proceso se alargue incluso por encima del 2007. Es evidente que por esa vía las cosas se complican, sería mucho más valioso que se hiciera un ejercicio real de autoanálisis para corregir el rumbo. A menos que lo que se busque sea, efectivamente, la muerte lenta.
Lo oí en 123.45: Que ya cancelaron las opciones aeroportuarias…bueno, ¿alguien podría haber pensando, en serio, lo contrario?