22 marzo 2020

¿Por qué hacen esto?


¿Por qué hacen esto?

A veces pareciera que el arte de la adivinación es materia de ocultistas, pero no es así. Si te conviertes en un buen lector de noticias, sabrás cuales son los posibles escenarios o el futuro de cierta industria. Y es que la de la voz, lleva años analizando la vida aeronáutica, sobre todo la nacional, y estoy cierta de que la tragedia por la cual ahora está pasando la aviación nacional pudo minimizarse si hubieran puesto atención todos los involucrados.

Lamentablemente la aviación en México no ha sido una actividad prioritaria para ningún gobierno, y desgraciadamente son los trabajadores los que al final pagan los platos rotos.

Los invito pues, a un viaje en la historia reciente para poner en contexto el párrafo anterior.

Todo comienza en el año 2013, cuando la empresa Aeroméxico mediante un Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica, empuja la creación de un Contrato B, es decir, que las nuevas generaciones de sobrecargos que fueran contratados a partir de su firma, percibieran hasta un 60% menos de ingresos comparado con las percepciones de los sobrecargos activos en ese momento. El Licenciado Arturo Alcalde Justiniani, desde entonces asesor de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, tachó de “miserable” tal medida (http://laopcion.com.mx/noticia/47). En concordancia con esa postura, el Secretario General de la ASSA, Ricardo Del Valle, enarboló la bandera del “Ni un paso atrás”, y en declaraciones a los medios de comunicación dejó en claro que jamás aceptaría condiciones diferentes para los nuevos sobrecargos (https://archivo.eluniversal.com.mx/finanzas-cartera/2013/impreso/denuncian-acoso-de-jfca-y-aeromexico-a-sobrecargos-104083.html y https://expansion.mx/negocios/2013/06/01/contrato-b-el-pendiente-en-aeromexico)

Sin embargo, las presiones de la empresa no cejaron. En septiembre de 2014, cuando Aeroméxico tenía una planta 1,570 sobrecargos, llegó a un acuerdo con ASSA (https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Ponen-fin-a-conflicto-laboral-en-Aeromexico-20140918-0056.html)  y nace el otrora repudiado “Contrato B”. Dato curioso que deben conocer: esa asamblea fue llevada a cabo con la presencia y voto de aproximadamente 400 sobrecargos de la Empresa Mexicana de Aviación, que cinco meses antes, en abril, había sido declarada en quiebra dentro del juicio de concurso mercantil iniciado en octubre de 2010. Aunque después se impugnó dicha declaratoria de quiebra y hasta la fecha en que escribo esto no hay sentencia firme, debemos de tomar en cuenta que era un momento en que estos 400 sobrecargos habían perdido toda esperanza de recuperar su fuente de trabajo. La opción de ser contratados, aunque fuera en condiciones “miserables” fue para muchos la luz al final del túnel. En esa misma asamblea se contó con la presencia y voto de menos de 100 sobrecargos de Aeroméxico. Es correcto, se trató de un “mayoriteo” no precisamente pulcro, en el que la empresa y el sindicato aprovecharon el momento, la angustia y la necesidad de los trabajadores.



Una vez aprobado este contrato, comenzó una meteórica carrera por engrosar de manera absurda, las filas del caballero Águila. Entraron de manera abrupta cerca de 800 sobrecargos de Mexicana de Aviación, pues comenzó un plan agresivo de crecimiento de la aerolínea, con la promesa de traer más equipos. Yo les pregunto queridos lectores ¿puede alguien en su sano juicio reprochar que Aeroméxico “le devolviera sus alas”, como decimos los sobrecargos, a los compañeros de Mexicana de Aviación? ¡Por supuesto que no! Lo que critiqué, critico y seguiré criticando es que la empresa obtenga sobrecargos más baratos y francamente explotados, y peor aún, cuando lo hace así, masivamente, para que a la postre el Contrato B desplace  al Contrato A; todo con la venia y complacencia del Sindicato, y de las autoridades laborales de nuestro país.

Durante el año 2016, Ricardo Del Valle, ilegalmente realizó una Reforma Estatutaria para permanecer por un tercer periodo en el cargo de Secretario General de la ASSA. Un grupo de sobrecargos denunció el hecho, y hablaron de cómo se dio la contratación masiva después de la aprobación del Contrato B (https://www.sinembargo.mx/07-10-2016/3101626).

En febrero de 2017, justo después de tomar el cargo por tercera ocasión, Ricardo Del Valle, inspirado en su madrina política Alejandra Barrales, comienza a buscar la posibilidad de saltar a un puesto como funcionario público o de elección popular. Sin embargo, sus planes se vieron frustrados ya que su gran amiga no ganó la gubernatura de la CDMX por la que contendió. Vanos fueron sus apoyos en la respectiva campaña, que llegaron al grado de convertir las instalaciones de ASSA en la segunda casa de campaña de Alejandra Barrales.




Pero todo tahúr tiene siempre una carta debajo de la manga. Al perder Alejandra, busca a otra amiga: Leticia Varela, quien en ese mismo proceso electoral alcanzó un escaño como diputada local de la Asamblea Legislativa de la CDMX, por el partido Morena; es ahí donde se entera que las reglas de la “real politik” dictan que para la repartición de curules, se necesita tener un respaldo mínimo de 5 mil personas, y una cierta cantidad de dinero. ¿Casualidad?, no lo sabemos, pero curiosamente ASSA comienza con la contratación de sobrecargos a destajo. Apenas un mes después, en Marzo de 2017, Aeromar sufre de golpe y porrazo el “robo” de cerca de 40 de sus sobrecargos (http://sobrecargoinforma.blogspot.com/2017/03/yo-me-robe-esas-huercas-el-rapto-de-las.html y

Con esa dinámica, llegamos al año 2018. A Aeroméxico comienza a preocuparle la ya evidente sobrepoblación de sobrecargos, al grado de que en noviembre de ese año, pide un recorte de 60 sobrecargos (https://www.milenio.com/negocios/aeromexico-planea-recortar-60-a-sobrecargos), a lo que Ricardo del Valle se niega tajantemente. Vuelvo a preguntar: ¿alguien en su sano juicio puede reprocharle a un líder sindical que se oponga a un recorte de personal? ¡Por supuesto que no!, lo que critiqué, critico y seguiré criticando es que su reacción no la motiva la defensa de sus agremiados, sino que los ve como moneda de cambio para el proyecto personalísimo de obtener un cargo político, y sabedor de que el discurso de “yo los defiendo, compañeros” solo puede aumentar sus bonos en la vida interna del sindicato. Pero ninguna mentira puede mantenerse eternamente, y menos en un gremio como el nuestro.

“… como veían, que resistía, fueron a llamar a otro elefante…” En 2019, ya con el actual gobierno federal a cargo, ASSA y Aeroméxico perversamente planearon un nuevo robo de sobrecargos, pero ahora de Interjet, uno de sus principales “competidores”,  y para sacarlo del mercado comenzaron una guerra sucia en contra de ellos (https://noticaribe.com.mx/2019/08/09/despegan-de-interjet-350-sobrecargos-y-aterrizan-en-aeromexico/). Sin embargo, esta vez no fue una acción única, sino que empezaron a “robarse” sobrecargos cada vez que comenzaba una temporada alta, con la intención de tronar a la empresa de Miguel Alemán Magnani.

Al mismo tiempo, Ricardo del Valle ideó la manera de permanecer un “cuarto” periodo al frente del sindicato. Otra vez de manera ilegal reformó los estatutos para que en las últimas elecciones de noviembre de 2019, él pudiera ser nuevamente candidato al cargo de Secretario General. En todas las carteras que se definieron en esta elección hubo candidatos únicos, todos afines y palomeados por Ricardo del Valle. Solamente la compañera Deyanira Vite tuvo la valentía de contender por la Secretaría General del Sindicato, pero perdió por el voto mayoritario de los sobrecargos del Contrato B, que además fueron amenazados con la pérdida de su trabajo si no votaban a favor de la reelección de Del Valle. Cosas que pasan cuando no hay secrecía del voto, cuando las boletas están foliadas, y la manera de saber el sentido de cada voto, con nombre y apellido es posible. ¿Dónde está el Secretario de Trabajo y Previsión Social del nuevo gobierno, comprometido, en el discurso, de acabar con estas prácticas? Ah, sí… es Luisa Alcalde Luján, la hija de Arturo Alcalde Justiniani, que sigue cobrando como asesor del Sindicato y que ya olvidó lo “miserable” que era un Contrato B.

Pero sigamos. La promesa que hizo Ricardo del Valle en las elecciones fue la de integrar a más ex sobrecargos de Mexicana de Aviación (https://www.eluniversal.com.mx/nacion/sociedad/sobrecargos-que-trabajaban-en-mexicana-de-aviacion-son-reincorporados-en-aeromexico), a pesar de que en ese entonces, el conflicto que presentaba la manufactura y software de los aviones 737-MAX ya estaba en la escena desde meses atrás, y no era asunto menor. Hagamos un  paréntesis y veamos rápidamente la historia del Boeing 737-MAX: es un equipo que iba a reemplazar los viejos B-737 que tenía Aeroméxico y que para este 2020, nueve de ellos debieron haber sido reemplazados y no sucedió. En marzo de 2019, tras dos lamentables accidentes de otras líneas internacionales con ese modelo de avión, Aeroméxico tuvo que bajar de vuelo los seis aviones B-737-MAX-8 que ya le habían llegado (https://www.proceso.com.mx/574867/aeromexico-baja-del-aire-al-boeing-737-max-tras-accidente-en-etiopia), y quedaron en espera de más aviones.

Un mes después, Aeroméxico a través de su Director General Andrés Conesa, afirmó que estarían en problemas si no podían volar los aviones B737 MAX para el mes de junio, (https://www.reportur.com/mexico/2019/04/19/aeromexico-admite-problemas-737-max-no-vuelan-junio/) y declara que todavía tiene pendiente el pedido de siete  aviones más a 737-MAX-8 y tres 737-MAX-9, que según lo pactado con Boeing deberían entregarse antes de acabar el año, para que Aeroméxico tuviera una flota total de trece aviones 737-MAX.

No obstante este panorama, Ricardo Del Valle continúa con el “robo” de sobrecargos a Interjet y con reclutamientos masivos, como el llevado a cabo el 5 de diciembre de 2019, en el que acudieron cerca de 4 mil solicitantes, de los cuales a 900 se les entregaron fichas de atención, que los agremia a ASSA por un año. De ellos, solamente 300 personas entraron a trabajar a Aeroméxico. Los 600 restantes quedan en una especie de “lista de espera” para ser contratados con preferencia sobre los otros tres mil solicitantes que quedaron fuera, a los que se solamente se les dio una dirección electrónica (link) para anotarse, con la promesa de que se contratarían otros 300 sobrecargos, y con la advertencia de que los grupos para adiestramiento ya estaban llenos hasta el mes de junio de 2020 (https://www.youtube.com/watch?v=q1GX-yPIdyI). La realidad es que 15 de enero de este año se graduó el último grupo, quedando pendientes, dos grupos más en adiestramiento.




¿Cuál es la consecuencia lógica, palpable y medible de esta euforia por contratar y engrosar las filas? Hoy la planta de Aeroméxico llega al impresionante número de 2,720 sobrecargos. Ninguna aerolínea de nuestro país había tenido ese número, ni siquiera en la llamada “época dorada” de la aviación. En su momento, Mexicana de Aviación tuvo 1,350 y una flota de 80 aviones. Hoy Aeroméxico está en la tormenta perfecta: no van a volar los aviones 737-MAX, pues cada día que pasa les encuentran mayores fallas, y se siguen cancelando rutas y cerrando fronteras como medida para detener la pandemia del virus COVID-19.

Pitágoras no miente. ¿Qué puede hacer Aeroméxico con 2,720 sobrecargos, una flota efectiva de 35 aeronaves, y el 40% de las rutas internacionales canceladas, más lo que se acumule esta semana? La empresa ya puso una cifra sobre la mesa: recortar el 50%, o sea 1,360 sobrecargos. ¿Qué respondió ASSA?, que van a “rotar” 900 sobrecargos al mes, durante seis meses. Lo pongo entre comillas porque el esquema que se acaba de inventar la representación sindical lidereada por Ricardo del Valle no puede ni siquiera llamarse rotación, pero eso tal vez sea tema de otra columna.

Hoy quiero despedirme dejando la siguiente reflexión. Dice el diccionario que la mentira es una “expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se piensa o se siente”, y en el caso que nos ocupa, tanto la empresa como ASSA de México le mienten a sus trabajadores. Ellos sienten, piensan y saben que esta crisis no es menor; saben que dejaron crecer el problema hasta extremos criticables, saben que no va a aparecer una varita mágica que arregle todo, y saben que no existe el algoritmo que haga cuadrar las cuentas. ¿Por qué, entonces, siguen jugando con la esperanza de miles de personas?, ¿Por qué o para qué los someten a una rotación desgastante y lesiva, que será como dibujar una raya en el mar en medio de una tormenta?, ¿Es para mantener un rato más la falsa imagen de ser la aerolínea bandera del país?, ¿Es para llegar a los tiempos electorales en los que quiere jugar el líder sindical?, ¿Por qué hacen esto?

Ximena Garmendia
22 de marzo 2020