De
altos vuelos y derecho laborales
En la
columna de la semana pasada hablamos de la historia reciente de la Asociación
Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA) y de los Secretarios
Generales que han pasado por la sede sindical, e hice referencia al nulo acervo
histórico que existe en ASSA, lo cual una verdadera tristeza.
No
obstante, en el caso de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), esto
no es así, al contrario, ellos están sumamente orgullosos de sus fundadores; tan
es así, que en el marco de su 60 aniversario hasta un libro conmemorativo
realizaron.
Pero
mi intención, mi estimado lector, es que de la mano realicemos un viaje en el
tiempo y nos remontemos a finales los años 50, cuando la aviación pasó de ser
algo “experimental” a una profesión bastante seria; era momento de dar paso a
la consolidación de la industria, y con ello a época dorada de la aviación.
El
país vivía las mieles del “milagro mexicano” bajo la mano de Adolfo López
Mateos. No obstante, las exigencias de la clase obrera mexicana empezaron a
reclamar los triunfos obtenidos de la Revolución Mexicana.
Es así
como a finales de esos años, surgen varios movimientos de trabajadores como el
de médicos, maestros, ferrocarrileros, electricistas, tranviarios y por
supuesto, de pilotos aviadores; estos grupos pugnaban por la libertad sindical
y el derecho a un Contrato Colectivo de Trabajo digno.
Los
pilotos se agruparon y crearon ASPA, que vio la luz el 4 de agosto de 1958,
tuvieron que pasar dos años, para que el gobierno los reconociera como
sindicato gremial. Fueron dos largos años de lucha y de reuniones clandestinas,
eso sí, sin perder el ánimo de lucha.
Para nuestro
viaje en el tiempo, usaremos un personaje ficticio. Es un piloto de recién
ingreso, deslumbrado por ser su primer empleo, pero con hambre de triunfar en
el mundo aeronáutico. Lo llamaremos “Pepe”. Tan sólo tiene algunos meses
trabajando para una de las empresas más grandes del país, y ve con gran interés
la posibilidad de formar un sindicato democrático. Es así como no falta a las
reuniones, muchas veces clandestinas que organizan un grupo de pilotos.
─ Oye
mano, ¿ya te enteraste de que van a juntarse hoy a las 5 de la tarde?
─ No,
no tenía idea, pero gracias, mano, por avisar. Ahí estaré.
─ No
nos vayas a fallar Pepe, mira que esta lucha es por mejorar nuestras
condiciones laborales; además, que el gobierno nos tome en serio.
─
Claro, dalo por hecho mi hermano, nos vemos allá, sin falta, ¿quieres que les
lleve algo?
─ Con
tu sola presencia, y si puedes Pepe, avísales a los demás de la reunión de hoy;
pero ya sabes, sé discreto, que hay mucha gente que nos quiere ver derrotados.
La
reunión se realiza en la sala de un domicilio particular, y a lo lejos Pepe
observa cómo acomodan sillas para crear una especie de auditorio. En una
esquina ve conversando a los pilotos que encabezan el movimiento; ve a Fabre,
sonriente, después mira Tarazona que está absorto con las palabras que
pronuncia Farell. Sus ojos continúan buscando a los líderes y se topan con Ballina,
que se encuentra ya rodeado por varios pilotos. Todos tienen en su rostro la
esperanza pintada
Pepe se da cuenta que por detrás de él, Astudillo le coloca la mano en el hombro y le agradece el haber venido a la reunión. Sólo falta Riquelme, que estaba en una llamada telefónica justo al otro extremo del auditorio improvisado. Todos, toman sus asientos y se aprestan a escuchar lo que sus líderes tienen que decirles. Esta es una de las muchas reuniones clandestinas que hubo.
Les
proponen un paro para el día 23 de enero, que ningún avión vuele ese día, Pepe,
un poco nervioso, voltea a ver su compañero.
─
Ahora sí, el gobierno nos va a tener que reconocer, no le queda de otra, vas a
ver que sí Pepe, por fin tendremos un contrato decente.
─ ¿No
crees que nos estamos arriesgando demasiado?
─ No
Pepe, ahorita es el momento de demostrarle al gobierno lo que valen los pilotos
mexicanos, tenemos que estar bien convencidos de que estamos haciendo lo
correcto.
─ ¿Y sí
nos corren?, prácticamente acabo de salir del colegio militar; mi padre me
matará si me corren.
─ Ay
Pepito, sea hombre, tenga arrestos, que son muy necesarios para salir adelante
en la vida. Mira, ya viste a nuestros líderes, están dando el todo por el todo,
no queda de otra más que apoyarlos, vas a ver Pepe, no te corren y mejoraremos
mucho.
Llegó
el día 23 de enero de 1959 y Pepe se puso su uniforme recién planchado, su colonia
mientras al fondo en un tocadiscos suena “Don´t be cruel” de Elvis Presley, se mira por última vez al espejo, ya con su
uniforme completo y se dispuso a participar en el paro de actividades, con el
temor a lo desconocido; él no sabe que ese día será conocido después como el
“Día de la emancipación del piloto aviador mexicano”. Cuando vio tantas caras
conocidas en el aeropuerto, miró a sus líderes y Fabre le devolvió la sonrisa.
En ese momento, sintió una confianza hasta ese momento desconocida, y supo que
había contribuido a cambiar la historia de los pilotos mexicanos.
─ Pepe
¿no te sabes la buena nueva?
─ No
mano, ¿qué pasó?
─ Ni adivinas,
acabo de hablar con Farell y me lo confirmó, el gobierno por fin nos ha
reconocido.
─ ¿De
verdad?, ¿me hablas en serio?, no me vayas a gastar una broma, que al rato
tengo vuelo, ¿me lo juras?
─
Quita esa cara de perrito asustado Pepe. Sí mano, estoy feliz, guarda este día
como la fecha más importante para nosotros los pilotos agremiados a la ASPA, 13
de enero de 1960. Ahora sí, el cielo es el límite.
Y es
así como comenzó a gestarse una gran historia de lucha sindical, siempre con la
mira en mejoras laborales para los pilotos agremiados a la asociación. Es por
eso que, aunque a las nuevas generaciones de pilotos de ASPA esta historia pueda
parecerles muy lejana, son ustedes los que deben de velar y no dilapidar el
capital humano del sindicato.
La
aviación está pasando por una de sus peores crisis y se requiere de gente comprometida
y capaz para salir avante, y eso será más fácil si no olvidan de dónde vienen y
lo que costó conseguir lo que al día de hoy disfrutan.
Esta
columna va dedicada a todos aquellos valientes pilotos que no dudaron, en
perseguir su sueño, un sindicato libre y democrático.
Ximena Garmendia
18 de octubre 2020