Multas a aerolíneas: ¿justicia o populismo?
Licenciada en Periodismo por la Escuela "Carlos Septién García”.
Cuenta con una Maestría en Periodismo por la Universidad de Miami.
Se ha desempeñado como fundadora, editora, columnista y colaboradora en diversos medios, entre ellos: El Economista, Reforma, El Financiero, Grupo Imagen, Radio 13 y La Crónica de Hoy. Hace 20 años que escribe la columna “Despegues y Aterrizajes” en donde analiza y comenta temas relacionados exclusivos al sector aéreo.
Cuenta con una Maestría en Periodismo por la Universidad de Miami.
Se ha desempeñado como fundadora, editora, columnista y colaboradora en diversos medios, entre ellos: El Economista, Reforma, El Financiero, Grupo Imagen, Radio 13 y La Crónica de Hoy. Hace 20 años que escribe la columna “Despegues y Aterrizajes” en donde analiza y comenta temas relacionados exclusivos al sector aéreo.
Estamos en la era del populismo. En general se trata de soluciones fáciles, basadas en diagnósticos equivocados sobre las causas de un problema. Así son las recetas de Trump: evitaremos la migración construyendo un muro, bajaremos el déficit comercial con un arancel en la frontera, crearemos empleos dentro de Estados Unidos cancelando el TLC.
Quienes saben de economía y comercio tienen muy claro que estas soluciones simplistas sólo van a crear más problemas, que los precios de las mercancías para los consumidores de los Estados Unidos van a subir y el déficit no se va a remediar con el pretendido arancel, que el TLC ha beneficiado ampliamente a la economía de los Estados Unidos y el desempleo se debe a otros factores, entre los que se incluye la automatización. Pero el diagnóstico declarado es tan tentador, que millones de votantes la adoptaron.
Otro tanto pasa en diversas partes del mundo y con los más variados pretextos: el Brexit, soluciones del tipo “hagamos dos pistas en Santa Lucía” o la reciente aprobación de las modificaciones a las leyes de Aviación Civil y de protección al consumidor para compensar a los pasajeros por las demoras en los vuelos.
Esto último creará muchos más problemas de los que pretende resolver, entre otras cosas por el enorme desconocimiento de la economía del aerotransporte por parte de los legisladores. Y sin embargo, no debemos simplificar el análisis, sino entender que sí hay un problema y solucionarlo.
El asunto tiene muchas aristas. Lo más fácil es descalificar el populismo como una forma de engaño que no tiene sustento. Pero si no tuviera sustento no sería tan atractivo y no concitaría la adhesión de tantas personas. El remedio no es simple ya que como personas y ciudadanos queremos respuestas. Hay que empezar por aceptar que sí existe un problema y entender que éste se ha dejado crecer hasta el punto en que cualquier solución parece razonable, por más que quienes conozcan a fondo la situación sepan que “cualquier solución” no es necesariamente razonable.
La nueva legislación parte de supuestos no siempre reales. En primer lugar determinar la responsabilidad de una demora puede tardar semanas. Hoy en día, sin ir más lejos, ese análisis toma tres meses. Si lo que el Congreso quiere es que el pasajero reciba una compensación inmediata, lo que vamos a generar es una especie de “guerra” para determinar la culpabilidad en un hecho que no siempre tiene una claridad meridiana.
Ese es el fondo de los pronunciamientos de la Cámara Nacional del Aerotransporte (Canaero) respecto a las consecuencias últimas de la nueva regulación. Si las aerolíneas tienen que hacer frente al reclamo de dinero en diversos montos ascendentes por demoras y ante la incertidumbre respecto a quién y cómo se determinará la responsabilidad de esa demora, será mejor tener una reserva de dinero que se va a prorratear entre todos los pasajeros.
Como en todas las empresas que se manejan con factor de riesgo, -y una demora no es ni de menos remoto- tendrá que ser asumida en conjunto. No es una amenaza, es una consecuencia lógica, cuyos efectos finales no se verán en el corto plazo.
Pero encontrar la solución a ello tomará mucho tiempo. Necesitaríamos una legislación que sí involucre la responsabilidad de las aerolíneas, pero que no las penalice a ese grado porque entonces el principal afectado será el pasajero. Y a largo plazo, la aviación mexicana. Seguiremos comentando el caso.
Lo oí en 123.45: Terminó con éxito la Feria Aeronáutica que organizó la Fuerza Aérea, lo cual es un signo muy alentador. Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
E-mail: raviles0829@gmail.com (link sends e-mail)
twitter: @charoaviles
Quienes saben de economía y comercio tienen muy claro que estas soluciones simplistas sólo van a crear más problemas, que los precios de las mercancías para los consumidores de los Estados Unidos van a subir y el déficit no se va a remediar con el pretendido arancel, que el TLC ha beneficiado ampliamente a la economía de los Estados Unidos y el desempleo se debe a otros factores, entre los que se incluye la automatización. Pero el diagnóstico declarado es tan tentador, que millones de votantes la adoptaron.
Otro tanto pasa en diversas partes del mundo y con los más variados pretextos: el Brexit, soluciones del tipo “hagamos dos pistas en Santa Lucía” o la reciente aprobación de las modificaciones a las leyes de Aviación Civil y de protección al consumidor para compensar a los pasajeros por las demoras en los vuelos.
Esto último creará muchos más problemas de los que pretende resolver, entre otras cosas por el enorme desconocimiento de la economía del aerotransporte por parte de los legisladores. Y sin embargo, no debemos simplificar el análisis, sino entender que sí hay un problema y solucionarlo.
El asunto tiene muchas aristas. Lo más fácil es descalificar el populismo como una forma de engaño que no tiene sustento. Pero si no tuviera sustento no sería tan atractivo y no concitaría la adhesión de tantas personas. El remedio no es simple ya que como personas y ciudadanos queremos respuestas. Hay que empezar por aceptar que sí existe un problema y entender que éste se ha dejado crecer hasta el punto en que cualquier solución parece razonable, por más que quienes conozcan a fondo la situación sepan que “cualquier solución” no es necesariamente razonable.
La nueva legislación parte de supuestos no siempre reales. En primer lugar determinar la responsabilidad de una demora puede tardar semanas. Hoy en día, sin ir más lejos, ese análisis toma tres meses. Si lo que el Congreso quiere es que el pasajero reciba una compensación inmediata, lo que vamos a generar es una especie de “guerra” para determinar la culpabilidad en un hecho que no siempre tiene una claridad meridiana.
Ese es el fondo de los pronunciamientos de la Cámara Nacional del Aerotransporte (Canaero) respecto a las consecuencias últimas de la nueva regulación. Si las aerolíneas tienen que hacer frente al reclamo de dinero en diversos montos ascendentes por demoras y ante la incertidumbre respecto a quién y cómo se determinará la responsabilidad de esa demora, será mejor tener una reserva de dinero que se va a prorratear entre todos los pasajeros.
Como en todas las empresas que se manejan con factor de riesgo, -y una demora no es ni de menos remoto- tendrá que ser asumida en conjunto. No es una amenaza, es una consecuencia lógica, cuyos efectos finales no se verán en el corto plazo.
Pero encontrar la solución a ello tomará mucho tiempo. Necesitaríamos una legislación que sí involucre la responsabilidad de las aerolíneas, pero que no las penalice a ese grado porque entonces el principal afectado será el pasajero. Y a largo plazo, la aviación mexicana. Seguiremos comentando el caso.
Lo oí en 123.45: Terminó con éxito la Feria Aeronáutica que organizó la Fuerza Aérea, lo cual es un signo muy alentador. Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
E-mail: raviles0829@gmail.com (link sends e-mail)
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