Interjet,
una bomba de tiempo
Estimados
lectores, ustedes que siguen puntualmente esta columna, saben que hemos dado
seguimiento a lo que acontece en la empresa de aviación Interjet. Ya en el
puente de “día de muertos”, la aerolínea canceló por varios días sus vuelos,
diciendo que había sido a causa de un mantenimiento, sin dar especificaciones y
sin ahondar más en ello, pero sottovoce se supo que fue porque no había
dinero para pagar el combustible de las aeronaves.
Trabajadores
de dicha empresa se han contactado conmigo y dicen que la situación es
verdaderamente crítica y desesperante. No son sólo cinco quincenas de salario
lo que la empresa les adeuda a sus trabajadores, sino que son ya cinco meses que
no reciben los vales de despensa.
Sin
ningún aviso de por medio, el fin de semana pasado la empresa decidió cancelar
los vuelos de los días 28 y 29 de noviembre. Igual que a principios de mes, los
dueños no dan la cara, pero los trabajadores informan que la cancelación
obedeció nuevamente a que la empresa no pudo pagar el combustible.
No
pretendo ser alarmista, pero esto es una verdadera bomba de tiempo. Surgen
muchas preguntas, y debo ser enfática: la aviación en México, a pesar de estar
en manos de particulares, es una concesión que otorga el Estado para su
usufructo, pues usan el espacio aéreo, que es de todos los mexicanos.
Uno
de los primeros cuestionamientos que me hago es ¿hasta cuándo el gobierno va a
permitir que Interjet siga operando bajo condiciones que llegan al absurdo de
no contar siquiera con el efectivo suficiente para el pago de combustible?, y
es que no sólo los usuarios se ven defraudados al no poder realizar el viaje
pagado, son los trabajadores quienes tienen que dar la cara, mientras los
dueños se esconden.
Otra
pregunta es: sí no hay dinero para el pago de combustible, ¿qué tan seguro es
viajar con ellos?, Si no tienen dinero para el combustible, ¿tendrán para todas
las refacciones que exigen los equipos?, sin ir tan lejos, muchos trabajadores
al día se hoy viven en la zozobra permanente de no tener dinero para
trasladarse a su lugar de trabajo, ¿y sí el trabajador en cuestión es un
mecánico que debía de haberse presentado para arreglar alguna falla?.
Suena
bastante cruel, y largos ríos de tinta he escrito sobre las condiciones de los
trabajadores aeronáuticos, pero ¿qué sucede cuando una empresa ocupa el tema de
la pandemia y la competencia desleal para no cumplir con sus compromisos
adquiridos?
No
se puede tapar el sol con un dedo; la semana pasada les presenté el caso de la
empresa Transportes Aeromar, cuyos dueños también usan de argumento la pandemia
por Covid19, pero no debemos soslayar que la empresa Aeroméxico tiene mucho que
ver en los desastres financieros en los que están metidos tanto Aeromar como
Interjet.
Un
botón de muestra: los sindicatos de pilotos y sobrecargos, ASPA y ASSA
respectivamente, tienen directivas sindicales conformadas exclusivamente por
gente de la empresa Aeroméxico y han tomado medidas y decisiones polémicas en
aras de que la única empresa que siga en el aire sea Aeroméxico.
A
pesar del trabajo sucio de estos dos sindicatos en favor de Aeroméxico,
Interjet, no puede recargar toda la responsabilidad de su situación actual en
la guerra sucia de Aeroméxico. Existe, y es muy evidente que la empresa del
caballero águila sigue frotándose las manos ante la probable desaparición de
Interjet; incluso ha pospuesto algunos recortes y cambios a sus Contratos
Colectivos de Trabajo, esperando esos cambios en el horizonte.
Para
Interjet el panorama se torna negro y la siguiente pregunta que lanzo sin
cortapisas es ¿acaso el gobierno está esperando a que suceda un accidente fatal
para darle carpetazo al tema de Interjet? No soy buitre, lo digo porque no
sería la primera vez que se use esa estrategia. En el pasado no muy lejano se
usó con la empresa TAESA; hasta que sucedió un accidente fatal, el gobierno
tomó las riendas, y terminó por darle santa sepultura a la empresa.
Estamos
ante una bomba de tiempo: trabajadores que llevan meses sin pago, ex
trabajadores que fueron liquidados y no han recibido su liquidación, no hay
dinero para combustible, muchos de los empleados siguen con la camiseta bien
puesta, pero no tienen ni para el transporte que los lleve a su trabajo, y
temen que la empresa “los corra” por faltar.
Usuarios
molestos por las continuas cancelaciones de sus vuelos, que se sienten
defraudados por la empresa, porque cuando intentan cancelar su vuelo y recibir
el reembolso de su boleto, no hay dinero para pagarles.
Seamos
francos, a dos años de la entrada de Andrés Manuel López Obrador, hay dos
Secretarías de Estado que han brillado por ausencia en lo que respecta a la
aviación nacional. Está perfecto el avance del aeropuerto Felipe Ángeles y la
cancelación de NAIM, sin embargo ¿qué aerolíneas volarán desde ahí?, Aeroméxico
ha sido un gran detractor de dicho aeropuerto, negando que vaya a operar algún
día ahí… que a ellos no los sacan de la T2.
Debo
ser muy clara, antes de terminar el sexenio de Peña Nieto, se aprobó la
apertura de los cielos, y las aerolíneas que comienzan a tomar el mercado en
nuestro país son extranjeras; no se puede competir cuando no tienes las mismas
condiciones. Por ello mi empeño en remarcar la importancia de la aviación
nacional y el cuidado que debemos tenerle, ya que el cielo es nuestro.
A
grandes rasgos, una sola aerolínea norteamericana tiene entre 800 y 900
aviones, incluso después de los reajustes por la pandemia por Covid19, mientras
que toda la aviación nacional, sí juntamos la flota de Aeroméxico, Interjert,
Volaris, VivaAerobus, Aeromar, Magnicharters, TAR, y todas las demás aerolíneas
regionales, no llegamos ni a 250 aviones, también números después de los
reajustes obligados por la pandemia.
Con
base en esta realidad, es fácil imaginar que el aeropuerto Felipe Ángeles estará
maniatado y a capricho de las aerolíneas extranjeras, y si terminado el sexenio
de Andrés Manuel, la derecha ganara las elecciones, el proyecto del NAIM podría
revivir. Los intereses económicos siguen siendo enormes, y en este país todo
puede suceder.
Por
eso el gobierno de México, y las Secretarías de Estado involucradas no deben tomar
a la ligera el tema de Interjet; tenemos una Agencia Federal de Aeronáutica
Civil enmudecida; basta una breve revisión para darnos cuenta que por situaciones
mucho menos graves que las de Interjet, otras empresas han sido bajadas de
vuelo, y es competencia de la SCT. Pero si hablamos de los trabajadores, la
Secretaría del Trabajo y Previsión Social no sólo ha sido muda, sino que sus
reacciones, posicionamientos y declaraciones han sido más bien torpes e
indolentes.
Se
están cumpliendo dos años del triunfo electoral de Andrés Manuel; la Cuarta
Transformación avanza a pasos lentos, pero estos deben ser firmes y seguros. No
necesitamos un accidente fatal de aviación para tomar cartas en el asunto. Son
muchos los focos encendidos en todo lo que concierne a la industria aeronáutica
mexicana, y todos están íntimamente relacionados. Aeropuertos, aerolíneas,
equipos, permisos, impuestos, sindicatos… nada está desconectado. En esta
columna semanal hemos tratado poco a poco algunos temas, nos faltan muchos más,
de los que conviene estar enterados, porque el cielo nos pertenece a todos los
mexicanos, así de simple.
Ximena Garmendia
Esta columna fue publicada el 1° de diciembre de 2020, antes de que los directivos de la empresa tomaran la decisión unilateral de parar operaciones y mucho antes de que los trabajadores representados por su sindicato, tomaran la determinación de estallar a huelga por incumplimiento del pago de salarios. El caso de Interjet se pudo evitar si las autoridades hubieran tomado a tiempo, cartas en el asunto.