05 diciembre 2021

Medicina de aviación, una bomba de tiempo

 

Medicina de aviación, una bomba de tiempo

Estimados lectores, acompáñenme en este viaje por una pequeña área, burocrática pero vital en el mundo de la aviación, llamada coloquialmente “Medicina de Aviación”, y debemos empezar por definirla. Su página de internet señala, y cito textual: “La Dirección General de Protección y Medicina Preventiva en el Transporte (DGPMPT) es una unidad adscrita a la Subsecretaría de Transporte de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes con atribuciones para formular y proponer políticas, normas y programas en materia de protección y medicina preventiva en el transporte para coadyuvar a la disminución de accidentes en las Vías Generales de Comunicación (VGC).”



Para los tripulantes (pilotos y sobrecargos) es la oficina burocrática a la que hay que presentarse cada año con la finalidad de hacer un examen médico, necesario para revalidar la licencia respectiva. Estos dos documentos (examen y licencia) son esenciales para los tripulantes aeronáuticos, sin los cuales es imposible volar.

La pasada administración del Gobierno Federal buscó la descentralización del trámite, optando por la figura de “Terceros autorizados”, es decir, clínicas autorizadas por la SCT para llevar a cabo los exámenes médicos, ya que desde la llegada de Vicente Fox al poder en el año 2000, y luego bajo el calderonato, el servicio prestado por la DGPMPT se saturó de manera evidente, llegando incluso a un retraso de dos a tres meses, solo para poder realizar el examen, lo que hacía que se desfasara con la vigencia de la licencia, que normalmente es la misma en ambos documentos, o con un día de diferencia, por ser trámites concomitantes. En tales circunstancias no solamente se corría el riesgo de que las fechas quedaran desfasadas, sino de que tuvieran vigencias disímbolas, lo que traería aparejado serios problemas.

Para un mejor entendimiento y comprensión, les diré estimados lectores, que las operaciones aeronáuticas son planeadas con un mínimo 6 meses de anticipación, aunque la mayoría de las grandes empresas hacen su planeación operativa un año antes. Esto significa que la actividad laboral de un tripulante, ya sea sobrecargo o piloto, está planeada con casi un año de antelación. Así pues, para un tripulante resulta más que complicado pedirle a su empresa “el bloqueo” del día que la oficina competente le otorgue la cita para la realización del examen médico, por lo que las más de las veces opta por pedir sus vacaciones justo cuando toca el vencimiento de los documentos, y evitar así el viacrucis que representa pedir un día a la empresa.

En aras de hacer transparente la administración burocrática de Medicina de Aviación, el actual gobierno optó por dar por terminado el servicio con los “Terceros autorizados”. En el mes de junio de 2019 anunció que después de llevar a cabo varias auditorías se determinó que "los médicos dictaminadores no realizaban adecuadamente las evaluaciones médicas y que, además, operaban de manera corrupta". Por ese motivo sólo quedaron en funcionamiento dos oficinas en la CDMX, una ubicada en calzada de las Bombas y otras en la zona de Hangares del AICM Benito Juárez, escalando los retrasos y desfases a niveles nunca antes vistos, como consecuencia de la saturación de citas para el examen.

Con la pandemia de Covid19, esto se ha convertido en una verdadera bomba de tiempo. Y es que de manera sumamente inteligente, para reducir los riesgos de contagio, se optó por dejar de realizar los exámenes médicos, y estableciendo un esquema para reagendar citas, que evidentemente no se da abasto, ya que sólo son dos clínicas quienes otorgan el servicio para la totalidad de tripulantes del país.

El problema es serio. Estamos ante una maquinaria cuyos engranes no se pueden detener de la noche a la mañana. Nadie puede negar la vergonzosa historia de corrupción en “Medicina de Aviación”, la centralizada y la subrogada. No se pueden ocultar casos ominosos, como la “recuperación” de una licencia que había sido cancelada de por vida por lesión en la columna vertebral, y luego mágicamente el tripulante incapacitado incluso para caminar, además de regresar a volar, ahora publica en redes sociales que corre maratones; eso sí, sin devolver lo cobrado por seguro de invalidez.

Medicina de Aviación ha anunciado una prórroga en el caso de los exámenes médicos y las licencias de vuelo, no obstante, no ha sido posible dar atención a los miles de usuarios que necesitan de este trámite para poder continuar laborando. Las citas médicas son escasas, el sistema no permite cambiar o cancelar una cita ya hecha y tampoco es posible reagendar dicha cita en tiempo porque puede pasar hasta un mes para poder conseguir el siguiente espacio disponible.

No se trata de un mero trámite burocrático; no es tan simple como llenar una hoja con diferentes sellos, como nos tiene acostumbrados la tramitología mexicana. El examen médico hecho por la Dirección General de Protección y Medicina Preventiva en el Transporte, así como la Licencia que otorga la Agencia Federal de Aviación Civil representan el aval por parte del Estado Mexicano de que los tripulantes están sanos física y mentalmente, que son aptos para responder en casos de emergencia, tanto en tierra como en el aire, y que pueden llevar sobre sus hombros la enorme responsabilidad de transportar vidas de un lugar a otro, muchas veces por lapsos más largos que una jornada laboral promedio.

La actual administración, junto con las tripulaciones, deben tomar cartas en el asunto y ponderar una solución conjunta y viable. Sin duda es necesario parar la corrupción, y tal vez el servicio de “Terceros autorizados” sea una opción para evitar la centralización y que se desborden las oficinas. Pero también hay que decirlo fuerte y claro: ningún sistema será infalible, si en el imaginario de sus usuarios pondera la idea de cómo corromperlo, en beneficio propio. La moneda está en el aire, y la avalancha de tripulantes con documentos vencidos, se ve venir de manera inminente.

Esta columna fue originalmente publicada el 22 de junio de 2020 ¿a qué conclusión podemos llegar el día de hoy? con una degradación a Categoría 2 y la corrupción que no ha podido ser erradicada.