El
gatopardismo y la aviación
El “gatopardismo”
o ”lampedusiano” es, en ciencias políticas, el “cambiar todo para que nada
cambie”, paradoja expuesta por Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957). La
cita original expresa la siguiente contradicción aparente: "Si queremos
que todo siga como está, es necesario que todo cambie".
Y esa es
la máxima que parece que se usa día a día en el mundo de la aviación. Aún más,
en el mundillo de los sindicatos aeronáuticos, dónde sólo unos cuantos destacan
por ser verdaderamente democráticos y el resto son una mera simulación.
No
hablaré de los sindicatos democráticos, pues esos son harina de otro costal;
pero sí reconocemos desde ahora la importancia y peso que tienen en el mundo de
la aviación -Sin ustedes, el mundo aeronáutico estaría todavía peor-.
Hace
muchos años, hasta 2011, mi sindicato, la Asociación Sindical de Sobrecargos de
Aviación, se jactó de ser parte de ese pequeñísimo grupo de sindicatos libres,
independientes y democráticos del país. Después de esa fecha, llegó un líder
que sigue al frente del sindicato y quien parece no querer irse, al contrario,
se aferra al poder.
En mis
columnas he estado exponiendo las corruptelas al interior de mi sindicato desde
hace mucho tiempo y no quisiera sonar como disco rayado. Resulta cansino tocar
una y otra vez el tema, para que al final, la gente siga haciendo exactamente
lo mismo, preservando el status quo de la representación sindical por miedo a
“perder” el trabajo.
Lo que si
voy a hacer en esta columna es hablar de “algunos” de los candidatos que van
apoyados por Ricardo Del Valle y de alguna manera u otra, tuvieron que ver la
perversa, malvada y terrible gestión que duró 3 años, de Lizette Clavel, o
estuvieron en el pasado -pero muy pasado-, en la representación sindical.
Para los
sobrecargos de Aeroméxico estos personajes que ahora levantan la mano para
entrar al círculo rojo, puede que sean desconocidos. Estos personajes buscan no
fallecer de hambre, no volar y ganar bien, aunque para ello maltraten al resto
de la planta de sobrecargos, bajo las órdenes del Secretario General, a quien
pareciera les deben la vida.
Vamos por
quien va al puesto de Secretario de Actas, mejor conocido como Marco Inzunza,
aguilucho de corazón quien me decía “pumita” a modo de mote cariñoso, estuvo en
la representación sindical, y su mayor característica es, la cobardía. El miedo
corre por sus venas, apocado, prefiere ser borrego a líder. Sin duda alguna, el
candidato perfecto para Ricardo Del Valle, un hombre fácil de manipular al
antojo y siempre agradecido por “tener chamba”.
Seguimos
con Sunshine Calls Ferro, quien toda la vida ha querido ser Secretaria del
Interior y de ella ya he hablado en columnas anteriores, quien ha hecho de la
corrupción, su modus vivendi, una persona que miente y trata de sacar partido
de ello, abusando de los demás. Pues no es honesto haber cancelado la licencia
de sobrecargo, porque estos ojos que se van a comer los gusanos vieron cómo
rengueaba, cómo no podía caminar por una afectación a la columna, al grado de
tramitar, con su entonces marido que trabajaba en el Seguro Social una pensión
por invalidez y ahora, bueno, ustedes la han visto en sus redes sociales, corre
maratones la mujer y de manera mágica se compuso su columna vertebral.
Lo mejor,
lo dejo al final. Ayer en la mañana mientras tomaba mi café y buscaba infructuosamente
si el sindicato había publicado la circular de candidatos en la página web
oficial, en la página de Facebook, o incluso en el perfil de “personaje
público” de Ricardo Del Valle. Evidentemente en ninguno de esos espacios
encontré la información buscada. Me llegó vía WhatsApp, cortesía de un
compañero de Aeroméxico, y bueno, casi escupo mi café con la siguiente
candidatura.
Y con
ello, les compartiré un poco de mi historia. Mientras fui Secretaria de Actas
en ASSA, Cecilia Duarte llegó a suplir a Sunshine a quien ya dije, siempre ha
querido ser Secretaria del Interior, por el dinero que se maneja y las
malversaciones que puede hacer. Ahora Cecilia es Secretaria de Cultura y
Deportes sin realizar en su vida personal, ninguna de esas actividades.
Prosigo, en esas mismas fechas, Yésica era vocal A de la delegación de Mexicana
de Aviación, ambas se hicieron muy amigas mientras trabajaban bajo la gestión
de Lizette Clavel.
Lo digo
claro y fuerte, cuando me “cuestionan” mi pasado “clavelista”, nada más falso,
pues nunca fui del círculo rojo de ella, a diferencia de Cecilia y Yésica,
quienes sí fueron a todas partes con ella. Iban a ver a Javier Lozano entre
otros personajes, llegando incluso a ir ambas a Los Pinos y contar a manera de
anécdota que “no reconocieron a Margarita por ir tan mal vestida”, pues llevaba
un chal, los pelos lacios sin peinar ni maquillar.
De lo
anterior me enteré cuando regresaban al sindicato y lo sé porque se ponían a
platicar en la delegación de Mexicana de todas sus patoaventuras con
Clavel. Ellas eran quienes le decían a Lizette que podían dominar las
asambleas, recordemos que toda la gestión de ella estuvo marcada por una
división en ASSA, una mala destitución que fue impugnada y la parálisis
económica del sindicato, todo instigado nada más que por Arturo Alcalde, pues
se la pasaba asesorando ambos bandos, llevándonos a una espiral en la cual,
llegamos a un punto de quiebre, esto, mucho antes de la salida del mercado de
Mexicana de Aviación.
Tanto a Yesica
como Cecilia, hubo un tiempo en que las consideré “mis amigas”, pero hubo una
ruptura después de una declaración que hizo Cecilia en una cena que tuvimos en
el centro de Tlalpan: “¿por qué no dejas en paz al gordo?, yo he estado
yendo a las asambleas y sí hay que chupársela a Ricardo, pues se lo hago,
imagina, en lugar de estar aquí, estar de shopping en Los Ángeles”, tanto
Yesica como Cecilia me “invitaron” a “dejar de atacar al gordo”, o sea, a
Ricardo Del Valle y que me fuera con ellas para entrar a volar en Aeroméxico.
Lo dije
el día que bajaron de vuelo a Mexicana y lo vuelvo a repetir, si no es en
Mexicana de Aviación, mi vida como sobrecargo terminó, no puedo prestar mis
servicios en la “competencia” no señor, yo traigo tatuada la camiseta de mi
empresa. Además, mí vida dio un giro de 180 grados y mis prioridades cambiaron.
Estoy
convencida que el trabajo intelectual, el escribir, el leer noticias, el
analizar el mundo aeronáutico, siempre desde la perspectiva del trabajador es
para mi mucho más importante, y puedo hacer más desde esta trinchera que regresando
“a la charola”. Respeto muchísimo el trabajo aeronáutico porque lo conozco
desde la raíz, pero es una actividad que no la volveré a ejercer jamás.
Prefiero estar con ustedes mientras leen estas líneas.
Mi
libertad de expresión no me deja pasar por alto estas “candidaturas”, que lo
único que demuestran es el no querer volar; en el caso de Yésica cobrar, si no
mal recuerdo, está con permiso sin goce de sueldo. No les interesa en lo más
mínimo darle transparencia a los agremiados, ni encarar a Ricardo Del Valle. ¡No!
la aspiración de estos candidatos es únicamente la de beneficiarse ellos y en
buen español, jódanse los demás.
Sé
perfectamente que no a todos les gusta mi “estilo” de decir las cosas, y bueno,
aquí al pan, pan, y al vino, vino. Y es que los tiempos que vive tanto la
industria aeronáutica, así como la cultura laboral, y la actuales relaciones
obrero-patronales no deben tolerar las corruptelas dogmáticas y sistemáticas de
los sindicatos. No podemos seguir tolerando farsas gatopardistas, y volteando a
otro lado como si no pasara nada. Es nuestra asociación sindical, si dejamos
que se pudra, estamos permitiendo que la gangrena siga creciendo. Advertidos
están.
Ximena Garmendia
17 de octubre 2021