AVIACIÓN GLOBAL
Rosario Avilés
El Semanario
Destino: una aviación de primer nivel
En el proceso electoral concluido ayer, la sociedad mexicana tuvo la posibilidad de elegir un nuevo gobierno. Es verdad que cada seis años nos hacemos los mismos cuestionamientos y que pasados un par de meses de la toma de posesión ya estamos cayendo en cuenta que esto no era como lo pensábamos.
Pero, al menos en el rubro, aéreo lo cierto es que los dos últimos sexenios han resultado un verdadero fiasco, razón por la cual es indispensable que esta vez el nuevo gobierno demuestre tener una visión de Estado, que las decisiones que se tomen estén encuadradas en un marco de mucho más largo plazo que la semana que viene y que se busquen los equilibrios más allá de las amistades y las filias y las fobias personales.
Por supuesto que una cosa es decirlo y otra, hacerlo. Pero también en cierto que no es una tarea que esté fuera de las posibilidades de un buen profesional, siempre y cuando se aplique a la tarea. Una muestra de ello es que uno de los mejores directores de aeronáutica civil que ha tenido este país era ingeniero químico, quien llegó al sector prácticamente sin saber nada y a base de abrir los oídos, los ojos y el corazón pudo hacer una labor excelente.
Y es que, para hablar en el lenguaje de los economistas, el costo de oportunidad ha sido altísimo, ya que la aviación de otros países, en especial los de la región de América Latina, han ido creciendo, encontrando nuevas formas de organizarse y capitalizarse, así como posibilidades de expansión que las empresas mexicanas pudieron haber aprovechado.
El problema es que en el sexenio que se acaba estábamos taaaan ocupados en meternos zancadillas unos contra otros adentro, que no hubo formar de pensar en lo de afuera. Hoy el panorama externo para la aviación sigue siendo atractivo –aunque un poco menos si atendemos a los retos que tendrá la aviación en estos años de crisis en la eurozona- pero de todos modos es un escenario favorable.
Nace una estrella
Hace 20 años, las empresas del entonces grupo Cintra –Aeroméxico y Mexicana- iniciaron una aventura que se antojaba temeraria. La llamaron “Alas de América” y consistía en empezar a crear un consorcio latinoamericano juntando las capacidades de las dos aerolíneas mexicanas con la de Aeroperú, recién adquirida por Cintra, con todo y sus derechos de tráfico.
El experimento duró lo que pudo. De ahí se quedaron funcionando bien los vuelos de ambas empresas mexicanas a Sudamérica ya con mercados establecidos, pero el asunto no pasó a mayores por una serie de razones entre las que se cuentan que, probablemente, era demasiado vanguardista para la época.
Pero la aviación ha madurado.
Hace unos años la chilena LAN, la brasileña TAM y la centroamericana TACA se unieron en un equipo sin precedente, para adquirir más de 100 aviones de Airbus, de la familia A-320. Al hacerlo en grupo, lograron una negociación muy favorable y desde ahí se quedó un buen sabor de boca y una práctica de cooperación que fue creando el ambiente para lo que vendría después: la fusión de TAM y LAN, la primera megatransportadora latinoamericana que recientemente fue autorizada.
La fusión se da, finalmente, después de 2 años de intensas negociaciones económica sy legales entre los accionistas, pero el proceso en sí lleva ya casi 8 años. Con la autorización final, se logra un grupo que posee 300 aviones y vuela a 150 destinos. Si se ve en el contexto global puede sonar a poco (hay aerolíneas estadounidenses que –solas- poseen más de 600 aviones) pero en la región de América Latina significa mucho y además es la base inicial para un crecimiento que puede ser exponencial.
Lo que es muy interesante, además, es que LAN ya había iniciado un proceso de integración latinoamericana con su incursión en Argentina, Perú y Colombia.
Ahora, inicia un interesante viaje hacia la integración en el mercosur que, sin duda, creará a la aerolínea más interesante de la región, tanto en pasajeros como en carga.
Y esto es una buena noticia para la aviación de América Latina, sin duda, pero también es una muestra de que nuestros socios comerciales en la región no pierden el tiempo en materia de transporte aéreo y esa es una lección que nuestro país no debe perder ahora que viene un nuevo gobierno.
Ojalá que el equipo que llegue tenga una idea mucho más desarrollada de las posibilidades de nuestras aerolíneas. No es difícil, puesto que el equipo actual ya dejó muy claro lo que no se debe hacer pero la recuperación tomará tiempo.
Mientras tanto, ya se está estudiando en el seno de OACI y en otras instancias, como la IATA, las diversas posibilidades de liberalización de los cielos. Un asunto que dará mucho qué hablar en los siguientes años.