20 septiembre 2020

El miedo


El miedo

¿Qué es el miedo? Una emoción muy útil para escapar o evitar los peligros, sin embargo, también es una barrera que puede interponerse en el disfrute de una persona y en caso de que sea excesivo, puede llegar a bloquear y a impedir el transcurso de una vida normal.

Justamente esto es lo que está pasando con los agremiados al Sindicato de Sobrecargos ASSA de México. Es de tales dimensiones su miedo a perder “el trabajo”, que son capaces de aceptar todo tipo de vejaciones, con la esperanza de no perder su “status quo”, es decir el conjunto de condiciones que prevalecían en un momento determinado.



Pongámonos en contexto, estimados lectores. La convocatoria y realización de la última asamblea sindical, de carácter “virtual”, fue un ejercicio muy jugoso para la representación sindical que le permitió medir qué tanto control. a través del miedo, tienen de sus agremiados. El tema a tratar fue la elección de los tres sobrecargos que fungirán como observadores en las próximas elecciones del sindicato. Es decir, una asamblea de mero trámite, cuya relevancia radica en ser el “banderazo” oficial con el que arranca el proceso electoral. Sin embargo, el desorden y confusión en la tramitación de la asamblea, hizo que derivara en un verdadero pandemónium.

¿Por qué ocurrió el caos? Muy sencillo, al Secretario General se le ocurrió la genial idea de crear un complicadísimo sistema de votación. La plataforma ZOOM, donde se llevó a cabo dicha asamblea, al pasar de un cierto número de participantes, impide que cámaras y micrófonos puedan ser activados; deja al administrador la facultad exclusiva de activarlos. Es de señalarse que la misma plataforma cuenta con varios mecanismos para realizar encuestas y votaciones en tiempo real y al momento.



Pero, para no perder el control y seguir manejando a los agremiados a través de medios nada democráticos, avisó que para llevar a cabo la votación, debían mandar: copia de la identificación de la empresa, número de empleado, número de socio, y por si esto fuera poco, copia (fotografía) de la credencial para votar del INE. Todo para, según su propio discurso, evitar que alguien ajeno al gremio votara. Entonces yo me pregunto: ¿que no la liga para entrar al webinar del Sindicato, era previa inscripción, en la que se calificaron esos puntos?, tras esa inscripción, sería prácticamente imposible que se cuele alguien ajeno.

Pero este es solo una parte más del tortuoso camino. Son las 13:00 horas, y estamos en una asamblea en la que solamente Ricardo Del Valle puede hacer uso de la palabra. El resto de los asistentes únicamente pueden expresarse a través de “el chat” de la plataforma. El líder sindical hace la pregunta: ¿Quiénes quieren anotarse para formar parte de la Comisión Electoral?, y ahí comienza el caos. Del Valle Solares no tuvo empacho alguno en mentir, pues afirmó que no se podían proponer sobrecargos que “no estuvieran presentes” en la asamblea. Eso es totalmente falso, en los estatutos que rigen la vida sindical no existe semejante limitación. Sería absurdo que así fuera, pues derivado de la naturaleza del trabajo de sobrecargo, es común que se propongan compañeros que hayan manifestado su deseo de participar, pero que se encuentren volando en el momento que la asamblea se lleva a cabo. ¿Será que el Secretario General de la ASSA de México desconoce estas condiciones? O peor aún, ¿desconoce el contenido de los estatutos?

Los esbirros de Ricardo del Valle, porque al que ejecuta y hace ejecutar las órdenes de otro, especialmente si emplea presión y violencia psicológica, se le llama esbirro y no “Comisión de Vigilancia”, dejaron de lado su función primordial e ineludible de velar que se cumpla con el estatuto, permitiendo que cínica y sistemáticamente el Secretario General viole de manera perene la ley interna de ASSA, pues simplemente ignoró a los muchos compañeros que de manera insistente se proponían (por el chat) para ser votados. En cambio, hubo “candidatos” que ni siquiera fueron propuestos en la asamblea, pero mágicamente aparecieron en la lista de “candidatos”. Las ventajas de ser el único con el micrófono encendido.






No contento con lo anterior, nunca hubo un lista que constara de manera clara cuántos fueron los compañeros que se propusieron para ser votados para el cargo de Comisionado electoral. El chat de Zoom parece carrusel con todos los mensajes que exigen ser tomados en cuenta, y a las 13:55 horas, de manera abrupta, Ricardo Del Valle da por terminada la asamblea, diciendo que a partir de ese momento pueden mandar su voto por correo electrónico, con los nombres de las tres personas por las que votan, y adjuntando toda la documentación de identidad solicitada previamente. Sin hacer caso de todas las preguntas que inundaban el chat, evidenciando la falta de claridad en el proceso, cerró su micrófono diciendo que a las 18:00 horas se volvería a conectar para dar “los resultados”. Lo único que quedaba claro, es que a la representación sindical, la asamblea se le iba de las manos.

Era el momento de que Del Valle Solares actuara, entonces un audio empezó a circular por los diversos grupos de whatsapp que tienen los sobrecargos. Era la voz de una compañera, ex Mexicana y ex Interjet que suplicaba: “voten por los tres nombres que les mandaron, son el equipo de Ricardo… por favor, necesitamos que no se pierda el voto… nos quieren tirar la asamblea los que se oponen a la rotación y quieren correr gente”. Nada más le faltó decir: “y se están robando niños de los mercados!!!!”. Era el momento de que el miedo hiciera su aparición.



Tanto para el Secretario General, como para el resto de la representación sindical fueron evidentes los sentimientos que permeaban en la planta en ese momento: indignación y enojo por ser ignorados, confusión e incertidumbre por la forma en que se estaban tomando las decisiones, desconfianza y falta de credibilidad en el proceso, opacidad y nula transparencia en algo tan llano como una lista con los nombres de los candidatos. Había que recurrir al recelo y aprensión de que suceda algo contrario a lo que se desea: es decir, el miedo.

Entre los agremiados se empezaron a mandar mensajes de “sí no votas por los candidatos de Ricardo, se va a enojar”, “se va a dar cuenta si no votas por sus candidatos” y una larga retahíla de argumentos coercitivos, que florecen como hongos después de la lluvia cuando el voto no es ni libre, ni universal, ni secreto. Fue tan grande el miedo, que en lugar de convertirlo en el disparador para exigir transparencia a su representación sindical, lo que realmente pasó fue que los bloqueó y paralizó, y permitieron toda clase de violaciones a la ley interna que rige a la asociación sindical.



A las 18:00 horas llegaron nuevamente a la reunión, es decir, se volvieron a conectar a la plataforma de Zoom, y ¿cuál va siendo su sorpresa?, que todavía no estaban los resultados, y que se seguían aceptando más votos, a pesar que en las indicaciones la hora límite había sido fijada a las 18:00 horas. Los sobrecargos, consumidos entre el miedo y la confusión, aceptaron cual mansos corderos que se volvieran a reunir casi a las 22:00 horas para, ahora sí, dar “los resultados”.



Estimados lectores, ustedes no necesitan más información para saber quiénes quedaron electos como Comisionados Electorales, ¿verdad? En efecto: los candidatos del Secretario General, quien además de violar de manera sistemática los estatutos, es corto de miras, pues “dejar” que ganasen los candidatos de “la contra” (lo que es un chiste porque en ASSA no hay contrapesos al día de hoy), le hubiera dado legitimidad a todo el circo que armó el pasado 14 de septiembre.

¿Cuál es el asunto de fondo? Que hay en puerta otras asambleas, vitales para el futuro laboral de los sobrecargos de Aeroméxico, pero el miedo ha permeado de tal forma que, desde ahora en los diferentes chats que existen, escriben con resignación “lo mejor” es aceptar las propuestas del Secretario General, aunque eso signifique una gran merma económica. Una reacción hasta cierto punto lógica cuando se hace este manejo perverso de un sentimiento como el temor a perder cosas.



Lo que los sobrecargos de Aeroméxico deben tener muy claro y presente en estos momentos cruciales para su futuro, es que NADA les garantiza que aun aceptando todos los designios y caprichos que se le ocurran al líder, ellos salvarán su empleo. Es de capital importancia que no pierdan de vista que la Asamblea es el órgano máximo del sindicato, y el Comité Ejecutivo es quien debe de ejecutar el mandato de la asamblea. Cualquier modificación al Contrato Colectivo de Trabajo, de acuerdo a los estatutos, deberá pasar primero por la figura de Juntas Particulares por empresa (Artículos 47, 48, 49, 50, 51 y 52).

Espero que sea solamente una percepción equivocada de mi parte, pero así como los veo, no se van a sacudir ese miedo a cuestionar a su representante. Las preguntas que hoy no tienen respuesta clara son muchas, ¿hasta cuándo piensan perder el miedo? ¿van a seguir permitiendo que manejen sus vidas?, ¿seguirán siendo simples marionetas sin voluntad propia y sin decisión? ¿o usarán ese miedo para romper con la inercia que traen desde hace varios años?

Es un buen deseo de mi parte, honesto y sincero; ojalá que más pronto que tarde reaccionen y se percaten de que los únicos que pueden tomar decisiones sobre su vida laboral, son ellos y nadie más. Hago votos porque el miedo no sea un freno, sino el motor para cambiar y exigir lo que por derecho les corresponde.

 

Ximena Garmendia

20 de septiembre 2020