Transportes
Aeromar, aquí y ahora
¿Conocen
a esta aerolínea, que posee unos simpáticos aviones de hélice (turbohélices
para ser exactos), y tiene su propia terminal en el AICM Benito Juárez?
Esta
pequeña aerolínea vio la luz a finales de la década de los 80´s. Surgió a raíz
de la necesidad de realizar viajes cortos regionales. Desde el año de su
nacimiento (1987) hasta dos años después, operó desde el aeropuerto de Toluca, para
posteriormente trasladarse de manera definitiva la Ciudad de México.
El
dueño mayoritario es el judío Zvi Katz. La aerolínea cuenta con cerca de 900
trabajadores y genera USD $107,620,000 (ciento siete millones seiscientos
veinte mil dólares) en ventas, de acuerdo con Dun & Bradstreet, compañía
estadounidense dedicada al suministro de información comercial, de riesgo y
financiera de empresas. Por eso llaman la atención la serie de “eventos
desafortunados” suscitados dentro de esta empresa de aviación en los últimos
años.
Comencemos
con lo más llamativo: hace apenas un par de semanas los pilotos de dicha
aerolínea protestaron por la falta de uniformes, así que decidieron presentarse
a laborar sin ellos. Para quienes hemos trabajado en una aerolínea, sabemos que
el uniforme es parte de las herramientas de trabajo, y que la empresa está
obligada a dotar de uniformes a su personal.
Los
118 pilotos de la aerolínea comenzaron la protesta porque además de la falta de
uniformes, no les han pagado sus primas vacacionales. No debemos soslayar, que
los pilotos redujeron su salario en un 44%, como medida para “apoyar” a la
empresa por el tema de la pandemia por Covid19.
Lo
mismo sucede con los tripulantes. Ellos aceptaron en 2018 aplazar la revisión de
su contrato hasta 2019. Al realizarse, se determinó darles un aumento salarial,
pero por partes: una en ese mismo 2019 y la otra debieron recibirla en marzo
del 2020. Sin embargo, pretextando la pandemia, hasta la fecha la empresa no
les ha dado el aumento pactado.
Desafortunadamente,
esto es solo una cara del poliedro problemático de la empresa con sus
sobrecargos. Desde antes de la pandemia ellos ya estaban en un esquema de “rotación”
(sin trabajar y sin cobrar), y lo siguieron haciendo durante todo este año, a
pesar de que el acuerdo original era que la rotación duraría solo seis meses.
Es decir, la medida feneció en el mes de octubre, sin embargo, los sobrecargos
siguen rotando.
La
representación sindical de ASSA, con vacuas promesas indujo a los sobrecargos a
no estallar la huelga prevista para el 31 de agosto pasado. Al igual que a los
pilotos, a los sobrecargos además del aumento al salario, también les adeudan
primas vacacionales, uniformes y un largo etcétera de bonos diversos (bonos mensuales
de cultura y deporte desde julio de 2019; bonos de puntualidad y asistencia desde
abril del año pasado, vacaciones desde mayo de 2019, así como el pago de tiempo
extra, de mayo a la fecha y el 20% correspondiente al fondo de ahorro.)
Para
desactivar las justas exigencias de los trabajadores, el sindicato les prometió
que la empresa empezaría a ponerse al corriente en el adeudo de los pagos
mencionados, para que aceptaran prorrogar el estallamiento de huelga para el 30
de noviembre de 2020.
Como
ustedes se pueden imaginar, dichos pagos no se dieron, y todo quedó nuevamente
en promesas. Hay que decirlo fuerte y claro, para ASSA de México, los 108 sobrecargos
de Aeromar “son pocos” y les resultan insignificantes. No existe otra
explicación para entender su pasividad y permisividad en el crecimiento de estos
adeudos que tiene la empresa para con sus sobrecargos.
La
empresa alega en su favor que la pandemia tiene la culpa, pero como nos podemos
percatar con el caso de los sobrecargos, el tema del atraso de pagos viene
desde antes de la llegada del virus mortal.
De
acuerdo con una circular publicada por ASSA de México, “ante el panorama
difícil y crítico”, la empresa ha solicitado los “retiros voluntarios” de 32
sobrecargos. Déjenme decirles que gracias a una excelente comunicación que
tengo con varios de los trabajadores de Aeromar, algunos sobrecargos me han
señalado en varias ocasiones que el esquema de rotación fue impuesto por el
sindicato, y que desde que alargaron la duración de dicho esquema, los
sobrecargos de la empresa estaban dispuestos a enfrentar los recortes que sean necesarios,
en vez de seguir con la zozobra de tener que dejar de trabajar, y de cobrar un
mes, cada cierto tiempo.
El
panorama no pinta nada bien, y menos si el sindicato se sigue haciendo de la
vista gorda, permitiendo que la empresa siga incumpliendo con sus obligaciones
patronales. Estamos en la antesala de una huelga, y en el horizonte veo a un
sindicato haciendo todo lo posible por que no estalle, no por el bien de los
sobrecargos, sino porque es más fácil no hacer nada, y convertirse en un
sindicato pro empresa.
Los
sobrecargos de Aeromar se ven y están desamparados por su sindicato, y es tan
grande su enojo que la delegada de Aeromar de ASSA, que con la venia del
Secretario General buscaba su reelección, perdió el cargo en las pasadas
elecciones, celebradas en los primeros días de noviembre de este año. Es un
hecho, el avispero ha sido pateado, y hoy el sindicato tiene un grupo de
trabajadores enojado y harto de los años que llevan “cooperando” por el bien y
para la subsistencia de la empresa, sin que esta les cumpla las promesas.
Dun
& Brandstreet asegura que las fuentes dinámicas de información que utiliza permiten
proporcionar datos crediticios cruciales. Entonces debe ser cierto lo que
dicen, que Aeromar vende más de $2,140,000,00 (dos mil ciento cuarenta millones)
de pesos al año. ¿Necesitará más que eso para dejar de sacrificar los salarios
y prestaciones de sus trabajadores?
No
puedo ver este tema como un asunto “entre particulares”. El Estado mexicano
tiene por lo menos dos Secretarías federales con competencia y responsabilidad,
tanto jurídica como política, en este tema: la del Trabajo, y la de
Comunicaciones y Transportes. No solo debe velarse el respeto irrestricto de
los derechos laborales, sino también las condiciones económicas de la empresa,
pues no debemos olvidar que las aerolíneas son concesiones que otorga el Estado
para que un particular las explote.
Quienes
conocemos la industria aérea sabemos que es considerara “de alto riesgo” y que
cualquier cosa puede afectarla; pero Aeromar, al igual que otras empresas como Volaris
y VivaAerobus, son las que mejor han sorteado la crisis por Covid19. ¿Cuál es
la necesidad de explotar a sus trabajadores?. Sus pilotos y sobrecargos son
apenas dos botones de muestra. No olvidemos a los trabajadores del área de
mantenimiento, mecánicos, despachadores, trabajadores de rampa, choferes; todos
y cada uno merecen el pago justo por su trabajo.
Sí
de verdad queremos que el país cambie, debemos denunciar las malas prácticas de
empresarios rapaces, que sólo buscan enriquecerse a costa de sus trabajadores.
Por eso, insisto, el gobierno no puede hacerse de la vista gorda. Ya bastante
lesivo es que mi sindicato, ASSA de México, lo esté haciendo desde hace más de
dos años, en perjuicio y menoscabo de los trabajadores. ¿En eso qué tiene que
ver la pandemia?
Ximena Garmendia
Esta columna fue originalmente publicada el 24 de noviembre de este año y podemos asegurar que la situación no ha cambiado mucho.