25 julio 2021

Transportes Aeromar, aquí y ahora

 

Transportes Aeromar, aquí y ahora

¿Conocen a esta aerolínea, que posee unos simpáticos aviones de hélice (turbohélices para ser exactos), y tiene su propia terminal en el AICM Benito Juárez?



Esta pequeña aerolínea vio la luz a finales de la década de los 80´s. Surgió a raíz de la necesidad de realizar viajes cortos regionales. Desde el año de su nacimiento (1987) hasta dos años después, operó desde el aeropuerto de Toluca, para posteriormente trasladarse de manera definitiva la Ciudad de México.

El dueño mayoritario es el judío Zvi Katz. La aerolínea cuenta con cerca de 900 trabajadores y genera USD $107,620,000 (ciento siete millones seiscientos veinte mil dólares) en ventas, de acuerdo con Dun & Bradstreet, compañía estadounidense dedicada al suministro de información comercial, de riesgo y financiera de empresas. Por eso llaman la atención la serie de “eventos desafortunados” suscitados dentro de esta empresa de aviación en los últimos años.

Comencemos con lo más llamativo: hace apenas un par de semanas los pilotos de dicha aerolínea protestaron por la falta de uniformes, así que decidieron presentarse a laborar sin ellos. Para quienes hemos trabajado en una aerolínea, sabemos que el uniforme es parte de las herramientas de trabajo, y que la empresa está obligada a dotar de uniformes a su personal.

Los 118 pilotos de la aerolínea comenzaron la protesta porque además de la falta de uniformes, no les han pagado sus primas vacacionales. No debemos soslayar, que los pilotos redujeron su salario en un 44%, como medida para “apoyar” a la empresa por el tema de la pandemia por Covid19.

Lo mismo sucede con los tripulantes. Ellos aceptaron en 2018 aplazar la revisión de su contrato hasta 2019. Al realizarse, se determinó darles un aumento salarial, pero por partes: una en ese mismo 2019 y la otra debieron recibirla en marzo del 2020. Sin embargo, pretextando la pandemia, hasta la fecha la empresa no les ha dado el aumento pactado.

Desafortunadamente, esto es solo una cara del poliedro problemático de la empresa con sus sobrecargos. Desde antes de la pandemia ellos ya estaban en un esquema de “rotación” (sin trabajar y sin cobrar), y lo siguieron haciendo durante todo este año, a pesar de que el acuerdo original era que la rotación duraría solo seis meses. Es decir, la medida feneció en el mes de octubre, sin embargo, los sobrecargos siguen rotando.



La representación sindical de ASSA, con vacuas promesas indujo a los sobrecargos a no estallar la huelga prevista para el 31 de agosto pasado. Al igual que a los pilotos, a los sobrecargos además del aumento al salario, también les adeudan primas vacacionales, uniformes y un largo etcétera de bonos diversos (bonos mensuales de cultura y deporte desde julio de 2019; bonos de puntualidad y asistencia desde abril del año pasado, vacaciones desde mayo de 2019, así como el pago de tiempo extra, de mayo a la fecha y el 20% correspondiente al fondo de ahorro.)

Para desactivar las justas exigencias de los trabajadores, el sindicato les prometió que la empresa empezaría a ponerse al corriente en el adeudo de los pagos mencionados, para que aceptaran prorrogar el estallamiento de huelga para el 30 de noviembre de 2020.

Como ustedes se pueden imaginar, dichos pagos no se dieron, y todo quedó nuevamente en promesas. Hay que decirlo fuerte y claro, para ASSA de México, los 108 sobrecargos de Aeromar “son pocos” y les resultan insignificantes. No existe otra explicación para entender su pasividad y permisividad en el crecimiento de estos adeudos que tiene la empresa para con sus sobrecargos.

La empresa alega en su favor que la pandemia tiene la culpa, pero como nos podemos percatar con el caso de los sobrecargos, el tema del atraso de pagos viene desde antes de la llegada del virus mortal.

De acuerdo con una circular publicada por ASSA de México, “ante el panorama difícil y crítico”, la empresa ha solicitado los “retiros voluntarios” de 32 sobrecargos. Déjenme decirles que gracias a una excelente comunicación que tengo con varios de los trabajadores de Aeromar, algunos sobrecargos me han señalado en varias ocasiones que el esquema de rotación fue impuesto por el sindicato, y que desde que alargaron la duración de dicho esquema, los sobrecargos de la empresa estaban dispuestos a enfrentar los recortes que sean necesarios, en vez de seguir con la zozobra de tener que dejar de trabajar, y de cobrar un mes, cada cierto tiempo.

El panorama no pinta nada bien, y menos si el sindicato se sigue haciendo de la vista gorda, permitiendo que la empresa siga incumpliendo con sus obligaciones patronales. Estamos en la antesala de una huelga, y en el horizonte veo a un sindicato haciendo todo lo posible por que no estalle, no por el bien de los sobrecargos, sino porque es más fácil no hacer nada, y convertirse en un sindicato pro empresa.



Los sobrecargos de Aeromar se ven y están desamparados por su sindicato, y es tan grande su enojo que la delegada de Aeromar de ASSA, que con la venia del Secretario General buscaba su reelección, perdió el cargo en las pasadas elecciones, celebradas en los primeros días de noviembre de este año. Es un hecho, el avispero ha sido pateado, y hoy el sindicato tiene un grupo de trabajadores enojado y harto de los años que llevan “cooperando” por el bien y para la subsistencia de la empresa, sin que esta les cumpla las promesas.

Dun & Brandstreet asegura que las fuentes dinámicas de información que utiliza permiten proporcionar datos crediticios cruciales. Entonces debe ser cierto lo que dicen, que Aeromar vende más de $2,140,000,00 (dos mil ciento cuarenta millones) de pesos al año. ¿Necesitará más que eso para dejar de sacrificar los salarios y prestaciones de sus trabajadores?

No puedo ver este tema como un asunto “entre particulares”. El Estado mexicano tiene por lo menos dos Secretarías federales con competencia y responsabilidad, tanto jurídica como política, en este tema: la del Trabajo, y la de Comunicaciones y Transportes. No solo debe velarse el respeto irrestricto de los derechos laborales, sino también las condiciones económicas de la empresa, pues no debemos olvidar que las aerolíneas son concesiones que otorga el Estado para que un particular las explote.

Quienes conocemos la industria aérea sabemos que es considerara “de alto riesgo” y que cualquier cosa puede afectarla; pero Aeromar, al igual que otras empresas como Volaris y VivaAerobus, son las que mejor han sorteado la crisis por Covid19. ¿Cuál es la necesidad de explotar a sus trabajadores?. Sus pilotos y sobrecargos son apenas dos botones de muestra. No olvidemos a los trabajadores del área de mantenimiento, mecánicos, despachadores, trabajadores de rampa, choferes; todos y cada uno merecen el pago justo por su trabajo.

Sí de verdad queremos que el país cambie, debemos denunciar las malas prácticas de empresarios rapaces, que sólo buscan enriquecerse a costa de sus trabajadores. Por eso, insisto, el gobierno no puede hacerse de la vista gorda. Ya bastante lesivo es que mi sindicato, ASSA de México, lo esté haciendo desde hace más de dos años, en perjuicio y menoscabo de los trabajadores. ¿En eso qué tiene que ver la pandemia?

Ximena Garmendia

Esta columna fue originalmente publicada el 24 de noviembre de este año y podemos asegurar que la situación no ha cambiado mucho.