Embargan marca Mexicana de Aviación
Alberto Barranco
Empresa
Acosada a dos fuegos
por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y sus acreedores,
Mexicana de Aviación enfrenta un embate más: el embargo de su marca,
acaso el activo más valioso con que podía enfrentar su colosal carga de
pasivos. ¿Cuánto cuesta la firma sin su razón social?
La acción la promovieron los empleados de confianza de la empresa, el
segmento más olvidado, el menos defendido en la tragedia que vive la
línea aérea en largo paréntesis de dos años.
La medida busca garantizar el pago de la indemnización a que tienen
derecho los trabajadores no sindicalizados, cuya antigüedad promedio es
de 18 años.
Colocada la maniobra en blanco y negro, para que Med Atlántica o
cualquier otro inversionista pueda entrar al rescate de la línea aérea
no sólo debe comprarle las acciones a la firma fantasma Tenedora K, sino
canjear la posibilidad del uso de marca por el compromiso de liquidar a
los trabajadores no sindicalizados… vía el depósito de los recursos en
un fideicomiso.
Como usted sabe, en afán de asumir, en caso de una eventual
declaración de quiebra de la línea aérea, a su única filial que opera
como negocio en marcha, la planta de mantenimiento MRO Services, la
firma que encubre al Fondo Advent de los Estados Unidos ha encarecido el
costo de los papeles que adquirió en el precio simbólico de mil pesos.
De 2 millones de dólares ahora exige 11.
Del otro lado de la pista, la embestida contra la empresa aérea en
concurso mercantil está a todo decibeles. Mientras sus principales
acreedores, es decir el banco Mercantil del Norte, el Nacional de
Comercio Exterior y el aeropuerto capitalino, vuelven a la carga contra
el juez del procedimiento, Felipe Consuelo Soto, exigiendo su remoción
por supuesta parcialidad en favor de los trabajadores, desde otro frente
se le acusa de derribar la confianza en los mecanismos de quiebra
ordenada.
Según ello el alargar el proceso en la esperanza de cuajar una oferta
de compra ha colocado en tela de duda la efectividad de los concursos
mercantiles para garantizar el pago de los acreedores.
Dicho con todas las letras, su pecado es no haber declarado la quiebra de la línea aérea.
En la embestida, colocación al calce de un amparo contra una
resolución del togado que obliga a la Secretaría de Comunicaciones y
Transportes a transparentar las causas por las que se pidió reprimir una
protesta de los trabajadores, la propia dependencia está proponiendo el
cambio del conciliador y administrador del concurso mercantil, Gerardo
Badín.
La exposición de motivos habla de que éste no ha sido capaz de
suscribir un convenio de acreedores que fije la ruta de salida del
concurso mercantil, "pese a que en distintas ocasiones se ha señalado su
inminente formalización".
Haga de cuenta que sin Badín los acreedores correrían a estampar su
firma aceptando el promedio de "quitas" a las deudas que arrastra la
compañía.
Lo cierto es que la suspicacia asocia la andanada contra la firma
comercial aérea más antigua del país, a quien se reconoce como una de
las empresas insignia de México, con la reciente operación de compra de
aviones de Aeroméxico.
Con Mexicana en las pistas operando a todo vapor, evidentemente la previsión quedaría holgada.
Naturalmente, a la luz de la catarata, se ve más lejano que nunca el
rescate de la aerolínea, por más que sacara la farsa de la manga otra
decena de "interesados".
Péguenle a Mexicana.