05 agosto 2013

DEL CORREO DEL BLOG

Aeroméxico, primer round

LO TOMAS O LO DEJAS.

Empresa
Latente la posibilidad de que la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje convierta en laudo un peritaje realizado en torno al Conflicto de Naturaleza Económica planteado por Aeroméxico, la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación está preparando un amparo cuya ruta podría aterrizar en la Suprema Corte de Justicia
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La conclusión de los técnicos es que la empresa aérea tendría viabilidad si se abre el escenario a un nuevo contrato colectivo que privaría sólo para los trabajadores de nuevo ingreso.

En el terreno práctico éstos percibirían entre salarios y prestaciones 60% menos de los activos, es decir, habría empleados de primera y segunda.

Lo curioso del caso es que en una primera acción de cara al instrumento previsto en la Ley Federal del Trabajo cuando una empresa considera que el contrato cancela su perspectiva, los peritos planteaban un escenario menos drástico, al reconocer que el sindicato había aceptado de buena fe bajar sus prestaciones en dos oportunidades. La Junta Federal de Conciliación rechazó el documento, alegando que no tenía la firma de la totalidad de los peritos.

Aunque la exigencia de un contrato B se había pactado como parte de los arreglos que permitieron conjurar una huelga el 31 de mayo pasado, en el marco de la negociación contractual, la empresa se negó a que éste fuera cuestionado por el sindicato.

La lucha de la ASSA es por evitar un precedente que le permita a cualquier empresa desmantelar un contrato colectivo o abrir uno nuevo utilizando la figura. Lo cierto es que sin el reconocimiento oficial ya opera en la línea aérea una suerte de Contrato B para sobrecargos de nuevo ingreso y pilotos, que está provocando conflictos internos, al sentirse discriminados unos frente a otros. Se da el caso que el piloto auxiliar recibe más viáticos que el capitán que acaba de ser contratado, o el sobrecargo frente a la Mayora.

Y aunque el principal argumento de la compañía es que está perdiendo competitividad frente a las empresas de bajo costo, lo cierto es que el tabulador previsto resulta inferior al de Volaris, Interjet y aun a la filial de Aeroméxico, Connect.

Mientras el salario base para un sobrecargo de la línea aérea líder en el mercado es de 9 mil pesos, en Interjet se pagan nueve mil 726; en Connect 10 mil 33, y en Volaris 11 mil 632.

De implementarse el Contrato B que se plantea, se eliminarían una gran cantidad de prestaciones, por ejemplo vales de gasolina, bono de asistencia, además de reducirse a la mitad el bono para despensa.

Más allá, en el capítulo VII ("Enfermedades, profesionales, generales y riesgos") se cancela la cláusula 59 que planteaba el tratamiento para mujeres en período de gestación… lo que en el papel implicaría que la posibilidad queda prohibida.

El monto para despensa sería equivalente a un salario mínimo mensual general del Distrito Federal, en tanto el aguinaldo sería de 15 días.

Para los nuevos empleados los viáticos para desayunos oscilan entre 116.90 y 217.70 para cuando éstos vuelen a Cancún. En caso de comida, el monto se mueve entre 256 pesos para vuelos nacionales; 336 para Acapulco y 473.90 para Cancún.

Lo cierto es que los sobrecargos se la han jugado a favor de la empresa en dos ocasiones. Cuando nos alcanzó la epidemia de influenza, por ejemplo, se aceptó el reajuste de 114 de ellos, además de cederse cinco días de vacaciones y renunciar a pagos por recuperación de itinerarios, por recuperación de vuelo o por cabina trasera.

Meses después, planteado por la empresa en un primer Conflicto de Naturaleza Económica, se aceptó reducir el pago de tripulaciones mínimas durante tres años; la asignación de vacaciones en dos períodos y la reducción de pago por hora en vuelos nocturnos.

Más aún, se permitió la figura de "sobrecargo inicial", cuya contratación se realizaría en condiciones distintas al resto. El sacrificio le permitió a la empresa ahorros por 51 millones de pesos anuales.

El litigio va para largo.