No me defiendas… El Mié, 31 de Julio de 2013, 00:09 am, por David Páramo
A considerar por sus acciones como líder de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, Ricardo del Valle, no es un tipo especialmente listo y, por lo tanto, habría que explicarle la situación con refranes populares para ver si puede comprender en el profundísimo agujero en que metió a sus colegas agremiados en Aeroméxico.
El primer refrán es que “salió más caro el caldo que las albóndigas”.
Es difícil saber cuál era la estrategia de este hombre al enfrentarse con la administración encabezada por Andrés Conesa. En algún momento hubo quienes consideraron que trataba de estallar una crisis en el sector de aviación para que el gobierno interviniera en un rescate, requisa o alguna fórmula similar.
Básicamente se trataría de estirar la liga a tal grado que el gobierno no tuviera más que administrar Aeroméxico y quién sabe cómo a partir de ahí se diera el rescate de Mexicana de Aviación con fondos públicos.
Aquí, un segundo refrán: “no hay peor sordo que el que no quiere escuchar”. El gobierno ha señalado abiertamente que no está por un rescate de Mexicana de Aviación entre otras muchas cosas porque la línea fracasada hace casi tres años no implicó una crisis sistémica y porque no usarán fondos públicos para un problema privado.
Cuando Del Valle estuvo dispuesto a estallar la huelga en Aeroméxico no quiso escuchar los reiterados señalamientos del secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, en el sentido de que no habría requisa.
Volviendo al caldo y las albóndigas… En aquella negociación contractual, la línea aérea le sirvió en bandeja de plata una salida a la dirigencia de ASSA. Retiró el conflicto de naturaleza económica a cambio de la promesa de que se establecería una mesa de negociación en la cual se crearía un contrato colectivo para los sobrecargos que ingresaran a la línea después de su firma.
Es necesario ser muy claro. No tocaba en forma alguna las condiciones de trabajo de quienes hoy están contratados.
Sin embargo, el líder sindical, terco como una mula, decidió mantener la tensión no cumpliendo con el acuerdo que tuvo como testigo al secretario del Trabajo según el cual se debería haber llegado a un contracto colectivo para los nuevos hace ya 15 días.
Y como “más pronto cae un hablador que un cojo”, rápidamente se descubrió que otra vez le había mentido a la asamblea de ASSA, no sólo ocultándoles información, y peor aún, alterando el documento que había firmado para hacer que sus agremiados cayeran en el engaño.
Así las cosas, la empresa decidió reactivar el conflicto de naturaleza económica y en unos días más se confirmará lo que adelantamos en esta columna desde hace ya muchos meses.
ASSA está en la tablita puesto que los peritos de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje estarán por fallar que, efectivamente, el contrato colectivo de los sobrecargos es un peligro para la viabilidad de la línea aérea y, por lo tanto, tendrán que modificarlo.
Quizá aquí también aplica “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Es totalmente lógico que el fallo viniera en este sentido, puesto que los pilotos firmaron un contrato colectivo similar desde 2010.
Así las cosas, los sobrecargos que hoy trabajan verán disminuidas las prestaciones que tienen gracias a su líder sindical. Podrían decir “no me defiendas, compadre”. Hay un hecho incontrovertible: si bien es cierto que los sobrecargos de Aeroméxico ganan más o menos lo mismo que los de otras líneas aéreas mexicanas, la realidad es que tienen un paquete de prestaciones incongruente con la situación que vive la aviación nacional y, en particular, Aeroméxico, puesto que se encuentran en términos de dólares en niveles similares a los de las grandes líneas aéreas del mundo.
“A cada capillita le llega su fiestecita” y eso le pasará a Del Valle cuando los agremiados a Aeroméxico sientan en su bolsillo los resultados de la incapacidad y ceguera de su líder sindical… “El que siembra vientos, cosecha tempestades.”
El primer refrán es que “salió más caro el caldo que las albóndigas”.
Es difícil saber cuál era la estrategia de este hombre al enfrentarse con la administración encabezada por Andrés Conesa. En algún momento hubo quienes consideraron que trataba de estallar una crisis en el sector de aviación para que el gobierno interviniera en un rescate, requisa o alguna fórmula similar.
Básicamente se trataría de estirar la liga a tal grado que el gobierno no tuviera más que administrar Aeroméxico y quién sabe cómo a partir de ahí se diera el rescate de Mexicana de Aviación con fondos públicos.
Aquí, un segundo refrán: “no hay peor sordo que el que no quiere escuchar”. El gobierno ha señalado abiertamente que no está por un rescate de Mexicana de Aviación entre otras muchas cosas porque la línea fracasada hace casi tres años no implicó una crisis sistémica y porque no usarán fondos públicos para un problema privado.
Cuando Del Valle estuvo dispuesto a estallar la huelga en Aeroméxico no quiso escuchar los reiterados señalamientos del secretario del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, en el sentido de que no habría requisa.
Volviendo al caldo y las albóndigas… En aquella negociación contractual, la línea aérea le sirvió en bandeja de plata una salida a la dirigencia de ASSA. Retiró el conflicto de naturaleza económica a cambio de la promesa de que se establecería una mesa de negociación en la cual se crearía un contrato colectivo para los sobrecargos que ingresaran a la línea después de su firma.
Es necesario ser muy claro. No tocaba en forma alguna las condiciones de trabajo de quienes hoy están contratados.
Sin embargo, el líder sindical, terco como una mula, decidió mantener la tensión no cumpliendo con el acuerdo que tuvo como testigo al secretario del Trabajo según el cual se debería haber llegado a un contracto colectivo para los nuevos hace ya 15 días.
Y como “más pronto cae un hablador que un cojo”, rápidamente se descubrió que otra vez le había mentido a la asamblea de ASSA, no sólo ocultándoles información, y peor aún, alterando el documento que había firmado para hacer que sus agremiados cayeran en el engaño.
Así las cosas, la empresa decidió reactivar el conflicto de naturaleza económica y en unos días más se confirmará lo que adelantamos en esta columna desde hace ya muchos meses.
ASSA está en la tablita puesto que los peritos de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje estarán por fallar que, efectivamente, el contrato colectivo de los sobrecargos es un peligro para la viabilidad de la línea aérea y, por lo tanto, tendrán que modificarlo.
Quizá aquí también aplica “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Es totalmente lógico que el fallo viniera en este sentido, puesto que los pilotos firmaron un contrato colectivo similar desde 2010.
Así las cosas, los sobrecargos que hoy trabajan verán disminuidas las prestaciones que tienen gracias a su líder sindical. Podrían decir “no me defiendas, compadre”. Hay un hecho incontrovertible: si bien es cierto que los sobrecargos de Aeroméxico ganan más o menos lo mismo que los de otras líneas aéreas mexicanas, la realidad es que tienen un paquete de prestaciones incongruente con la situación que vive la aviación nacional y, en particular, Aeroméxico, puesto que se encuentran en términos de dólares en niveles similares a los de las grandes líneas aéreas del mundo.
“A cada capillita le llega su fiestecita” y eso le pasará a Del Valle cuando los agremiados a Aeroméxico sientan en su bolsillo los resultados de la incapacidad y ceguera de su líder sindical… “El que siembra vientos, cosecha tempestades.”