14 noviembre 2011

DEL CORREO DEL BLOG

Empresa | Alberto Barranco
Desconoce juez venta de Mexicana


En un insólito más de los muchos que han surgido sobre el penoso caso de Mexicana de Aviación, el juez que lleva el concurso mercantil en que se ubica la línea aérea, Felipe Consuelo Soto, desconoce la vela en el entierro de la Tenedora K en la venta de la línea aérea
Lunes 14 de noviembre de 2011


De hecho, ubica como responsable de la empresa, algo así como tutora, a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes al ser ella quien está convocando a su capitalización.

 La afirmación coloca en el limbo a la dependencia, quien avaló una asamblea de presuntos socios de la firma a quien según ello le vendió Gastón Azcárraga Andrade el capital de la compañía aérea en el precio simbólico de mil pesos, en la que ésta se dijo dispuesta a vender los papeles al grupo español Med Atlántica… cuyos socios mexicanos se rajarían al final del día de la operación ante amenazas anónimas recibidas.

 La posición incómoda de la SCT se agudiza si se considera que aceptó que los papeles se intercambiarían vía el pago de 11 millones… de dólares, lo que habría significado el negocio del siglo.

 Como recordará usted, de la noche a la mañana, en medio de titubeos de la empresa para seguir operando, resultó que el presidente del grupo hotelero Posadas y accionista principal de la compañía había aceptado una oferta de la Tenedora K, a quien le daba rostro el fondo estadounidense de inversión Advent.

 Naturalmente, la empresa controladora de la línea aérea y sus filiales Click y Link, no convocó a asamblea alguna de socios para validar la operación, en un escenario en que al menos tres de ellos amenazaban demandar a Azcárraga por administración fraudulenta.

 Según ello, el nuevo dueño sacaría la nave a flote en su interés de evitar la erosión de sus negocios de venta al público en el aeropuerto internacional “Benito Juárez” de la ciudad de México, ante la eventual quiebra de la empresa de aviación.

 Advent es el propietario de la Inmobiliaria Fumisa, dueña de los espacios mercantiles de las terminales I y II, además de Aeroplazas de México.

 El caso es que a las dos semanas, agotados los fondos que mantenía ésta por la venta adelantada de vuelos, decidió aventar el arpa.

 Con la misma ligereza con que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, entonces a cargo de Juan Molinar Horcasitas, había aceptado la graciosa huida de Azcárraga, así la de la Tenedora K.

 Y Mexicana dejó de volar.

 La paradoja del caso es que en la feria sin fin de enredos al rato resultaría que en realidad la Tenedora K no era la dueña de Mexicana y familia, sino había servido de puente a un supuesto comprador real… y de pasadita le quitaría los reflectores de la cara a Azcárraga.

 La maniobra la cubrió el fondo Advent, contratado por los accionistas de la línea aérea como banco de inversión para ordenar las finanzas, dar la cara frente al concurso mercantil, y cerrar finalmente la operación.

 De hecho, en la baraja para escoger la intermediaria que diera la cara a un nuevo socio capitalista estaban dos firmas de Estados Unidos.

 Digamos que Advent mataría doble pájaro con una sola bala, al ganarse una comisión con la venta y de pasadita evitar un eventual desastre comercial por la salida al aire de Mexicana… lo que finalmente ocurrió.

 No es extraño por ello, con ello, que los principales socios de la Tenedora K tuvieran como común denominador participar en el Consejo de Administración de Fumisa, que preside Juan Carlos Torres Carretero.

 Digamos que en el carrusel de los absurdos, la SCT, o si lo prefiere Molinar Horcasitas, avaló la simulación, aceptó la huida… y accedió a que de todos modos hubiera comisión.

 Y conste que aún la rascada no está provocando que aflore la pus.

Balance general

 Más de lo mismo: En su testimonio integrado al expediente del Caso Mexicana, el juez Primero de Distrito en Materia Civil del Distrito Federal, Felipe Consuelo Soto, responsable del concurso mercantil de la línea aérea, señala a la letra que en la reunión celebrada con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para clarificar la oferta de rescate por parte del empresario Iván Barona, el director de Asuntos Jurídicos de la dependencia, Gerardo Sánchez Henkel, fue reconvenido tres veces por los líderes sindicales presentes, ante su actitud asumida contra los inversionistas.

 La justificación esgrimida por el funcionario fue que en múltiples ocasiones ha recibido a inversionistas que no han podido capitalizar a la empresa.

 Sin embargo, en el propio oficio el togado da cuenta de amenazas para los inversionistas nacionales del grupo ibero Med Atlántica en la fase previa a la presentación de documentos que avalarían contar con un capital mínimo de 250 millones de dólares.

 Textualmente se les dijo que no se les ocurriera meter el dinero al fideicomiso “porque nunca les iban a dejar volar”.

 De ahí, pues, el desistimiento.

 El caso es que sólo un círculo cerrado de funcionarios públicos y judiciales conocían los nombres de los amenazados.

 El juez agrega que el administrador y conciliador de Mexicana, Gerardo Badín, “ha recibido muestras de agresión por vía telefónica y personal por desconocidos”, además de estar siendo objeto de una investigación ilegal con la intervención de su teléfono.