04 enero 2012

DEL CORREO DEL BLOG

Dinero

Más préstamos, a 11 meses de que termine el sexenio

Mexicana: el rol de Creel y Lozano

 No paga el INBA a un grupo de empleados
Enrique Galván Ochoa

Faltan 11 escasos meses para que concluya el sexenio, sin embargo, el gobierno sigue pidiendo dinero prestado. El Congreso no se ha atrevido a poner un límite constitucional a la deuda pública, como en otros países. Diputados y senadores y sus partidos de algún modo se verían afectados negativamente: también son beneficiarios por el dinero que genera el endeudamiento. El nuevo préstamo que obtuvo la Secretaría de Hacienda, ayer, fue por 2 mil millones de dólares con vencimiento en 2022. Según esto, se concertó en condiciones muy favorables y pagará una tasa de interés de 3.71 por ciento. Hacienda hace un comparativo: en enero de 2002 se negoció otro préstamo que pagó 7.76 por ciento, así que el nuevo tiene mejor perfil. Sin embargo, no dice que han cambiado las circunstancias internacionales de 2002 a la fecha. El bono de Tesorería de Estados Unidos a 10 años está pagando hoy menos de 2 por ciento, y en promedio, la deuda del gobierno estadunidense, 2.18. O sea que el bono mexicano paga muy bien a los inversionistas. Estamos en año electoral y los suministros de dinero que están abasteciendo al gobierno panista hacen pensar en el modo que podría utilizarlo para conservarse en el poder.

Creel, Lozano, Mexicana

Ahora que Santiago Creel y Javier Lozano están buscando nuestro voto, Creel para convertirse en candidato a la Presidencia de la República, y Lozano para ocupar un escaño en el Senado, conviene repasar el papel que jugaron en el desastre de Mexicana de Aviación, un expediente aún abierto. Es preciso dividir la historia en dos capítulos: 1) la primera venta de Mexicana, en la que participó Creel, pues formaba parte del consejo de administración de Grupo Posadas, de Gastón Azcárraga, y 2) la segunda venta de la aerolínea, en la que Javier Lozano condujo la maquinación para privarla de una oportunidad de sobrevivir.

La venta a Gastón Azcárraga

El Instituto Nacional de Protección al Ahorro bancario era el accionista mayoritario de la Corporación Internacional de Transporte Aéreo (Cintra), dueño a su vez de Mexicana, y la tenía valuada en mil 465 millones de dólares. Grupo Posada, de Azcárraga, tenía un tamaño nueve veces menor y, a fin de que pudiera quedarse con la aerolínea, fue necesario que el consejo de administración de Cintra, presidido por Andrés Conesa Labastida (premiado luego con la dirección de Aeroméxico), hiciera un descuento de 977 millones de dólares y otros más. De acuerdo con los abogados que representan a los trabajadores, “fue un fraude contra la nación”. Al final de cuentas se le regaló a Azcárraga una empresa que valía mil 465 millones de dólares en sólo 168. Creel, recuerdan, formaba parte del consejo de Posadas. Y, desde luego, no puede soslayarse el silencio del entonces presidente Fox. Posadas le había dado hospedaje a crédito en su campaña política, que tal vez nunca pagó, o pagó con la entrega de la aerolínea.

La segunda venta

Con todas las facilidades que recibió para hacer el negocio, se esperaba que Azcárraga diera gran impulso a Mexicana, aprovechando la sinergia con su grupo de hoteles. No fue así. La llevó a la bancarrota. Un día el país amaneció con la noticia de que suspendía los vuelos, dejaba tirados a miles de pasajeros, y sin sueldo a pilotos, azafatas y trabajadores. La aerolínea que tuvo un valor de mil 465 millones de dólares quedó en poder de una empresa desconocida, llamada Tenedora K, por la ridícula suma de mil dólares. Es en esta segunda etapa en la que participa activamente el ex secretario de Trabajo y hoy aspirante a un asiento en el Senado, Javier Lozano. Este episodio puede resumirse en la supuesta búsqueda de inversionistas que se hicieran cargo de la compañía. No hay y los que hubo supuestamente fueron disuadidos mediante amenazas. Los abogados de los trabajadores dicen que “una serie de actos y omisiones dieron lugar a un fenómeno único en la historia del mundo: la acción concertada de un gobierno para desaparecer a la empresa de aviación más grande del país”, lo cual ha repercutido en el desempleo de su personal, dejar sin pago las deudas con el propio gobierno y beneficiar de manera indirecta a una empresa de capital extranjero mayoritario, como es Aeroméxico, entre otras consecuencias.