Predicar con el ejemplo
Rosario Avilés | Opinión 2012-03-27 | Hora de creación: 22:48:00| Ultima modificación: 02:40:12
Decía Pitágoras que “el principio de la educación es predicar con el ejemplo”. En estos momentos en que se juega el futuro del país, sería muy importante que la administración de Felipe Calderón meditara estos conceptos y los aplicara de forma general, no sesgada, para resolver todos aquellos asuntos públicos que han calado en la opinión pública.
El pasado martes 20, el Presidente de la República dijo, dirigiéndose a los ministros de la Suprema Corte de Justicia que iban a dirimir el caso Cassez, “¿Justicia qué implica?: La obligación elemental de que quien cometa un delito sea verdaderamente juzgado y castigado y que nunca la interpretación de la ley sea la rendija por donde escape, nuevamente, la impunidad, sino un verdadero instrumento del juzgador para hacer justicia”.
Y todavía añadió: “Justicia es dar a cada quien lo que le corresponde de acuerdo a su propio derecho (…) Justicia para las víctimas de los delitos (…) para una sociedad agraviada y humillada por la impunidad que prevalece en la país…”.
Todavía el día 21 remató: “Un policía o un directivo involucrado con los criminales hace el triple o el cuádruple de daño que un criminal común: ¿por qué? Porque está dentro de lo nuestro…” (sic)
No sabemos si Felipe Calderón lee sus discursos. Pero si lo hiciere (y sus subordinados lo hacen, al menos de vez en cuando) sería de la más elemental justicia que acataran lo que ellos mismos predican. Gastón Azcárraga anda suelto, después de haber defraudado a los trabajadores de la aviación, a quienes birló sus ahorros y su medio de subsistencia, que es una forma sutil pero efectiva de secuestro, tan grave y tan doloso, tan punible o más, que los secuestros perpetrados por los delincuentes comunes a quienes se les sigue proceso. Pero nadie hasta ahora ha tocado al amigo del Presidente y eso, señores funcionarios, se llama impunidad.
¿Y qué con las víctimas de este secuestro, de este fraude monumental donde desaparecieron no cinco o 10 millones de pesos sino 17,000 (SÍ, DIECISIETE MIL MILLONES DE PESOS), unos procedentes de los trabajadores, otros de los usuarios del transporte aéreo, otros de los bancos, otros de las dependencias de gobierno que es una forma de decir que son del pueblo de México, otros de los agentes de viajes, etc.? ¿Quién les hará justicia, Felipe, quién les devolverá sus ahorros, su trabajo, su futuro?
Si hablamos de justicia para las víctimas, el gobierno federal, quien otorgó la concesión, validó a los accionistas de Mexicana y sus triquiñuelas para crear Nuevo Grupo Aeronáutico, permitió el saqueo de la empresa, se hizo de la vista gorda para no requisar a la aerolínea cuando dejó de volar -y eso que la ley se lo permite y hasta se lo exige-, y todos estos meses ha estorbado la recuperación de este patrimonio. Si hablamos de justicia, repetimos, es de elemental justicia que este gobierno le permita a esas víctimas de la impunidad recuperar lo que es suyo.
¿O qué? ¿sólo aquellos casos que se eligen por razones ignoradas son susceptibles de ganar la atención del Presidente? ¿Qué 8,650 trabajadores y sus familias, y miles de viajeros, contribuyentes y usuarios de los bancos y el transporte no merecen justicia?
¿Y qué decir de aquéllos que permitieron el fraude y de los que impiden que se haga justicia? ¿No son esos corruptos que permiten la impunidad de los que —dice el Presidente— hacen el triple o el cuádruple de daño?
¿Qué cuentas le van a dar al pueblo mexicano? ¿Cómo atreverse a pedirle su voto si no predican con el ejemplo?
Lo oí en 123.45: En febrero pasado la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), agrupación que en 54 años de vida jamás ha tenido una elección cuestionada y lleva una vida democrática fuera de serie, eligió nuevo secretario general. Se trata de Carlos Manuel Díaz Chávez Morineau, comandante de Boeing 737 de Aeroméxico, quien tomará posesión el próximo 4 de agosto.
Como para quien no conoce la luz cualquier foquito es incendio, el que Morineau sea piloto de Aeroméxico y tenga sus propios enfoques parece un rompimiento. Por ello, el propio Carlos expresó su deseo de mandar un mensaje de unidad, en la conciencia de que estos son momentos en que ASPA transita por desafíos históricos. Honrando la tradición democrática y de transparencia, su intención es trabajar por hacerla crecer tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo, lo que implica un enorme reto vistos los embates que ha recibido en los últimos tiempos. Confía en que la actual dirigencia, encabezada por Fernando Perfecto, resolverá satisfactoriamente el problema de Mexicana y Click, aunque está consciente de que él deberá darle seguimiento al tema
raviles_2@prodigy.net.mx
Rosario Avilés | Opinión 2012-03-27 | Hora de creación: 22:48:00| Ultima modificación: 02:40:12
Decía Pitágoras que “el principio de la educación es predicar con el ejemplo”. En estos momentos en que se juega el futuro del país, sería muy importante que la administración de Felipe Calderón meditara estos conceptos y los aplicara de forma general, no sesgada, para resolver todos aquellos asuntos públicos que han calado en la opinión pública.
El pasado martes 20, el Presidente de la República dijo, dirigiéndose a los ministros de la Suprema Corte de Justicia que iban a dirimir el caso Cassez, “¿Justicia qué implica?: La obligación elemental de que quien cometa un delito sea verdaderamente juzgado y castigado y que nunca la interpretación de la ley sea la rendija por donde escape, nuevamente, la impunidad, sino un verdadero instrumento del juzgador para hacer justicia”.
Y todavía añadió: “Justicia es dar a cada quien lo que le corresponde de acuerdo a su propio derecho (…) Justicia para las víctimas de los delitos (…) para una sociedad agraviada y humillada por la impunidad que prevalece en la país…”.
Todavía el día 21 remató: “Un policía o un directivo involucrado con los criminales hace el triple o el cuádruple de daño que un criminal común: ¿por qué? Porque está dentro de lo nuestro…” (sic)
No sabemos si Felipe Calderón lee sus discursos. Pero si lo hiciere (y sus subordinados lo hacen, al menos de vez en cuando) sería de la más elemental justicia que acataran lo que ellos mismos predican. Gastón Azcárraga anda suelto, después de haber defraudado a los trabajadores de la aviación, a quienes birló sus ahorros y su medio de subsistencia, que es una forma sutil pero efectiva de secuestro, tan grave y tan doloso, tan punible o más, que los secuestros perpetrados por los delincuentes comunes a quienes se les sigue proceso. Pero nadie hasta ahora ha tocado al amigo del Presidente y eso, señores funcionarios, se llama impunidad.
¿Y qué con las víctimas de este secuestro, de este fraude monumental donde desaparecieron no cinco o 10 millones de pesos sino 17,000 (SÍ, DIECISIETE MIL MILLONES DE PESOS), unos procedentes de los trabajadores, otros de los usuarios del transporte aéreo, otros de los bancos, otros de las dependencias de gobierno que es una forma de decir que son del pueblo de México, otros de los agentes de viajes, etc.? ¿Quién les hará justicia, Felipe, quién les devolverá sus ahorros, su trabajo, su futuro?
Si hablamos de justicia para las víctimas, el gobierno federal, quien otorgó la concesión, validó a los accionistas de Mexicana y sus triquiñuelas para crear Nuevo Grupo Aeronáutico, permitió el saqueo de la empresa, se hizo de la vista gorda para no requisar a la aerolínea cuando dejó de volar -y eso que la ley se lo permite y hasta se lo exige-, y todos estos meses ha estorbado la recuperación de este patrimonio. Si hablamos de justicia, repetimos, es de elemental justicia que este gobierno le permita a esas víctimas de la impunidad recuperar lo que es suyo.
¿O qué? ¿sólo aquellos casos que se eligen por razones ignoradas son susceptibles de ganar la atención del Presidente? ¿Qué 8,650 trabajadores y sus familias, y miles de viajeros, contribuyentes y usuarios de los bancos y el transporte no merecen justicia?
¿Y qué decir de aquéllos que permitieron el fraude y de los que impiden que se haga justicia? ¿No son esos corruptos que permiten la impunidad de los que —dice el Presidente— hacen el triple o el cuádruple de daño?
¿Qué cuentas le van a dar al pueblo mexicano? ¿Cómo atreverse a pedirle su voto si no predican con el ejemplo?
Lo oí en 123.45: En febrero pasado la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), agrupación que en 54 años de vida jamás ha tenido una elección cuestionada y lleva una vida democrática fuera de serie, eligió nuevo secretario general. Se trata de Carlos Manuel Díaz Chávez Morineau, comandante de Boeing 737 de Aeroméxico, quien tomará posesión el próximo 4 de agosto.
Como para quien no conoce la luz cualquier foquito es incendio, el que Morineau sea piloto de Aeroméxico y tenga sus propios enfoques parece un rompimiento. Por ello, el propio Carlos expresó su deseo de mandar un mensaje de unidad, en la conciencia de que estos son momentos en que ASPA transita por desafíos históricos. Honrando la tradición democrática y de transparencia, su intención es trabajar por hacerla crecer tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo, lo que implica un enorme reto vistos los embates que ha recibido en los últimos tiempos. Confía en que la actual dirigencia, encabezada por Fernando Perfecto, resolverá satisfactoriamente el problema de Mexicana y Click, aunque está consciente de que él deberá darle seguimiento al tema
raviles_2@prodigy.net.mx