¿Y el dinero?
La realidad es que mientras Med Atlántica no aporte los recursos todo será rollo y más rollo en torno a la capitalización de Mexicana de Aviación. No importa que ayer el representante de esa línea aérea se haya reunido con el secretario del Trabajo, Javier Lozano, o se esté construyendo una suerte de campaña de esperanza.
Desde el primer momento hemos señalado en esta columna que el rescate es prácticamente imposible, pues requeriría que el gobierno de Felipe Calderón violara, o por lo menos torciera, la ley y diera apoyos indebidos que no sólo generarían problemas legales, sino de competencia con el resto de las líneas aéreas.
Invertir 300 millones de dólares, total y absolutamente limpios de cualquier sospecha de lavado de dinero o algún ilícito, en un rescate que no tiene garantías, pues muchos acreedores, que no son parte del Concurso Mercantil, podrían descarrilar la operación.
Los sindicatos y algunos grupos de los que piden prebendas para el rescate nuevamente está corriendo la versión de que el gobierno tiene algún interés particular en evitar el regreso de CMA; sin embargo, la realidad es que el gobierno está exigiendo una operación total y absolutamente limpia que garantice la viabilidad de largo plazo.
No hay incentivos para buscar otro camino, puesto que Aeroméxico, Interjet, Volaris y VivaAerobus han cubierto el hueco en la aviación que sigue creciendo no sólo en cuanto a pasajeros transportados sino también en cuanto a rutas.
Ya hace muchos meses hemos señalado en esta columna que el camino correcto es la quiebra para vender los activos en mejores condiciones o venderla como un negocio en marcha, pero sin muchos de los pesos laborales.
Quienes se oponen a la quiebra, que es el paso correcto para entrar a un estadio mucho mejor, son básicamente Gerardo Badín y los empleados de Mexicana; los líderes sindicales y hasta los intereses de Gastón Azcárraga, quien así evade una parte de sus responsabilidades.
El camino más adecuado, incluso para los propios interesados en invertir en la línea aérea, es el proceso de quiebra y a partir de ahí rescatar lo posible.
Excesos verbales
El principal problema que enfrenta la idea de El buen fin es la improvisación y las ganas de colgarse medallas por parte de los líderes de iniciativa privada quienes, en lugar de representar a los empresarios parecerían políticos en campaña deseosos de colgarse medallas y ser una suerte de héroes.
La posición asumida por el secretario del Trabajo, Javier Lozano, en torno al fin tiene que ver con un hecho concreto. Se había llegado al acuerdo de que se haría un anuncio coordinado entre la iniciativa privada y el gobierno cuando todo estuviera listo y perfectamente amarrado.
Sin embargo, la diarrea verbal de líderes como Salomón Presburger, quien parece que abiertamente está en campaña para ser diputado o senador, se convirtió en un freno más a esta iniciativa que, como hemos señalado, tendrá un impacto bastante limitado.
La próxima semana el presidente Felipe Calderón, anunciará un cambio en la forma en que se paga el aguinaldo sólo a los burócratas, que reciben una parte en diciembre y el resto en enero. La intención del gobierno es que se tenga una mayor disposición de gasto hacia finales de año.
Evidentemente no se ha considerado, ni siquiera, que se obligara a la iniciativa privada a cambiar la forma en que se paga el aguinaldo y que está sujeto a la vetusta e inoperante Ley Federal del Trabajo.
Si los líderes de iniciativa privada fueran menos frívolos y más serios, buenas iniciativas tendrían resultados óptimos y no terminarían perdiendo el impacto buscado.
Más peligro
Hay quienes simple y sencillamente no entiende el gravísimo peligro que nuevamente está siendo San Juanico para la población del Estado de México. La operación de Gas y Servicios México, Gas Metropolitano, Bello Gas, Unigás y Gasomático (todas ellas propiedad de los hermanos Tomás y Enrique Zaragoza, así como Eduardo Ramírez) se vuelve particularmente más peligrosa toda vez que aumenta el número de pipas que indebidamente transitan por las extremadamente pobladas colonias de Tlalnepantla.
Boca arriba
Preso de un furor vengativo, que ha sido uno de los peores defectos de carácter del presidente de la Comisión Federal de Competencia, Eduardo Pérez Motta, ahora enfoca sus baterías en contra de la Cofetel, puesto que algunos de los comisionados han opinando que se debería ir a un esquema como el que opera en el mundo donde la autoridad en telecomunicaciones también regula las áreas de competencia de este sector.
Pérez Motta está cambiando. Primero guiaba sus opiniones con base en lo que autocalificaba como la autoridad moral del regulador. Después comenzó a usar como brújula el sonido del su voz de la que, parecía, estaba profundamente enamorado.
Ahora parece que se está dejando guiar por el hígado y sus reacciones, desproporcionadas, tienen mucho más que ver con sus intentos de venganza a quienes se oponen que a una posición inteligente y a favor de la competencia.
Tristemente, autoridades como el secretario de Economía, Bruno Ferrari, no pueden hacer mucho más que mover la cabeza con desesperación ante las medidas que toma la Cofeco que van en contra de la competencia en el país.
2011-11-03 05:00:00
La realidad es que mientras Med Atlántica no aporte los recursos todo será rollo y más rollo en torno a la capitalización de Mexicana de Aviación. No importa que ayer el representante de esa línea aérea se haya reunido con el secretario del Trabajo, Javier Lozano, o se esté construyendo una suerte de campaña de esperanza.
Desde el primer momento hemos señalado en esta columna que el rescate es prácticamente imposible, pues requeriría que el gobierno de Felipe Calderón violara, o por lo menos torciera, la ley y diera apoyos indebidos que no sólo generarían problemas legales, sino de competencia con el resto de las líneas aéreas.
Invertir 300 millones de dólares, total y absolutamente limpios de cualquier sospecha de lavado de dinero o algún ilícito, en un rescate que no tiene garantías, pues muchos acreedores, que no son parte del Concurso Mercantil, podrían descarrilar la operación.
Los sindicatos y algunos grupos de los que piden prebendas para el rescate nuevamente está corriendo la versión de que el gobierno tiene algún interés particular en evitar el regreso de CMA; sin embargo, la realidad es que el gobierno está exigiendo una operación total y absolutamente limpia que garantice la viabilidad de largo plazo.
No hay incentivos para buscar otro camino, puesto que Aeroméxico, Interjet, Volaris y VivaAerobus han cubierto el hueco en la aviación que sigue creciendo no sólo en cuanto a pasajeros transportados sino también en cuanto a rutas.
Ya hace muchos meses hemos señalado en esta columna que el camino correcto es la quiebra para vender los activos en mejores condiciones o venderla como un negocio en marcha, pero sin muchos de los pesos laborales.
Quienes se oponen a la quiebra, que es el paso correcto para entrar a un estadio mucho mejor, son básicamente Gerardo Badín y los empleados de Mexicana; los líderes sindicales y hasta los intereses de Gastón Azcárraga, quien así evade una parte de sus responsabilidades.
El camino más adecuado, incluso para los propios interesados en invertir en la línea aérea, es el proceso de quiebra y a partir de ahí rescatar lo posible.
Excesos verbales
El principal problema que enfrenta la idea de El buen fin es la improvisación y las ganas de colgarse medallas por parte de los líderes de iniciativa privada quienes, en lugar de representar a los empresarios parecerían políticos en campaña deseosos de colgarse medallas y ser una suerte de héroes.
La posición asumida por el secretario del Trabajo, Javier Lozano, en torno al fin tiene que ver con un hecho concreto. Se había llegado al acuerdo de que se haría un anuncio coordinado entre la iniciativa privada y el gobierno cuando todo estuviera listo y perfectamente amarrado.
Sin embargo, la diarrea verbal de líderes como Salomón Presburger, quien parece que abiertamente está en campaña para ser diputado o senador, se convirtió en un freno más a esta iniciativa que, como hemos señalado, tendrá un impacto bastante limitado.
La próxima semana el presidente Felipe Calderón, anunciará un cambio en la forma en que se paga el aguinaldo sólo a los burócratas, que reciben una parte en diciembre y el resto en enero. La intención del gobierno es que se tenga una mayor disposición de gasto hacia finales de año.
Evidentemente no se ha considerado, ni siquiera, que se obligara a la iniciativa privada a cambiar la forma en que se paga el aguinaldo y que está sujeto a la vetusta e inoperante Ley Federal del Trabajo.
Si los líderes de iniciativa privada fueran menos frívolos y más serios, buenas iniciativas tendrían resultados óptimos y no terminarían perdiendo el impacto buscado.
Más peligro
Hay quienes simple y sencillamente no entiende el gravísimo peligro que nuevamente está siendo San Juanico para la población del Estado de México. La operación de Gas y Servicios México, Gas Metropolitano, Bello Gas, Unigás y Gasomático (todas ellas propiedad de los hermanos Tomás y Enrique Zaragoza, así como Eduardo Ramírez) se vuelve particularmente más peligrosa toda vez que aumenta el número de pipas que indebidamente transitan por las extremadamente pobladas colonias de Tlalnepantla.
Boca arriba
Preso de un furor vengativo, que ha sido uno de los peores defectos de carácter del presidente de la Comisión Federal de Competencia, Eduardo Pérez Motta, ahora enfoca sus baterías en contra de la Cofetel, puesto que algunos de los comisionados han opinando que se debería ir a un esquema como el que opera en el mundo donde la autoridad en telecomunicaciones también regula las áreas de competencia de este sector.
Pérez Motta está cambiando. Primero guiaba sus opiniones con base en lo que autocalificaba como la autoridad moral del regulador. Después comenzó a usar como brújula el sonido del su voz de la que, parecía, estaba profundamente enamorado.
Ahora parece que se está dejando guiar por el hígado y sus reacciones, desproporcionadas, tienen mucho más que ver con sus intentos de venganza a quienes se oponen que a una posición inteligente y a favor de la competencia.
Tristemente, autoridades como el secretario de Economía, Bruno Ferrari, no pueden hacer mucho más que mover la cabeza con desesperación ante las medidas que toma la Cofeco que van en contra de la competencia en el país.
2011-11-03 05:00:00